Suzanne Collins nos lleva a los décimos Juegos del Hambre con un joven Snow que hará todo lo posible por convertirse en alguien importante para la historia de Panem
Hace ya quince años del lanzamiento de la primera entrega de Los Juegos del Hambre, una de las trilogías más importantes de ciencia ficción juvenil y que consiguió un gran reconocimiento por parte de público gracias a las adaptaciones cinematográficas protagonizadas por Jennifer Lawrence. Ahora va a llegar a nuestros cines la nueva adaptación de la última entrega literaria de este universo, Balada de Pájaros Cantores y Serpientes, por lo que para celebrar este aniversario y el próximo estreno de la película vamos a aprovechar para hablaros del libro y sus puntos más fuertes y algunos flojos.
Suzanne Collins llevaba diez años sin escribir una novela sobre el universo de Panem, hasta que llegó Balada de Pájaros Cantores y Serpientes en 2020, por lo que tras una espera tan larga, la aparición de una nueva novela fue una sorpresa para todos los fanáticos. El libro también vino con sorpresa, al poco tiempo se confirmó la adaptación de la novela al cine, hecho que para muchos era obvio, ya que el universo de Panem es de los más interesantes que se han escrito en los últimos años y ha sido una saga que ha conseguido conectar con muchísimo público joven gracias al romance principal, la distopia que se presenta y la acción de los Juegos.
Para los que no sepan mucho de la obra, Balada de Pájaros Cantores y Serpientes nos sitúa en los décimos Juegos del Hambre, más de sesenta años antes de los acontecimientos narrados en Los Juegos del Hambre. La novela estará contada desde un joven Snow, el cual tiene 18 años y está sediento de poder, por lo que intentará hacer todo lo posible por convertirse en el personaje que conocimos en la trilogía. Para ello participará como mentor de uno de los tributos seleccionados, pero todo parece estar en su contra cuando le toca la tributo del distrito 12, Lucy Gray Baird, que podría acabar cambiando su vida.
La novela llega a las 592 páginas, muy por encima de las otras tres entregas, pero parece algo necesario para Suzanne Collins, ya que el Panem que se nos presenta en esta novela es uno totalmente desconocido, uno más nuevo que acaba de pasar por una guerra de la que todavía se está recuperando, pero que refuerza todavía más las diferencias de clase. Por lo que Collins se da el permiso de dividir la obra en tres partes, la primera, la más larga centrada en toda la construcción de sus personajes y sus objetivos y la descripción de la situación política y social; la segunda más centrada en los Juegos; y la tercera más “experimental”.
Algunos personajes que conforman Balada de Pájaros Cantores y Serpientes
Pero antes de profundizar en las tres partes de la novela necesitamos centrarnos en sus personajes, ya que hay un abanico interesante de personajes con distintas ambiciones y objetivos. Collins como ya ha llevado a cabo en sus otras entregas de los Juegos, sabe llevar muy bien el desarrollo de un gran elenco de personajes, algunos con menos profundización, pero los principales sabe llevarlos a la perfección y de forma natural por el camino que ella quiere. Entre los secundarios más llamativos nos encontramos a Casca Highbottom, la Doctora Volumnia Gaul, Lucretius Flickerman y Tigris Snow.
Casca Highbottom es el decano de la Academia en la que está Coriolanus Snow y cocreador de Los Juegos del Hambre, por lo que es una persona despiadada y sin miramientos, odia a Snow de todas las formas posibles y su único objetivo es destrozar a Snow psicológicamente, por lo que hará todo lo posible por hacer de su participación en los Juegos la más complicada con la posición de mentor de la tributo del Distrito 12. Volumnia Gaul es la directora de los decimos Juegos del Hambre, un personaje muy desagradable por su visión de los Juegos y el trato que tiene con los alumnos de la Academia llevándolos a sus límites con sus experimentos con animales.
De Lucretius Flickerman no se puede añadir mucho, pero resalta que es de las primeras referencias más claras a la trilogía original, ya que es uno de los antepasados de Caesar Flickerman y ambos son los presentadores de sus respectivos Juegos del Hambres. Tigris Snow es el otro personaje que se recupera de la trilogía, pero en esta precuela es alguien totalmente distintos al personaje que acabamos viendo en la secuela. Aquí descubrimos que es la prima de Snow y que es quien ayuda a mantener la casa, ya que el principal miedo de los Snow es perderlo todo y que su nombre acabe “desterrado” del Capitolio.
Un viaje por el mundo de Panem y el poder de los Snow
Una vez presentados los personajes secundarios más llamativos vamos a hablar más en concreto de Balada de Pájaros Cantores y Serpientes. Como ya se ha comentado la novela está dividida en tres partes claves, la primera es sobre la preparación de los Juegos, pero primero hay que resaltar que toda la historia está contada desde el punto de vista de Coriolanus Snow y su camino por conseguir la reputación que él cree que merece su familia y poder llegar a ser el presidente de Panem.
El objetivo de Snow es realmente ambicioso, teniendo en cuenta que los Snow ya no son lo que eran antes, su padre fue un gran militar, que lo perdió todo tras la destrucción del Distrito 13, donde tenía su mayor industria. Por lo que Snow choca con Sejanus, quien aun siendo “amigos” lo ve como un enemigo al venir del Distrito 2 y conseguir llegar al Capitolio gracias a la riqueza de la familia, hecho que todavía no está bien recibido, ya que los distritos eran los enemigos del Capitolio, pero que Snow acaba usando como medio para llegar a sus objetivos.
La codicia de Snow es evidente a lo largo de la novela, pero Collins acaba narrándolo de forma para que intentemos comprender a Snow y si a eso le añades un romance que parece imposible, la relación de Snow con el lector es “incomoda”, ya que sabemos lo que está haciendo y cual es su objetivo, pero el precio que decide pagar el personaje usando a otros es repulsivo en muchos momentos, sobre todo en la última parte de la novela cuando todo está cambiado y de la que no queremos hablar mucho para que os sorprende lo máximo posible tanto a los espectadores de la película como a los nuevos lectores.
La llegada al Capitolio y los recuerdos de una guerra reciente
En la primera parte de la novela también nos encontramos con la llegada de los tributos y el encuentro con sus mentores, algunos tienen una relación más cercana como el caso de Snow y Lucy Gray Baird, pero otros no consiguen entablar buenos contactos, ya que entre el reciente final de la guerra y el surgimiento de los Juegos, el malestar social es mucho más palpable, la gente no lo tiene tan asumido como sucede en el primer Juegos del Hambre de Katniss, donde hay distritos que incluso se entrenan para ello.
Las diferencias sociales son incluso más evidentes en esta entrega que en las otras y eso se destaca en la interacción de los personajes y la percepción de Snow, al cual le toca ser mentor de la chica del Distrito 12, pero lo que no saben es que entre ellos dos acabará creándose un vínculo mucho más fuerte que podría estar destinado a un trágico final si Snow no hace todo lo posible para que su protegida gane los Juegos. Los encuentros entre ambos parecen muy tiernos, pero debemos de entender que realmente Snow ve a Lucy Gray como un medio para conseguir lo que él quiere, al menos es lo que podemos ver en la primera parte.
Poco a poco ambos personajes acaban llevando su relación un paso más allá, pero teniendo en cuenta el poder de Snow sobre ello, podemos llegar a ver que la ambición y la búsqueda de poder de él parece mayor que lo que siente por ella. En los encuentros y las charlas siempre tendremos la visión de él, de cómo sacarle el máximo beneficio a su relación con ella y cómo poder conseguir su objetivo principal por mucho que le haya tocado al tributo que fue impuesto por uno de sus enemigos, Casca Highbottom. Esto se refuerza mucho más durante la segunda parte del libro, dedicada a los Juegos del Hambre y donde lo que ha planeado Snow va como deseaba.
Pero antes no podemos olvidarnos de Sejanus, personaje con el que la mayoría de lectores podría empatizar más fácilmente, su posición durante todo el libro es casi la misma, el amigo de Snow con el que tiene varios choques ideológicos, pero que aun así él siente bastante aprecio, por ser el único que se ha “preocupado” por su familia y su relación con el Capitolio. Los ideales de Sejanus acaban siendo una complicación para el desarrollo de los Juegos, ya que él no es partidario de este evento atroz y buscará las formas de estar en contra de todo esto.
Por lo que supondrá más de un conflicto interno para Snow, con quien todo el Capitolio sabe que tiene más relación y podrían suponer que los ideales de Coriolanus puedan ser los mismos que los de su “amigo”. Así vemos que el protagonista es un personaje muy meticuloso, que lo tiene todo controlado, pero que a la vez su sed de poder puede suponerle un problema, ya que al usar a otras personas debe de tener muy en cuenta cual es verdadera relación con ellos y lo que debe de sacarles a estos para desarrollar su potencial.
Collins no nos hace empatizar con él, sabemos su destino y parte de su camino, así que no cambiar la percepción del personaje es lo mejor que podía hacer la escritora, aunque en ocasiones nos pone a prueba con momentos tensos para el personaje en los que nuestra moral también se pone en juego, ya que el personaje en ciertos momentos parece querer expresar sus verdaderos sentimientos en sus actos. La escritora busca arriesgarse un poco en sus personajes, Lucy Gray es muy parecida a Katniss y no necesita tanto desarrollo, se nota en su enfoque y en las apariciones, pero el uso que hace del resto de personajes para desarrollar la sociedad y la política de Panem es impecable.
Comienzan los 10º Juegos del Hambre
Durante la segunda parte del libro que está formada sobre todo por los Juegos, supondrán el verdadero nudo del protagonista y aquí será cuando todo por lo que ha trabajado de sus frutos, algunos buenos y otros malos. Principalmente lo que más resalta en este momento es la visión de los mentores y el como ven a los tributos como medios para disfrutar de su entretenimiento, algunos intentan cuidar más de ellos, pero otros solo lo ven como “juguetes” que puede que le den alguna alegría con algún premio o algo valioso, pero su nivel de vida es tan alto que no les preocupa la vida de sus tributos.
A partir de aquí Coriolanus también pone en juego su propia vida y reputación ya que lleva a cabo muchas estrategias de dudosa legalidad a vista de los mandatarios de los Juegos del Hambre, pero el precio a pagar por triunfar requiere jugar con todo y el protagonista es consciente de ello. Por lo que iremos viendo como se irá aprovechando de Lucy Gray Baird, pero Collins nos lo intenta enfocar como si fuera pareciera que el protagonista de la novela siente algo más por ella, cuando realmente y según iremos viendo a lo largo de la novela, se aprovecha de ella como si fuera un espectáculo, al igual que ocurría con Katniss y Peeta.
Collins nos tiene acostumbrado a unos buenos giros y a escenas de acción realmente violentas y crudas, donde cuenta con gran nivel de detalle alguna de las muertes de los personajes. Durante todo los Juegos se está con la sensación de que nadie es inmortal, todos pueden morir incluso Lucy Gray, aunque si tienes reciente la trilogía original, puede que sepas el desenlace de esta historia, en mi caso leí la precuela tras muchos años sin leer las otras entregas, entonces no sabía como se iba a desenvolver la historia.
Un desenlace acelerado
De la tercera parte del libro no queremos comentar mucho, ya que es la que más puede innovar en cuanto a la narrativa de Collins y su desarrollo del mundo de Panem, pero si que se debe de resaltar que a diferencia de la primera parte del libro, que es una clara introducción de cuales son las nuevas reglas en las que se establece este Panem más antiguo ocupan mucho más que la tercera parte de la obra, la cual podría necesitar mucho más desarrollo, sobre todo los dos últimos capítulos que quedan un poco atropellado y aunque el desenlace sea previsible, ese giro final necesita mucho más desarrollo.
Seguiremos contando con la visión de Snow, en esta ocasión en una situación que nunca hemos visto en la obra y que consigue darle mas profundidad y que entendamos como el protagonista se acaba convirtiendo en ese presidente tiránico que tenemos en la trilogía de Katniss. En esta parte de la obra tenemos una visión todavía más detallada de los distritos y sobre todo del funcionamiento de uno en concreto tras las revueltas de los distritos contra el Capitolio.
Al igual que ocurre no vamos a contar mucho de lo que ocurre, para que os llevéis las sorpresa de todo lo que va pasando en esta parte de la novela. Hay algo muy positivo de este acto y es que al ser el más corto también es muy adictivo de leer, ya que funciona casi como una historia auto conclusiva que podría contarse en una película propia como ya ocurrió con Sinsajo que fue divido en dos películas. Es decir, podrían haber aprovechado que la novela es muy larga para contar los Juegos del Hambre y la introducción en una película y una segunda parte que desarrolle más en profundidad lo que le falta al tercer acto del libro.
Panem y Los Juegos del Hambre siguen en su mejor forma
Suzanne Collins ha conseguido expandir todavía más el universo de su trilogía con una entrega que visita los orígenes de los Juegos y nos desarrolla personajes muy interesantes e incluso trayendo personajes que no conocíamos y dándonos la sensación de querer conocer más de ellos. Por ejemplo la familia de Sejanus es muy interesante por esa lucha y repudio que acabaron viviendo por conseguir una mejor vida fuera de los Distritos, la historia de Casca con el padre de Snow o los siguientes Juegos del Hambre como el de la victoria de Haymitch que profundicen todavía más en la tiranía de Snow y su cambio de personalidad.
Pero, sobre todo, uno de los eventos más importantes en la historia de Panem es la guerra que provocó el surgimiento de los Juegos y que los pequeños detalles que vamos conociendo a lo largo de esta novela nos hace querer saber más de este mundo, de como se fundaron oficialmente los distritos y de como se llevó a cabo la guerra y la rebelión. Este hecho histórico podría darnos una buena historia que nos recuerde a Sinsajo y Collins sabe llevar muy bien este tipo de historias más bélicas y centradas en la continua lucha de clases que se vive en esta distopía.
Por lo que ojala Suzanne Collins siga expandiendo este universo con nuevas historias sobre personajes tan interesantes y grises como Snow pero llevados a esa guerra tan cruenta. Esperamos que la película también cumpla con las expectativas y que adapte tan bien la novela como ha sucedido con las otras entregas de Los Juegos del Hambre y podemos fiarnos ya que cuenta con la dirección de Francis Lawrence, mismo director de las tres últimas entregas, menos de la primera y que consiguió darle una visión muy cinematográfica y fiel a la novela.