Por fin llega a nuestras pantallas (en unos días, es cierto) la última aventura de Indy: Indiana Jones y el Dial del Destino. Vamos a ver (sin spoilers, por supuesto) qué nos trae el viejo Indy
Estamos en 1969 e Indiana Jones está listo para dejarlo todo. Después de pasar más de una década enseñando en el Hunter College de Nueva York, el prestigioso profesor de arqueología se prepara para retirarse a su modesto apartamento donde ahora vive solo. Pero todo cambia después de una visita sorpresa de su ahijada Helena Shaw (Phoebe Waller-Bridge) que busca un extraño artefacto que su padre confió a Indy años antes: el tristemente famoso Dial de Arquímedes, un dispositivo que supuestamente tiene el poder de localizar fisuras en el tiempo.
Indiana Jones en busca de su destino
Con la prometedora dirección de James Mangold (a quien debemos En la cuerda floja, Le Mans ’66 y, sobre todo, Logan), volvemos a tener en pantalla a uno de los héroes de acción más queridos por los espectadores.
Tenemos un prólogo ambientado en 1944 en el que un Indy más joven lucha contra los enemigos nazis (la misma estructura de Indiana Jones y la última cruzada, 1989) que nos retrotae a todo lo que nos gusta de Indiana Jones. Por supuesto, uno de los aspectos más complicados de esta secuencia tan compleja exigía reducir la edad de Ford, que entonces tenía 79 años, para que pareciera tener 37 años, algo que han resuelto técnicamente de una manera admirable. Es cierto que la mayoría de la secuencia ocurre de noche y entre sombras, pero el resultado es que nos creemos a este Indy más joven.
Esto se debe a que ha sido realizado por ILM (Industrial Light & Magic) lo que implica dos cosas: una es que tienen la mejor tecnología y los mejores profesionales. El supervisor de efectos visuales ha sido Andrew Whitehurst (Ex Machina, Hellboy II: El ejército dorado) y el software ILM FaceSwap. Pero, además, el hecho de que fuera hecho por ILM, facilitó el acceso al archivo de Lucasfilm donde hay material gráfico de Harrison Ford desde sus inicios en Indiana Jones o Star Wars.
Tras este prólogo entramos en materia y en trama principal de Indiana Jones y el Dial del Destino, con un doctor Jones que está lo más lejos posible de Indy: un arqueólogo y profesor arruinado, frustrado con su carrera y su vida y en su último día de trabajo antes de jubilarse. Pero las circunstancias le llevan a vivir una gran aventura y lo que el director y los guionistas quieren es que los espectadores sintamos la misma euforia del protagonista cuando vuelve a ponerse su sombrero.
La película da un salto en el tiempo hasta agosto de 1969, en pleno desfile en Manhattan para recibir a Armstrong, Aldrin y Collins y celebrar con ellos el éxito de la misión del Apolo 11 a la luna. Y casi de manera subconsciente, los espectadores captamos cómo ha cambiado el mundo de Indy.
Y no solo por el escenario y la edad de nuestro protagonista, sino también gracias a métodos más sutiles como el cambio de paleta utilizada, más apagada según nos alejamos del desfile: la escala, los colores, todos los personajes que vemos entre la multitud… De esta forma consiguen crear un contraste enorme entre la secuencia del Indy jubilado y la de Indy inmerso (a su pesar) en una nueva aventura, volviendo a situarnos a los espectadores donde debemos estar, tanto cronológica como emocionalmente.
Y ya que comenzamos en la senectud del protagonista, es lógico que la película trate sobre el tiempo, sobre las oportunidades perdidas, las decisiones que se han tomado y los errores irrevocables que hemos cometido en el pasado.
A partir de aquí, la película apenas nos dará respiro, como en los buenos tiempos de Indy: carreras, persecuciones, disparos… El ritmo de la película es el que esperamos de este tipo de cine: nos mantendrá anclados en la butaca y abstraídos del mundo exterior durante las dos horas y media que dura la película, así que buen trabajo.
Indiana Jones y el Dial del Destino: el reparto
Para dar la réplica a Indy tenemos a Phoebe Waller-Bridge, la guionista y actriz protagonista de Fleabag y que también hace del droide activista L3-37 en Han Solo: Una historia de Star Wars.
Para el papel de Jürgen Voller, los realizadores eligieron al actor danés Mads Mikkelsen, conocido por su trabajo en Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore, Rogue One: Una historia de Star Wars, Dr. Strange (Doctor Extraño), Casino Royale, sin contar con su magnético Hannibal Lecter. Estaba claro que dada la apariencia y la forma de actuar de Mikkelsen, su papel (el enemigo de Indy) no podía ser el típico nazi extrovertido y exagerado, sino que nos regala una actuación muy comedida y fría, como suele hacer este actor. Es un científico y, como tal, es muy pragmático y frío en sus reacciones.
Entre los secundarios, que tanto colorido dan a las aventuras de Indiana Jones, encontramos a Antonio Banderas, que interpreta a un marinero llamado Renaldo; John Rhys-Davies no podía faltar, retomando su característico papel de Sallah, el compañero de siempre de Indy; y como en otras aventuras anteriores, tenemos la presencia de un niño (adolescente más bien), Teddy, que interpreta el actor francés Ethann Isidore.
Y he dejado para el final al protagonista. Aunque muchos que me conocen ya estarán cansados de escucharme decirlo, lo diré por aquí una vez también: en una entrevista que le hizo Rosa Montero durante el rodaje de Indiana Jones y el Templo Maldito (1984, recordemos), Harrison Ford afirmaba que ya estaba mayor para este tipo de películas. Hace 39 años de eso y dos películas más. Pero a pesar de que lo han intentado, es casi imposible separar al personaje del actor.
El problema es (como ya ocurriera ¡hace ya 15 años!) que, como afirma Jez Butterworth, uno de los guionistas, “cuentas con el mismo actor que estaba interpretando al personaje a los treinta y tantos años y que ahora lo hace cerca de los ochenta” así que el objetivo de esta película es “explotar la idea de que lo que sucede al final de las historias de las personas puede ser tan fascinante como lo que sucede al principio de esas mismas historias”.
Por eso, muy acertadamente, no han evitado el hecho de que Indy haya envejecido: Este Indiana Jones que vemos ahora es el resultado de las experiencias que hemos vivido con él a lo largo de sus películas anteriores (¿y de su serie?).
Desde su primera aparición, Ford se hizo con el personaje: su carisma, su sonrisa cómplice y pícara en los momentos oportunos, su heroicidad (cabezonería más bien) mezclada con fragilidad, dieron lugar a un héroe de acción entrañable y encantador que escapaba de peligros aparentemente insalvables gracias a una mezcla de ingenio y mucha, mucha suerte.
Harrison Ford está genial, de nuevo, en el papel de Indiana Jones. Ahora, al recorrer su última aventura, vemos que el actor sigue “llevando dentro de sí” al personaje, que juntos son todo lo que queremos ver. Sigue siendo ese personaje tan cercano a Han Solo: bueno en el fondo pero egoísta, gruñón, cobarde a veces, valiente otras… un ser lleno de contradicciones y tal vez por eso tan querido por el público. Además, en esta película, al aceptar plenamente la edad del personaje, le han dado un toque aun más humano y cercano.
Jones está frustrado con su vida personal y nada contento con la profesional, lo que le hace ser más cínico aun de lo que era. Pero esto no es sino un (excelente) recurso narrativo similar al que citaba al principio: nos presenta al personaje lo más lejos posible del Indy que esperamos, que queremos ver (que vemos en el prólogo) para, a continuación, emocionarnos cuando coge su sombrero y “cabalga” hacia la aventura. A pesar de los años, a pesar de los achaques. Es una especie de reivindicación del héroe de la vieja escuela (a caballo) frente al mundo moderno y más frío (el enemigo le persigue en moto).
Pero no debemos olvidar que Indy es, ante todo, un arqueólogo. De ahí que aparezca el MacGuffin de la historia, el Dial de Arquímedes (inspirado en un artefacto real, el mecanismo de Anticitera), otro símbolo más de esa confrontación entre el pasado y el presente, ya que es un artefacto matemático de la Grecia antigua (supuestamente fabricado por Arquímedes) pero considerado como el ejemplo más antiguo de un ordenador analógico. Ahora este Indy pasa de perseguir objetos sagrados (el Arca, las piedras de Sankara, el Santo Grial) a uno plenamente científico.
Además tendremos objetos como la Lanza de Longino o Lanza del Destino, que se cree que es el arma que atravesó el costado de un Jesús crucificado en el Gólgota, o las Joyas Imperiales del Sacro Imperio Romano Germánico, que fueron robadas en 1938, todo para envolver a Indy en ese ambiente arqueológico-mítico que tanto nos gusta y en el que, como a nuestro héroe, nos encantaría detenernos para analizar cada uno de los objetos.
En cuanto a la música, John Williams, vuelve a la franquicia de Indiana Jones, componiendo la música de Indiana Jones y el Dial del Destino como lo hizo en cada entrega de la serie. Aunque al principio Williams solo accedió a escribir algunos temas para la nueva película, una vez que empezó a componer las piezas individuales, enseguida decidió escribir la música de toda la película, como el tema para Helena con la participación de la violinista Anne-Sophie Mutter, con toques musicales que recuerdan a los años 30 o 40 (de acuerdo con lo que el director quiere reflejar de este personaje)… Sin embargo, son los temas más conocidos de Indiana Jones los que nos harán emocionarnos de nuevo.
Y eso es lo que encontraremos en Indiana Jones y el Dial del Destino. Nos encanta Indiana Jones porque nos gustan las películas de aventuras sin demasiadas pretensiones, las películas que simplemente nos quieren hacer pasar un buen rato, entretenidos. Son películas divertidas, con una enorme concatenación de acontecimientos que nos llevarán por varios lugares del mundo sin apenas darnos cuenta del tiempo que pasamos frente a la pantalla. Ni más, ni menos.
Dirigida por James Mangold, y con guion de Jez Butterworth y John-Henry Butterworth, David Koepp y el propio James Mangold, Indiana Jones y el Dial del Destino está protagonizada por Harrison Ford, Phoebe Waller-Bridge, Antonio Banderas, Karen Allen, John Rhys-Davies, Shaunette Renée Wilson, Thomas Kretschmann, Toby Jones, Boyd Holbrook, Olivier Richters, Ethann Isidore y Mads Mikkelsen.
Indiana Jones y el Dial del Destino se estrena en cines el 28 de junio de 2023.
