Entre la lucha por la igualdad y el poder de la llama carmesí, el primer número de Alan Scott: Green Lantern deja al héroe en una situación imprevista
¿Qué nos dice el final sorpresa sobre Alan Scott en su rol de Linterna Verde? Ya se sabe, lo nuevo de DC está que arde, y no precisamente por una Llama Carmesí.
El primer número de la serie Alan Scott: Green Lantern nos lleva en una travesía temporal entre los años ’30 y ’40, mostrando distintas facetas del héroe. Escrita por Tim Sheridan y con arte de Cian Tormey, este cómic nos trae de vuelta a un Alan Scott que enfrenta la dura realidad de ser un hombre gay en la década de 1940, a la vez que desentraña sus orígenes antes del conflicto bélico. Pero lo que nadie vio venir: ¡Alan Scott recluido en Arkham Asylum!
El amor en tiempos de guerra
La narrativa juega con dos líneas temporales: la primera nos presenta la vida de Alan en 1936, en su papel en el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, trabajando en el Proyecto: Carmesí. Allí se cruza con Johnny Ladd, un hombre que se convertirá en el amor de su vida joven. Para los más fans, notarán la sutileza en la elección del apellido ‘Ladd’, que es un guiño al nombre original de Alan Scott antes de ser cambiado a Scott.
La segunda línea temporal nos sitúa en 1941. Aquí, J. Edgar Hoover, el entonces director del FBI, chantajea a Alan para que colabore más con la Justice Society. ¿El motivo? Fotos comprometedoras de Alan con Johnny en 1936. Este chantaje desemboca en una misión en la que Alan cree ver a Johnny. ¿Será realmente él?
Desentrañando el misterio de la Llama Carmesí
Para los que se pregunten sobre la Llama Carmesí, este elemento misterioso se cruza en la vida de Alan durante el proyecto en el que trabajaba en 1936. Este arco argumental se vincula con la reciente serie Flashpoint Beyond, introduciendo al Linterna Rojo de la Golden Age en el universo DC.
El desenlace en Arkham es un golpe al estómago. No solo nos prepara para explorar el pasado de Alan antes de convertirse en Linterna Verde, sino que también hace una referencia directa y dolorosa a cómo las personas gay eran recluidas en instituciones mentales para ser “curadas”. Un homenaje que aporta contexto histórico.
Una evolución más allá de la luz verde
Desde su creación por Martin Nodell y Bill Finger en 1940, Alan Scott ha tenido una transformación notable dentro del universo de DC. En sus primeros días, su anillo mágico le otorgaba habilidades que lo convertían en uno de los superhéroes más versátiles. Sin embargo, su personaje también se ha adaptado para reflejar cambios sociales y políticos. Salir del armario en la década de 1940 no era simplemente un acto valiente; era potencialmente peligroso, y el cómic aborda esta cuestión de una manera que pocas obras lo hacen.
Al sumergirnos en esta obra, es inevitable recordar a otros personajes LGBTQ+ en el universo de los cómics, como Kate Kane (Batwoman) o el mismísimo Iceman de Marvel. No obstante, lo que hace único a Alan es la forma en que su identidad se entrelaza con la narrativa histórica y su impacto en la comunidad a la que representa. En este sentido, esta nueva serie no es solo una historia de superhéroes, sino un espejo de la lucha por la igualdad y aceptación, una que resuena tanto en el pasado como en el presente.
La misma trama de este primer número fue introducida en una historia de prologo de DC Pride: Through the Years, también del mismo equipo creativo. Con este nuevo giro, se espera que los próximos números ofrezcan una mirada aún más profunda a la figura de Alan Scott. Ya estamos mordiéndonos las uñas por lo que vendrá. ¡No te pierdas la próxima entrega de Alan Scott!