La trilogía animada original de La Sirenita de Disney.
La Sirenita (1 – 3)
La Sirenita (1837) es un famoso cuento de hadas escrito por Hans Christian Andersen, que, con el correr de los años, ha contado con numerosas adaptaciones, siendo una de las más famosas la trilogía llevada a cabo por la factoría Disney entre 1989 y 2008. Aprovechando que, en la actualidad, se encuentra en los cines una versión live-action del personaje, es el mejor momento para hacer un repaso de las tres películas mencionadas anteriormente. Sin embargo, en lugar de seguir el orden en que las películas fueron estrenadas, analizaremos la saga siguiendo la cronología del personaje, tal y como se puede comprobar si se continua leyendo este artículo.
El origen de la Sirenita (2008)
Bajo la dirección de Peggy Holmes, esta película, de 77 minutos de duración, fue la última que se rodó de la saga, pero transcurre antes que las otras dos, ya que, como su propio nombre indica, nos narra los orígenes de La Sirenita. Al principio podemos escuchar este prólogo, de boca del cangrejo Sebastián, en el que un ataque pirata y una caja de música cambiaron la vida del rey Tritón y su familia para siempre.
El mundo exterior es un lugar maravilloso, pero todo el mundo sabe que la auténtica magia está bajo el mar, donde el agua es transparente, los peces nadan libres y los seres del mar habitan en el bello reino de Atlántica.
El rey Tritón gobernaba los mares con mano justa y con gran corazón. A nadie le gustaba más la música que a la querida esposa de Tritón: La reina Atenea. Ella y sus siete princesitas colmaban su vida de alegría y de canciones.
Ay, sí, el rey amaba a su reina y aprovechaba cualquier oportunidad para demostrárselo. Cangrejos, era una época mágica. La alegría de cantar inundaba la vida de Atlántica. Pero, incluso los días más radiantes se pueden oscurecer por una dura tempestad imprevista.
En medio del terrible caos, la reina Atenea sufrió un accidente. Cada nota de esa linda melodía acentuaba la agonia del rey. No soportaba oírla. Desde ese momento, el corazón del rey se sumió en la sombra y la música fue prohibida en Atlántica para siempre.
Diez años después, Atlántica seguía siendo igual, pero algunas cosas sí habían cambiado.
Ariel es una sirena que solo piensa en pasárselo bien, pese a que lleva una vida estricta y llena de reglas, bajo las órdenes de su padre, el monarca de Atlántica, y su tutora, Marina del Rey, que solo piensa en quitarle al cangrejo Sebastián su cargo como ayudante personal de Tritón. Mientras tanto, la mente de Ariel gira en torno de encontrar la forma de burlar las normas para escuchar música y bailar, pese a que esté totalmente prohibido.
Como toda película de Disney que se precie de serlo, El origen de la Sirenita contiene temas musicales, aunque, por supuesto, no tan conocidos como los del filme original, entre los que podemos destacar Cantaré.
Por norma general, las películas de Disney protagonizadas por princesas suelen contar con una historia de amor entre la protagonista y un príncipe. Sin embargo, en el caso de La Sirenita, teniendo en cuenta que eso es lo que sucede en la trama original, esta precuela no tiene más remedio que sustituir dicha situación por una complicada relación paterno-filial.
También merece mención aparte el caso de la villana, ya que, aunque se muestra realmente despiadada en algunos momentos del filme, no hay nivel de comparación con Úrsula, además de que su verdadero enemigo no es tanto Ariel como Sebastián, sobre si todo si tenemos en cuenta que después de letrero de “Fin“, pero antes de los títulos de crédito, Marina del Rey da muestras de redención.
La voz en off de Sebastián vuelve a oírse al final del filme, con las siguientes reflexiones:
Sí, Ariel volvió a casa y la vida siguió exactamente como era antes. Bueno, no volvió a ser exactamente igual
Y así fue como el rey y una princesa lograron que su familia recobrase la vida. Y, después de diez años, el amor y la música por fin regresaron al reino de Atlántica.
Aunque las precuelas y secuelas que se hacen de los clásicos de Disney no suelen estar a la altura del filme original, ya que ni siquiera son estrenadas en el cine, lo mínimo que se les puede pedir es que resulten entretenidas y no caigan en errores de continuidad. En ambos casos, El origen de la Sirenita aprueba con nota.
La Sirenita (1989)
Bajo la dirección de Ron Clements y John Musker, esta película, de 83 minutos de duración, pese a ir cronológicamente en segundo lugar, fue la primera en rodarse y la que plantó la semilla para que Disney contase con su propia franquicia cinematográfica de La Sirenita.
Ariel está obsesionada con el mundo de la superficie, pese a la prohibición de su padre de ir a visitarlo. Sin embargo, cuando la sirena salva al príncipe Eric, que ha sido víctima de un naufragio, de morir ahogado, y se enamora de él, su interés por los habitantes de la superficie no hace más que aumentar. La malvada bruja Úrsula, que quiere vengarse de Tritón, por haberla expulsado del palacio, engaña a Ariel y le concede un par de piernas para que enamore al príncipe, pero privada de su encantadora voz. Si no logra que él la bese en un plazo de tres días, se convertirá en pólipo cautivo en la guarida de Úrsula para siempre.
Dado que la película tuvo una secuela, es evidente que no termina igual que el relato original de Hans Chrsitian Andersen, pero ya estamos acostumbrados a que Disney coja cuentos clásicos y dulcifique los finales que considere que pueden llegar a resultar algo traumáticos para la infancia.
Como ya hemos comentado en el apartado anterior, que la película contenga temas musicales es algo ineludible de cualquier película de Disney, por lo que La Sirenita no iba a ser menos. Además, al tratarse del filme original, sus canciones son mucho más conocidas, como es el caso del tema Bajo el mar.
Otra costumbre de las películas de Disney es la de hacer guiños entre los protagonistas de sus películas, algunos más verosímiles que otros. Precisamente, en este filme sucede uno de los menos congruentes, ya que, si se miran con detenimiento las escenas iniciales del largometraje, se puede ver a Mickey, a Donald y a Goofy caminando por el fondo del mar, junto a las especies marinas, sin que se explique en ningún momento cómo es posible que puedan respirar bajo el agua.
Sin lugar a dudas, La Sirenita es uno de los clásicos de Disney más recordados por los seguidores de la compañía del ratón, además de que nunca pasa de moda, como demuestra el hecho de que muchos años después se llevara a cabo el rodaje de dos secuelas.
La Sirenita II: Regreso al mar (2000)
En esta ocasión, Jim Kammerud y Brian Smith se encargan de la dirección de esta película, de 75 minutos de duración, situada cronológicamente como la tercera entrega de la saga, aunqe fuese rodada antes de El origen de la Sirenita.
La malvada bruja Morgana pretende vengarse por la muerte de su hermana Úrsula, lo que hace que Ariel tome la determinación de que su hija Melody no conozca sus orígenes, evitando así que se convierta en una víctima de las represalias que pueda estar maquinando Morgana. El problema es que, como una digna hija de su madre, la pequeña Melody se siente atraída por el océano.
Si algo distingue a Ariel del resto de princesas Disney es el hecho de ser la única a la que, hasta la fecha, hemos visto convertirse en madre, aunque dada la costumbre de la compañía de hacer secuelas de sus clásicos, no debería sorprendernos si se convierte en la primera de una larga lista.
Por otro lado, aunque Ariel sea la protagonista de la saga, en esta tercera entrega es una mujer casada, además de madre, por lo que no parece correcto seguir llamándola por el diminutivo. Es por ese motivo que, en esta tercera entrega, la que lleva la voz cantante es su pequeña hija Melody, mientras que Ariel se mantiene en un discreto segundo plano.
Al igual que las otras dos películas de la saga, La Sirenita II también cuenta con el repertorio de temas musicales que todo largometraje de Disney debe poseer, entre los que podemos destacar Parte de él.
Aunque no existen dudas de que Morgana es una villana mucho más imponente que Marina del Rey, no logra estar a la altura de Úrsula, pero eso no impide que La Sirenita II sea una digna sucesora de la película original, algo que no se puede decir de todas las secuelas del cine clásico.
