Crítica de las cuatro primeras películas de Indiana Jones
Indiana Jones es el personaje principal de una franquicia homónima, ideada por George Lucas y producida por Lucasfilm, cuyo argumento sigue las aventuras de un profesor universitario de arqueología que no duda en embarcarse en cualquier aventura que involucre la búsqueda de alguna reliquia del pasado.
Aunque sus andanzas han sido adaptadas a diversos medios, como series de televisión, novelas, videojuegos y cómics, no cabe duda de que el cine es el medio por el que este personaje es más conocido, sobre todo gracias a la magistral interpretación de Harrison Ford. Por ello, aprovechando que Indiana Jones y el Dial del Destino acaba de aterrizar en los cines, es un buen momento para repasar y analizar la cuatro películas anteriores de este singular arqueólogo, aunque no lo haremos tal y como fueron rodadas sino siguiendo el orden cronológico de la historia.
Indiana Jones y el templo maldito (1984)
Bajo la dirección de Steven Spielberg, esta película, de casi dos horas de duración, está protagonizada por Harrison Ford (como Indiana Jones), Kate Capshaw (en el papel de Wihelmina “Willie” Scott), Amrish Puri (que interpreta a Mola Ram), Jonathan Ke Quan (que encarna a Tapón), Roshan Shet (que se mete en la piel de Chattar Lal), Philip Stone (que hace del capitán Philip Blumburtt), Roy Chiao (que se convierte en Lao Che), David Yip (que se transforma en Wu Han), Raj Singh (como Zalim Singh) y D. R. Nanayakkara (en el papel del Chamán). Steven Spielberg, los productores George Lucas, Kahtleen Kennedy y Frank Marshall, así como el actor Dan Aykroyd hacen breves cameos en el filme.
Mientras huyen de Lao Che y sus hombres, Indiana Jones, su amigo Tapón y la cantante Willie Scott, de manera accidental, llegan a la aldea india Maypore, cuyos habitantes piden ayuda al arqueólogo para recuperar la piedra sagrada que les han robado, ocasionando todo tipo de desgracias, y que se encuentra custodiada en el Palacio de Pankot.
Una seña de identidad que se repite en todas las películas de la saga de Indiana Jones es la de enlazar la montañita del logo de la Paramount, que ejerce como productora y distribuidora de la franquicia, con un elemento de la primera escena de cada filme.
Aunque esta fue la segunda película que se estrenó de Indiana Jones, en realidad se trata de una precuela, ya que los acontecimientos que tienen lugar en el filme suceden en 1935, un año antes de los hechos que transcurren en la película En busca del arca perdida, pues ya sabemos lo que le gusta a George Lucas jugar a las precuelas y las secuelas con sus franquicias. Según parece, el motivo fue que, si seguían adelante, se plantarían en la Segunda Guerra Mundial, con lo que los nazis volverían a ser los malos del filme, algo que podría considerarse repetitivo.
Por cierto, si alguna vez te has preguntado por los nombres de los tres personajes principales de esta película, cabe destacar que pertenecen a tres perros: Willie era el de Steven Spielberg, Indiana el de George Lucas y Tapón el de otro miembro del filme.
Uno de los datos más curiosos de esta entrega es que la actriz Kate Capshaw, que se pasa la mayor parte de la película gritando, reconoce que no sabía hacerlo y que fue el propio Steven Spielberg quien tuvo que enseñarla, algo que debió unirlos lo suficiente como para acabar pasando por el altar y continuar casados a día de hoy.
Al principio de la película, que comienza con una canción del musical Anything Goes (1934), porque a Harrison Ford le apetecía participar en un proyecto de dicha categoría, el protagonista viste un traje blanco como un guiño de George Lucas a James Bond, de cuyos filmes se consideraba un gran fan.
Si se presta atención, al principio de la película, se puede ver que el club donde sucede la acción inicial se llama Obi Wan, lo que, sin lugar a dudas, es un guiño de George Lucas a su otra exitosa franquicia.
Sin embargo, si algo hace inolvidables a las películas de Indiana Jones son los peligros que corre el protagonista, como en la escena del puente colgante, que se trata de nada menos que una estructura de acero, de casi noventa metros de longitud suspendida a cuarenta y cinco metros de altura. Se necesitaron ocho cámaras, muñecos que pudieran pasar por personas y cuatro cargas explosivas para hacer creíble dicha escena. Sin embargo los cocodrilos del río no fueron añadidos hasta un año después.
Tanto en esta película, como en el resto de la franquicia de Indiana Jones, el equipo de rodaje tuvo que viajar a diferentes partes del globo por exigencia del guion, pese a que el lugar en el que se suponía que tenía lugar la acción no siempre coincidía con la realidad.
Indiana Jones y el tempo maldito ganó un Premio Óscar a los mejores efectos visuales, mientras que su música fue nominada a mejor banda sonora. La película también se alzó con un BAFTA por los efectos especiales, aunque el director de fotografía y los encargados de los efectos de sonido también optaron a dicho galardón. Steven Spielberg, los guionistas del largometraje, Harrison Ford, Jonathan Ke Quan, el encargado del vestuario y el diseñador de maquillaje también se quedaron a las puertas en los Premios Saturn de cine de fantasía, así como la propia película, que perdió frente a Los Cazafantasmas (1984).
En busca del arca perdida (1981)
Con Steven Spielberg sentado en la silla del director, esta película, de casi dos horas de duración, cuenta en su reparto con Harrison Ford (como Indiana Jones), Karen Allen (en el papel de Marion Ravenwood), Paul Freeman (que interpreta a Rene Belloq), Ronald Lacey (que encarna a Ronald Toht), John Rhys-Davies (que se mete en la piel de Sallah), Denholm Elliot (que hace del doctor Marcus Brody), Wolf Kahler (que se convierte en el coronel Dietrich) y Alfred Molina (que se transforma en Satipo).
Indiana Jones es contratado para encontrar el Arca de la Alianza antes de que los nazis se hagan con ella. Su antigua novia Marion Ravenwood y el doctor Marcus Brody le ayudan en la misión.
Aunque fue la primera película que se rodó del personaje, lo que justifica que, originalmente, el nombre del protagonista no apareciera en el título, ya que aún no se sabía si iba a tener el éxito suficiente como para justificar el rodaje de la saga, En busca del arca perdida ocupa el segundo lugar en el orden cronológico, como ya hemos explicado antes.
Una de las escenas de esta película que ha pasado a la historia es aquella en la que Indiana Jones mata de un disparo a un enemigo armado con una espada, la cual, en realidad, iba a ser muy diferente y mostraría una salida más digna por parte del arqueólogo, pero tuvo que ser replanteada debido a que el equipo de rodaje no se encontraba bien ese día, por culpa de una intoxicación culinaria, y fue el propio Harrison Ford quien dio con la forma de terminar la toma lo antes posible.
Menos notable, pero igualmente curioso, es el detalle de algunas imágenes de C3PO y R2D2 que aparecen rodeadas de grabados egipcios, otro de los guiños a Star Wars de George Lucas.
Aquí también contamos con situaciones peligrosas, como en la escena en la que Indiana Jones huye de una gigantesca piedra (que, en realidad, es fibra de vidrio de más de seis metro de diámetro) o la del Pozo de la Almas, en la que se utilizaron más de siete mil serpientes, de las que una pitón llegó a picar al asistente de dirección. Algo similar le hubiera pasado a Harrison Ford si no hubieran puesto un cristal entre él y los reptiles, ya que una cobra trata de lanzarle su veneno en diferentes momentos de dicha escena.
También conviene mencionar el momento en el que Indiana Jones está a punto de ser atropellado por un coche, como homenaje a la película La diligencia (1939), que tardó ocho semanas en rodarse y que fue casi al completo interpretado por el propio Harrison Ford, excepto en los momento de mayor peligrosidad.
De los veintiún galardones a los que estuvo nominada la película, se llevó los Premios Óscar de mejor dirección de arte, mejores efectos visuales, mejor edicción de sonido, mejor sonido y reconocimiento especial a Ben Burtt y Richard L. Anderson; los Saturn a mejor actor, mejor actriz, mejor director, mejor película de fantasía y mejor música; el BAFTA a mejor diseño de producción, el Boston Society of Film Critics al mejor director: el Hugo a la mejor presentación dramática y el Grammy a la mejor banda sonora escrita para una película.
Indiana Jones y la última cruzada (1989)
Steven Spielberg se sienta de nuevo en la silla del director en esta película, de poco más de dos horas de duración, en la que Harrison Ford vuelve a ser el protagonista (como Indiana Jones), junto a Sean Connery (en el papel de Henry Jones), Alison Doody (que interpreta a la doctora Elsa Schneider), Denholm Elliott (que, nuevamente, encarna a Marcus Brody), John Rhys-Davies (que vuelve a meterse en la piel de Sallah), Julian Glover (que hace de Walter Donovan), Michael Byrne (que se convierte en el coronel Vogel), Kevork Malikyan (que se transforma en Kazim) y Robert Eddison (como el Caballero del Grial).
Junto a ellos destacan Michael Sheard (en el papel de Adolf Hitler) y River Phoenix (que encarna a una joven versión de Indiana Jones).
Indiana Jones viaja a Venecia, acompañado de Marcus Brody, para descubrir el paradero de su padre que desapareció mientras buscaba el Santo Grial.
Esta película destaca por diversas peculiaridades, como que parte fuese rodada en Almería, el hecho de que, en esta ocasión, Harrison Ford comparta protagonismo con otro actor de categoría como lo fue Sean Connery (otra muestra de que Spielberg era un gran fan de las películas de James Bond), en esta peculiar relación de padre e hijo (pese a que solo hubiera doce años de diferencia entre ambos), así como el hecho de que la chica de la película, en este caso encarnada por Alison Doody, como ya hemos comentado, pertenezca al bando opuesto y muera al fina del filme, algo que no sucede en el resto de películas de la saga.
Otro dato que no conviene pasar por alto es la interpretación de River Phoenix, la cual, pese a su brevedad, destaca por su brillante interpretación que, gracias a la colaboración de Harrison Ford en el proceso de dirección de dicho actor, logró hacer creer a los espectadores que podía tratarse de un joven Indiana Jones.
La escena más peligrosa de esta entrega, después del salto al tanque, de la que se encargó el doble de Harrison Ford, parece ser aquella en la que la cara de Indiana Jones es restregada contra las ruedas de dicho vehículo. Afortunadamente, estaban hechas de poliuretano, por lo que el actor no sufrió daño alguno.
Como dato anecdótico, cabe destacar que en la escena de la conversación entre Harrison Ford y Sean Connery, a bordo del dirigible, ambos son enfocados siempre de cintura para arriba por la sencilla razón de que tenían tanto calor que decidieron rodar sin los pantalones.
Entre todos los premios a los fue nominada, Indiana Jones y la última cruzada se llevó el Óscar a la mejor edición de sonido, el Hugo a la mejor presentación dramática y el galardón de la Broadcast Music Inc. por la banda sonora, además de un Saturn después de su salida en formato doméstico.
Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008)
Steven Spielberg se sienta por quinta vez en la silla del director con esta película, de poco más de dos horas de duración, protagonizada, de nuevo, por Harrison Ford (como Indiana Jones), Shia LaBeouf (en el papel de Henry “Mutt Williams” Jones III), Ray Winstone (que interpreta a George “Mac” McHale), Cate Blanchett (que encarna a Irina Spalko), Karen Allen (que vuelve a meterse en la piel de Marion Ravenwood), John Hurt (que hace del profesor Harold Oxley), Jim Broadbent (que se convierte en el decano Charles Stanforth), Igor Jijikine (que se transforma en el coronel Dovchenko) y Alan Dale (como el general Ross).
Después de ser despedido de la Universidad Marshall, Indiana Jones es abordado por el joven Mutt Williams para que le ayude a encontrar al profesor Harold Oxley, un viejo amigo del arqueólogo que desapareció mientras buscaba un cráneo de cristal en Perú.
Shia LaBeouf iba a ser, inicialmente, un empollón, pero acabó por dar más juego como un chico rebelde, sobre todo al ser hijo de Indiana Jones, en un homenaje al papel de Marlon Brando en la película Salvaje (1953), motivo por el que ambos actores van ataviados con el mismo tipo de gorra. Por otra parte, el look que luce Cate Blanchett está inspirado en Marlene Dietrich.
Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal contiene algunas incongruencias con respecto a la película anterior, ya que se supone que tanto el protagonista como su padre deberían ser inmortales, ya que ambos bebieron del Santo Grial, pero, al poco de iniciar la película, se comenta que Henry Jones, al igual que Marcus Brody, está muerto.
Este filme también contó con escenas de riesgo, como aquella en la que los protagonistas recorren una escalera de caracol que va desapareciendo. Contra una caída de seis metros, mil kilos de arena y treinta y ocho mil litros de agua por minuto, el reparto fue protegido mediante cables de seguridad que fueron borrados con posterioridad.
Esta es la única película de Indiana Jones que no recibió ningún premio, pese a contar con la oscarizada Cate Blanchett, además de ser duramente vapuleada tanto por la crítica como por el público. Quizás las aventuras de este arqueólogo sean un producto de su época y nunca tendrían que haber continuado más allá del final de la década de los ochenta, aunque eso no ha impedido que se acabe de estrenar una nueva entrega.