¿Por qué triunfan los Vengadores cuando se ponen la capa del estilo narrativo de la Liga?
Sí, lo decimos abiertamente: los Vengadores son a la Liga lo que Oasis fue a los Beatles. Pero oye, que eso no es malo, ¡al contrario! Cuando los Vengadores se olvidan de buscar una identidad única y abrazan su papel como la respuesta de Marvel a la JLA, la magia ocurre. Vamos a desgranar por qué los “héroes más fuertes de la tierra” a menudo funcionan mejor como un ‘eco’ que como una ‘voz original’.
Un espejo supe heroico
Primero, hablemos de historia. La JLA hizo su primera aparición en 1960 en The Brave and the Bold #28. Los Vengadores, por otro lado, llegaron tres años después, en 1963. Tres años en el mundo de los cómics es tiempo más que suficiente para cocinar una respuesta a la popularidad del equipo de DC. Y vaya que si lo hicieron. La casa de las ídeas no solo creó un equipo para rivalizar con la Liga, sino que también logró establecer identidades y tramas tan cautivadoras que rápidamente capturaron la imaginación del público.
Aquí está el quid de la cuestión: en los albores del siglo XXI, el equipo liderado por Steve Rogers finalmente treparon al trono de la cultura pop. Sin embargo, aunque podían superar en fuerza bruta a los X-Men y a los Cuatro Fantásticos, la venta de sus cómics palidecía en comparación. ¿Qué cambió? La respuesta es simple: La casa de las ídeas finalmente entendió que para vender más, los Vengadores tenían que ser más parecidos a la JLA.
La fórmula de la Liga: No es plagio, es homenaje
La clave del éxito no fue una invención repentina, sino el retorno a un molde que ya existía: la fórmula de la Liga. Las tramas más memorables de los héroes marvelitas, como la Guerra Kree-Skrull y la etapa de Jonathan Hickman, se asemejan a lo que hace la JLA. Luchan contra amenazas cósmicas, algo que en DC sería digno de un cómic de la Liga de la Justicia.
Desde el principio, estaba claro que los creadores Stan Lee y Jack Kirby estaban siguiendo el modelo de la Liga de la Justicia. Incluso los Cuatro Fantásticos no son más que una versión potenciada de los “Desafiadores de lo Desconocido” de DC, también co-creados por Kirby. Este patrón de imitación se mantuvo durante la era del “Cuarteto Loco” de los Vengadores, liderado por el Capitán América, aunque temporalmente con menos éxito comercial.
El punto de inflexión: Kree-Skrull War y más allá
Fue con la Guerra Kree-Skrull donde todo encajó. Aquí fue cuando Marvel captó lo que les faltaba a los Vengadores: la escala y las apuestas de una historia típica de la Liga. ¡Bum! Fue como si una bombilla se encendiera en la cabeza de los guionistas.
Otro momento dorado llegó con la llegada del equipo de Busiek y Pérez en 1998. ¿La receta del éxito? Volvieron a abrazar el modelo de la Liga, enfrentándose a amenazas de talla universal. Pero ojo, que Marvel tiene memoria de pez. El libro tuvo baches cuando se alejó de esa fórmula, algo que también vimos en la etapa de Bendis.
El síndrome de Aaron: Más sombras que luces
Ah, Jason Aaron, un autor que arrasó en Thor y que cuando tomó las riendas de los Vengadores, nos hizo soñar. Pero su versión de los “héroes más poderosos de la tierra“ pecó de querer ser demasiado similar a la JLA, hasta el punto de que la serie se sintió desconectada del universo Marvelita.
Jed McKay parece tener claras las lecciones del pasado, y su reciente cómic ‘Timeless #1’ nos da esperanzas de un futuro brillante para el capi y los suyos, pero siempre recordando su ADN intrínseco que, quieran o no, tiene un aire a la JLA que ni el mejor perfume podría esconder.
