El tesserae, un mecanismo que quizá pasaste por alto en las películas de Los Juegos del Hambre, pero que tiene un papel fundamental en el oscuro universo de Panem
El peso de un nombre
Ahí estás, observando la pantalla, sumergiéndote en la historia de Katniss Everdeen y su valiente desafío al Capitolio. Pero, ¿alguna vez te has detenido a pensar en el sistema tesserae y cómo afecta las vidas de los jóvenes? Esta herramienta, más que un simple método para conseguir alimentos, es una de las formas en que el Capitolio mantiene su férreo control sobre los distritos.
El nombre puede no sonarte familiar si te has enfocado únicamente en las adaptaciones cinematográficas. Pero, como suele suceder con las películas basadas en libros, ciertos detalles se pierden en la traducción visual. Este caso es uno de ellos. Katniss menciona indirectamente este sistema cuando le dice a Prim que no acepte comida adicional del gobierno, ya que esto implica más inscripciones de su nombre en el sorteo. Un detalle pequeño, pero que dice mucho sobre la crueldad del mundo en el que viven.
La trampa detrás del sustento
El terminó deriva del latín, haciendo referencia a un pequeño cuadro de piedra o azulejo, comúnmente asociado a los mosaicos. Sin embargo, en Los Juegos, su significado es más siniestro. Los niños aptos para los Juegos pueden inscribir su nombre adicionalmente a cambio de comida y aceite para una persona durante un año. La cantidad de veces que pueden hacerlo es ilimitada, pero las inscripciones son acumulativas. Esto significa que, a medida que envejecen, sus nombres se inscriben automáticamente más veces. Para el 74º Juego del Hambre, Katniss ya había inscrito su nombre 20 veces, tratando de alimentar a su familia.
Astutas estrategias
Uno podría pensar que el gobierno es benevolente al ofrecer tal sistema, pero como muchos otros aspectos en este universo distópico, tiene un propósito ulterior. La división entre ricos y pobres es palpable en la ciudad. Estos mosaicos se convierte en un símbolo de estatus, generando resentimiento entre quienes deben inscribirse y aquellos que no lo necesitan. Esta desigualdad en las inscripciones altera las probabilidades en los Juegos, haciendo que los tributos de distritos más pobres generalmente estén menos preparados. En consecuencia, los distritos ricos tienden a dominar la competencia, creando fricciones entre ellos y desviando la atención de su verdadero enemigo.
El juego del poder
Se podría pensar que con un evento tan atroz como los Juegos, el gobierno tendría dificultades para mantenerse en el poder. Sin embargo, su estrategia de dividir y conquistar ha sido efectiva durante años. El sistema de mosaicos no es más que una pieza en el complejo rompecabezas que utiliza para mantener a los distritos bajo su control. Al mismo tiempo que prohíbe la comunicación entre distritos y limita el movimiento de sus habitantes, el gobierno transforma un evento violento en un espectáculo glamuroso, ofreciendo recompensas tangibles a los vencedores y a sus distritos. Así, mientras algunos ven a través de la farsa, las recompensas son lo suficientemente reales como para mantener a los distritos en línea.
Relaciones destinadas a odiarse
El sistema tesserae es una herramienta sutil para mantener a la ciudad bajo su control. Aunque en las películas se menciona brevemente, su papel en el tejido de esta sociedad distópica es fundamental. Un recordatorio de que, a veces, el verdadero horror reside en los detalles más pequeños.
En el vasto universo de Los Juegos, este sistema es solo un grano de arena en el intrincado diseño del Capitolio para mantener el poder. Sin embargo, hay otros métodos, a menudo más sutiles, que ejemplifican la dominación del gobierno. Por ejemplo, la forma en que manipula la moda y el entretenimiento, convirtiéndolos en herramientas de opresión. La extravagancia de las vestimentas y la celebración de fiestas desenfrenadas contrasta con la vida diaria en los distritos, donde las necesidades básicas a menudo no se satisfacen. Además, al controlar la narrativa de la historia del gobierno a través de la educación, el Capitolio garantiza que las generaciones futuras vean su dominio como legítimo y necesario. Es esencial reconocer que el control no se logra solo a través del miedo o la coerción, sino también mediante la manipulación cultural y social.