Con tantos años de aventuras a las espaldas no es raro que, de cuando en cuando, las andanzas de nuestros héroes de la viñeta pasen por revisiones, interpretaciones desde prismas distintos, versiones alternativas o renacimientos que colocan el contador de la continuidad a cero. Autores intrépidos se sumergen en años de estas mitologías modernas para, con mayor o menor fortuna, dar un soplo de aire fresco a esas historias por todos conocidas. Ahora es el turno de las amazonas
LAS RAÍCES DE UNA HEROÍNA
En el caso que nos ocupa es Wonder Woman la que pasa por el remozado de sus orígenes (aunque no es así exactamente, como explicaré a lo largo de la reseña), en manos de la contundente guionista Kelly Sue DeConnick, acompañada de un trío de artistas de primer orden que dotan de preciosismo al incuestionable apartado artístico de Wonder Woman Historia: Las Amazonas.
Los orígenes de la heroína proveniente de Isla Paraíso han sido retocados en alguna ocasión. La clásica historia en la que se le insuflaba vida a partir de una figura de barro derivó con la celebrada etapa de Brian Azzarello y Cliff Chiang en una trama de venganza familiar, donde se descubría como hija biológica del mismísimo Zeus y ,por lo tanto, de sangre divina.
Pero Kelly Sue DeConnick no hace nada con este bagaje de la icónica guerrera amazona, y se traslada a tiempos pasados, antes de su nacimiento. Al momento en el que las diosas, cansadas de los manejos y subterfugios de sus contrapartidas masculinas, deciden tomar cartas en el asunto. Desafiando la ira del mismísimo padre de los dioses, crean una nueva casta de guerreras implacables, dispuestas a proteger a las mujeres de la tierra de los abusos de un mundo de hombres.
LAS AMAZONAS, REINAS DE LA NOCHE
En realidad, esta no es una narración de Wonder Woman. Es la epopeya de Hipólita, su madre, y de cómo se transformó en la reina de la nueva estirpe de luchadoras, punta de lanza de una sociedad distinta a todo, capaz de cosas increíbles, pero también salvajes, para mantener el sueño de la libertad. De ser poco menos que un despojo callejero destinado al sufrimiento a su alzamiento como monarca de las más poderosas guerreras que ha conocido el mundo, Hipólita afronta esa clase de destinos que nutren la ficción.
DeConnick se ha mostrado siempre combativa, y el espíritu de reivindicación del que hace gala a lo largo de su obra encaja a la perfección al contexto mitológico. Moldea tanto el espíritu clásico de la épica como la esencia de cómic de superhéroes, surcando las conexiones entre ambos conceptos para dar sentido a esta propuesta única.
La inteligente medida de los tiempos, los equilibrios entre la construcción de personajes y la acción desatada de poderes cósmicos, se traducen en tres actos con ritmos muy diferentes pero que cohesionan en un todo ejecutado con pericia. DeConnick plasma la fuerza de autora firme en sus convicciones, conocedora de la responsabilidad que es tener en las manos un universo tan complejo como el que gira alrededor de la princesa Diana.
La escritora estadounidense plantea la historia de las amazonas como un tríptico de episodios diferenciados en ejecución e intenciones. De la rebelión de las diosas y la creación de las guerreras, pasamos a la supervivencia entre las sombras para no ser descubiertas y finalizamos con la épica resolución del cruento conflicto contra el iracundo Zeus.
UN ARTE DE ENSUEÑO
Para el viaje, DeConnick se rodea de tres artistas muy distintos, que se amoldan de forma magistral a las exigencias de cada paso en el devenir de Hipólita. Wonder Woman Historia: la Amazonas, es de los cómics más hermosos y audaces que se han publicado en estos años, planteado como un deleite constante para el lector, a base de contrastes entre la belleza y la violencia cruda de ciertos momentos. De la luminosidad alucinógena del primer arco de la trilogía, pasando por la cálida nocturnidad, hasta el fin de ciclo con el espectáculo de luz y trueno que es la batalla final.
Los encargados de tanta identidad gráfica son tres leyendas como Phil Miménez, Gene Ha y Nicola Scott, y el trío ha conseguido plasmar algunas de las mejores páginas de su carrera en esta ambiciosa saga.
Jiménez se encarda de la presentación de conceptos en los primeros pasos de la saga de Hipólita. Reconstruye el universo visual de Wonder Woman, auténtica explosión de color y psicodelia, de fuerte carácter onírico, comunión mágica entre la cadenciosa narrativa de DeConnick, conjunto capaz de hipnotizar por su belleza salvaje. La representaciones de las figuras del Olimpo son majestuosas y terribles, como debe esperarse en este relato. La página se transforma en un laboratorio de experimentación visual y el concepto de viñeta se diluye dentro del caleidoscopio mágico que constituyen las páginas del volumen uno de la aventura.
Mención especial para el diseño de las amazonas, criaturas nacidas para la venganza y el derramamiento de sangre, que poco tienen que ver con las amables guerreras de aspecto clásico que solemos ver en los cómics y películas de la heroína. En esta ocasión, dan miedo, y su aspecto parece extirpado de un ritual pagano o de las escenas de una película de folk horror. El contraste entre la línea dura y sombría de Jiménez con la poesía que rezuma el resultado resulta sobrecogedor.
El segundo tomo viene de la mano serena y experta de Gene Ha, clásico de estilo contrastado, que da lecciones sobre la representación de la figura humana sobre el papel. Resulta menos experimental que Jiménez y sus soluciones son tradicionales en comparación, pero es abrumador el sentido nocturno que da a su episodio, con las amazonas protegidas por el amparo de la noche, ocultas a los ojos de los vengativos dioses. El color de Wesley Wang es clave en el conjunto, y la paleta de colores apagados acrecienta la sensación de silencio en lo profundo del bosque, de crepitar de hogueras y susurros en las sombras.
En el colofón de la odisea de Hipólita encontramos a Nicola Scott, que aporta luminosidad y épica a la batalla entre los dioses y las amazonas. Con todas las de perder en su confrontación, las guerreras mitológicas están dispuestas a morir matando, y la artista australiana sigue la estela de Gene Ha en el anterior tomo, basada en poderosas presencias físicas y un manejo magistral de la página para que el ritmo no decaiga. Scott firma un trabajo espectacular, también bastante clásico si tenemos en cuenta la rompedora apuesta de Jiménez (seguro que ya habéis notado que su aporte gráfico es mi favorito de entre los tres artistas).
DeConnick no cambia nada pero al mismo tiempo riega la idiosincrasia de Wonder Woman con toneladas de detalles que dan fuerza a la constante presencia de las amazonas. Es una historia de superación, de dolor, de pérdida, de como incluso en las victorias puede haber amargas derrotas, y viceversa. De fe y esperanza, de sacrificio y, por supuesto de poderosa reivindicación femenina. La reputada guionista y sus tres escuderos han conseguido plasmar todo lo enorme de Wonder Woman sin que la propia Diana sea centro de atención, extendiendo el ya rico universo de Themyscira.
Sin duda, una de las mejores historias jamás planteadas acerca de esta mitología, por su impacto visual y por la sinceridad con la que DeConnick afronta el mito.
Wonder Woman Historia: las Amazonas, ha sido publicado en tres volúmenes por ECC bajo su etiqueta Black Label. Esto supone tres entregas en formato álbum, bastante parecido a las publicaciones europeas, de calidad bastante notable en la edición. Cada tomo contiene 72 páginas a todo color al precio de 14,95 euros, y los podrás encontrar en tu librería favorita.