Pues sí. Ya en el título os pongo un par de spoilers, si es que pueden llamarse así: viajes en el tiempo y diferentes universos ¿Sorpresa? Para nada ¿verdad? Pues vamos con la crítica, sin spoilers, de Flash (The Flash, 2023).
Y este es el principal problema de Flash, la última película del Universo Cinematográfico de DC, que no sorprende (más allá de algunos guiños divertidos e interesantes). La película es una mezcla de buenas ideas con otras demasiado alocadas, de tensión dramática bien llevada con humor infantiloide, magníficos efectos visuales junto a otros más… digamos discutibles. Pero el resultado final es entretenido y más que aceptable.
Los mundos chocan en “Flash” cuando Barry utiliza sus superpoderes para viajar en el tiempo y cambiar los acontecimientos del pasado. Barry intenta salvar a su familia pero sin saberlo altera el futuro y queda atrapado en una realidad en la que el general Zod ha regresado y amenaza con la aniquilación, pero en la que no hay Superhéroes a los que recurrir.
En última instancia, para salvar el mundo en el que se encuentra y regresar al futuro que conoce, la única esperanza de Barry es luchar por seguir vivo. Pero ¿este último sacrificio será suficiente para reiniciar el universo?
Flash o el reinicio del Universo Cinematográfico DC
Todos conocemos los problemas (externos) que han tenido las películas de Warner/DC. Ahora tenemos aquí la que podría ser su salvación a modo de reinicio…. Con permiso de James Gunn, claro.
Y es que esta película es ideal para solucionar todos los problemas. Con el cómic de Geoff Johns y Andy Kubert, Flashpoint (por cierto, este cómic lo tenéis disponible en una edición económica en DC Pocket de ECC, os lo recomiendo) en mente (solo en mente), Barry viaja en el tiempo y esto, inevitablemente, creará una (o varias) paradojas que tendrán resultados inesperados para nuestro protagonista. Al fin y al cabo, Barry es fan de Regreso al Futuro y sabe que los viajes en el tiempo nunca salen mal ¿no?
El caso es que tenemos ante nosotros una interesante película de acción, bien dirigida por Andy Muschietti (Mamá, It), con una trama que, a pesar de paradojas y doppelgangers varios, no está demasiado entrelazada (cual plato de spaghettis) y se entiende bastante bien.
No, el problema de Flash no viene ni de la dirección ni de la interpretación de su absoluto protagonista, Ezra Miller. No. El problema viene de varios lados, tanto internos como externos de la película.
En cuanto a los internos, nos encontramos con una historia demasiado manida. Aunque le guion (obra de Christina Hodson y Joby Harold) es coherente, está lleno de actos demasiado previsibles. Las principales “sorpresas” carecen de interés precisamente porque no sorprenden (excepto algún cameo que hará esbozar una sonrisa a más de uno), están “telegrafiadas” desde el minuto uno y casi podía decirse que son algo artificiales, con el único (y excesivamente visible) objetivo de epatar al aficionado (entre los que me hallo) al más puro estilo fan-service, pero sin valor real en la trama o en la narración.
Otro problema (interno, recordemos) son los “personajes invitados”. Si no has querido ver el tráiler o los nombres en IMDB procuraré no nombrarlos aquí, aunque me parece difícil que no hayas visto ninguna fotografía.
Los “invitados” a esta obra (hablo de los dos principales, no de los cameos) son carismáticos y están bien escritos… pero son completamente prescindibles en la trama (a pesar del destino ineludible de uno de ellos). Digamos que “pasaban por allí” y poco más. Entiendo (porque no dejo de ser un fan) que podamos disfrutar con la presencia de los dos compañeros de Flash, pero si lo miras fríamente seguro que estarás de acuerdo conmigo. No sobran, no molestan en absoluto, pero desde luego no son necesarios para el desarrollo de la historia.
Sin embargo, lo que sí está bien hecho es que al traer a uno de estos dos compañeros superhéroes del pasado (de uno de los pasados), han sabido reescribirlo y darle un carácter nuevo que, aunque casa con el que ya conocíamos, es un personaje fresco y no simplemente un calco de aquel que vimos años ha.
La otra compañera tiene mucho menos tiempo en pantalla y está tan bien escrita que vemos cómo se desarrolla su personaje en apenas unos minutos, de una forma magistral que ya quisieran muchos otros.
Y, claro, debo volver a Flash, a Ezra Miller. Fuera de sus comportamientos en la vida real, en pantalla es un gran profesional. Aquí, el tener que interpretar a dos Barry Allen le permite mostrar sus dotes de interpretación y sus dos versiones del personaje son absolutamente creíbles, con matices claros tanto en su actuación física como en su tono de voz.
Al principio, el “otro” Barry es una parodia. Por sus tics, su lenguaje corporal y su forma de ser recuerda enormemente a Jerry Lewis, pero pronto este personaje va evolucionando y madurando de una forma coherente (aunque demasiado visible), Sin duda, Ezra Miller es lo mejor de la película, y las mejores escenas son en las que tenemos la interactuación de los dos Barry, llegando incluso a olvidar que es el mismo actor.
De los secundarios poco que decir excepto que aprovechan que la madre la interpreta una actriz española (Maribel Verdú) para resaltar el lado hispano de Barry, enfatizado con algunas expresiones en español y con unas cuantas canciones en nuestro idioma.
¿Y el multiverso? Pues no tan “multi” como debería y, desde luego, adolece de unos efectos visuales que aunque creo que son deficitarios por voluntad del director (es mi opinión), lo cierto es que “nos saca” de la película, cuando habría sido tan fácil como utilizar imágenes de archivo (en la mayoría de los casos) o esforzarse por mejorar los resultados técnicos (repito, creo que esta “deficiencia” ha sido premeditada).
Eso sí, son pequeñas ventanas a lo que podíamos ver (o haber visto) en el Universo DC en pantalla (¡será por personajes y tramas en DC!). Pero hay otras películas, incluso muy recientes, que han sabido aprovechar mejor el concepto de multiverso.
En resumen, es una película que se queda en una zona media, templada, con varios aspectos muy interesantes y algunos otros que bajan la nota. Es disfrutable pese a su duración (2 horas y 24 minutos… más una escena poscréditos) y pasaremos un rato entretenido, entrecerrando los ojos frente a algunos efectos visuales pero, en definitiva, disfrutándola. Y con un cierto sentimiento de nostalgia de lo que pudo ser y (seguramente) no será.