Entiendo que a estas alturas los personajes de la factoría Disney necesitan poca presentación. A pesar de las múltiples mutaciones de la compañía a lo largo del tiempo, los iconos que fijaron la identidad del célebre conglomerado del entretenimiento son parte de la cultura pop a nivel mundial. En pocos sitios del planeta Tierra no conocerán al cascarrabias Donald o al bueno de Mickey. Este último es uno de los grandes protagonistas de La Espada de Hielo, la obra que hoy comentamos.
LA CONEXIÓN ITALIANA DE LA ESPADA DE HIELO
Las historias de estos personajes han llegado al público de muy diversas formas. De su nacimiento en los cortos animados de los inicios de Disney han pasado a largometrajes, series de TV y, cómo no, al cómic. Las viñetas dedicadas a las estrellas de Disney han alegrado las lecturas de varias generaciones, con etapas muy recordadas e influyentes como la de Carl Barks, que convirtió la cabecera de Donald en todo un laboratorio creativo.
Pero no estamos aquí para hablar de Barks (aunque ojala podamos hacerlo en un futuro cercano si reeditan su obra). En lo que nos concierne, toca viajar a lugares más cercanos que a Estados Unidos. En concreto, nos desplazamos a la Italia de finales de los 70, que es el dónde y el cuándo del comienzo de la aventura.
Es en este país donde Mickey, Goofy y compañía encontraron una nueva identidad pasada por el tamiz de los autores autóctonos, que supieron adaptar la idiosincrasia Disney a los gustos locales. La visión de estos artistas recreaba un nuevo espíritu sin perder la identidad, y llenaron páginas que han perdurado como auténticos clásicos del cómic infantil. El sentido de la aventura o las geniales soluciones gráficas y narrativas que observamos en algunas de estas historias denotan espíritu innovador, ingenio y audacia.
HACIA EL MÁGICO REINO DE ARGAAR
La Espada de Hielo es buen ejemplo de todo esto. Esta saga nace de la imaginación de Massimo de Vita, que en un inteligente ejercicio de sincretismo colocó al mismo nivel las grandes gestas de aventuras con el humor ingenuo y el desenfado de las publicaciones Disney.
En las páginas de esta maravillosa aventura, de Vita realiza un ejercicio de imaginación superlativo, con referentes de primer orden, que van de las sagas nórdicas al folclore tradicional, los mitos artúricos, los relatos de Robert Howard, pasando por los cómics Marvel e incluso retazos de Star Wars, o el inevitable apoyo en el monumental legado de Tolkien (aunque, parece ser, el artista italiano no se había leído El señor de los anillos entonces).
Con todo este batiburrillo fantástico consigue crear su propio universo con identidad incuestionable. El reino de Argaar es tan rico e inesperado como cualquiera de los usados por de Vita como inspiración. Innumerables razas y criaturas pueblan los imaginativos parajes de esta ficción, siempre con sorpresas para los entrañables viajeros que emprenden la búsqueda de La Espada de Hielo.
Y es que, lo que empieza como una situación navideña para Mickey y Goofy torna en epopeya de manera accidental (no podría ser de otra forma), cuando los protagonistas se ven arrastrados a este reino mágico, bajo el yugo de de el Príncipe de las Nieblas, villano de la función. El diseño de la némesis de la historia es uno de los guiños de diseño del maestro de Vita, con evidentes reminiscencias al Doctor Doom marvelita o al propio Darth Vader.
Para derrocar a tan terrible enemigo, deben encontrar la mítica Espada de Hielo, lo que se traduce en un peregrinaje por las distintas regiones de Argaar, con sus consabidos peligros y desafíos, ayudados por variopintos personajes en la peripecia.
En las páginas de La Espada de Hielo contenidas en este volumen de Panini encontramos la historia primigenia que dio origen a este clásico, junto con todas las secuelas que se publicaron en años posteriores, a lo largo de los años 80. En todas ellas, Massimo de Vita ofrece variaciones sobre el mismo tema, desgranando nuevos misterios y sorpresas del reino de Argaar, con el mismo pilar de fantasía desatada.
Eso sí, para dar frescura a las nuevas incursiones en la saga, no duda en introducir elementos de ciencia ficción o ideas místicas que engrandecen los imaginativos pero simples mecanismos sobre los que sostiene la lógica de su universo.
DE VITA, CREADOR DE MUNDOS
Torneos, viajes al cosmos, magia, cachivaches imposibles, heroicidades, situaciones a vida o muerte… todo lo que una gran epopeya necesita se contiene en las viñetas de La Espada de Hielo, en las que de Vita demuestra el gran narrador que es, siempre armado de soluciones orgánicas y sencillas. Aventura sin destilar aderezada con maravillosos destellos de genio, tanto a nivel visual como narrativo. El humor siempre naif pero lleno de ironía remata las intenciones del artista italiano, que rubrica así uno de los momentos más recordados por los seguidores de los cómics Disney.
Como extra a las aventuras de de Vita, en este mismo volumen se incluye la más reciente secuela, La leyenda de La Espada de Hielo, publicada en 2022 en Italia. El regreso a Argaar 29 años después del último episodio presentado por de Vita. Los autores de este retorno son Marcon Nicci en las labores de escritura y Cristian Canfailla como dibujante, y modernizan los conceptos que hicieron grande la historia original.
Desde el respeto absoluto, casi desde el homenaje, recuperan la magia del reino de Argaar con un dinamismo visual incontestable, sobre todo en el rediseño de los personajes para los gustos del siglo XXI. Aún así, me falta el descaro con el que de Vita afrontaba su página, los contrastes y la especial delicadeza con la que dotaba de expresividad a los protagonistas de sus viñetas.
UNA EDICIÓN PARA LA NOSTALGIA
Otro asunto que me ha traído de cabeza a la hora de valorar este tomo es la edición. Por un lado, estoy muy contento con la calidad final del producto, y eso de tener toda la saga este estupendo volumen es un auténtico lujo que hace justicia con la obra de de Vita. Por otro lado, podemos entrar en el debate de la dichosa nostalgia. Y es que está claro que el objetivo de esta publicación somos los que ya peinamos alguna cana y vivimos el esplendor de las publicaciones Disney hace más años de lo que quisiéramos reconocer.
En este sentido, he hablado con algunos padres que hubiesen estado encantados con otra edición menos fastuosa que permitiese a los peques de la casa entrar en el fabuloso reino de Argaar. Puede ser que este primer contacto con la fantasía épica, a la escala sencilla y accesible que da La Espada de Hielo al género, sirva como puerta de entrada a otros mundos repletos de magia y aventura.
En todo caso, la edición es la que es y es una gozada, para qué decir lo contrario. Más de 400 páginas de diversión sin complejos, con más aristas de las que se ven en un primer vistazo, repleta de triunfos e ingenios que hacen de La Espada de Hielo un imprescindible para cualquier lector de cómics.
Qué bonita sensación deja la lectura de estos clásicos italianos de Disney. No solo por la citada nostalgia, es que es genial meterse de lleno en estas aventuras con el espíritu del niño que fuimos, pero también con la capacidad de análisis del lector adulto que somos ahora, y reconocer el trabajo de un maestro como de Vita.
Por eso amamos los cómics, porque nos permiten soñar con reinos lejanos, pero también descubrir lo complicado que es contar historias con una simpleza tan hermosa y efectiva.