Reseña de Chu

De las páginas de Chew

Si bien es cierto que esta es una historia que se podría disfrutar por sí misma, es altamente recomendable haber leído previamente Chew (recogida ahora en tres volúmenes de lujo por Planeta Cómic). Primero, porque estamos hablando de un spin-off que da por supuesto que el lector llega desde Chew y sus autores no se van a detener en explicar absolutamente todo lo que se debería conocer (aunque explican bastante, la verdad), y segundo porque es una de las mejores series que se pueden encontrar en una tienda de cómics.

Nuestra protagonista, la cibopar Saffron Chu, es hermana del principal protagonista de Chew, el cibópata Tony Chu. Saffron puede meterse en la mente de aquellos con los que come siempre y cuando coma exactamente lo mismo que ellos, mientras que Tony es capaz de obtener impresiones psíquicas de aquello que come. Él es un agente de la ley, un tipo que se enfrentó a una conspiración a nivel mundial con una crisis pandémica de gripe aviar que había cambiado el mundo en el centro de todo. Ella es una criminal. Las cenas familiares son de lo más tenso en esta familia.

En esta ocasión el ámbito de la aventura es más reducido y menos ambicioso. Ya no hablamos de una trama con el destino del mundo como núcleo en la que docenas de personajes con extraños poderes gastronómicos entran y salen continuamente. Ahora hablamos de algo más cercano a Ocean’s Eleven, pero con viajes en el tiempo…

Conspirando para delinquir, por John Layman

La historia comienza como si de una precuela de Chew se tratara, con un Tony al que acaban de asignar como compañero a John Colby. La intervención de este par en la trama será puramente secundaria, como la de cualquier policía en una película de ladrones. A través de Tony tendremos la visión del otro lado de los actos realizados por su hermana, y no irá mucho más allá de eso…

A destacar también sería el hecho de que Tony no será el único pariente que va a tener peso en esta historia. Por una parte tendremos a la hermana gemela de nuestra protagonista, Sage Chu, cuya presencia será poco más que testimonial, y por otra al abuelo Ong Chu, que sí tendrá un peso importante y fundamental en la segunda mitad del tomo.

Y es que al comienzo estaremos ante una trama criminal bastante sencilla, con equipos de ladrones especializados y venganzas provocadas por traiciones, pero pronto desembocaremos en algo mucho más loco con objetos míticos con propiedades realmente alucinantes que llevarán a nuestra protagonista a darse una vuelta por la historia…

Dejando claro que estamos a todas luces ante un producto inferior al original, esta serie es muy divertida, original, altamente disfrutable, con un guion muy trabajado lleno de giros y sorpresas y con unos personajes fascinantes. Estos elementos bastan para tener enganchado al lector de principio a fin, sin darle ni un momento de tregua para bajarse de esta montaña rusa. Realmente el único “pero” que se le puede poner es que llegamos al final sin tener un cierre total, dando la impresión de que la idea era seguir adelante pero los planes se truncaron por la razón que fuera…

En el apartado gráfico tenemos a un gran Dan Boultwood que realiza un estupendo trabajo muy en la línea de lo realizado por Rob Guillory en la serie madre, pero sin llegar a ese nivel de excelencia. Estamos aquí en la misma liga, pero unos puestos más abajo en la clasificación general.

El estilo cartoon y el descaro a la hora de introducir elementos ultraviolentos en estas páginas casan muy bien con tono cómico de este tipo de historia. Además, narrativamente no se le puede achacar ningún problema. Quizás el color pueda resultar demasiado estridente y artificial en ocasiones, pero no es cuestión de ponerse exquisitos…