¿Cuál es el origen de la Máquina de Anticitera que vemos en la película de Indiana Jones?
Sin lugar a dudas, uno de los papeles por el que Harrison Ford siempre será recordado es por el de Indiana Jones, personaje que ha interpretado en un total de cinco ocasiones, desde 1981 hasta este mismo año. Y, precisamente, es en Indiana Jones y el Dial del Destino, su quinta y última película, en la que nos interesa centrarnos en este artículo, ya que, si bien nunca se ha hallado rastro alguno de otros objetos buscados por el protagonista, como el Arca de la Alianza o el Santo Grial, sí que hay pruebas físicas de que la Máquina de Anticitera existió en realidad, tal y como puedes comprobar si continuas leyendo este artículo.
Para comprender el origen de la Máquina de Anticitera, tenemos que remontarnos al siglo I d.C., cuando un barco, que partió desde el sur de Creta con dirección a Roma, naufragó entre las islas Citera y Anticitera. Sin embargo, quiso la mala suerte que parte de su cargamento se deteriorase aún más de lo que ya lo estaba, por culpa de un maremoto, que tuvo lugar en el VI d.C.
Afortunadamente, quedó lo suficiente de de dicha embarcación para que, a principios del siglo XX, como parte de una expedición en la que participó Jacques Costeau, a sesenta metros de profundidad, se pudieran rescatar algunos restos del barco, incluida parte del mencionado cargamento que, entre otros tesoros, tenía unas estatuas autómatas, las cuales, curiosamente, no parecían ser de origen griego, y lo que más nos interesa en este caso: una Máquina de Anticitera.
Si bien es evidente que este artilugio no te permite viajar en el tiempo, como hizo Indiana Jones en su película, sí que tenía diversas utilidades, ya que, pese a que entonces se creía que nuestro planeta era el centro del universo, servía como calendario astronómico, además de para calcular los movimientos de la Luna (lo que, en la actualidad, llamamos fases), los del Sol o los de planetas como Venus, Júpiter, Marte, Saturno e incluso Mercurio (cuya existencia, contrariamente a lo que se creía, no era desconocida para los griegos).
La Máquina de Anticitera estaba compuesta por 96 engranajes de ruedas dentadas que eran capaces de representar las condiciones astronómicas de días pasados, así como de jornadas venideras, lo que permitía a los griegos poder predecir fenómenos como los eclipses con una precisión milimétrica.
Manejar una Máquina de Anticitera no debía ser lo más sencillo del mundo, ya que en su parte posterior se podían observar unas 3400 letras en griego antiguo, las cuales, probablemente, funcionasen como manual de instrucciones del artefacto, mientras que en su parte frontal aparecían representados doce símbolos que, sin lugar a dudas, hacen referencia a los signos del zodiaco.
No debe extrañarnos que en Indiana Jones y el Dial del Destino se mencione a Arquímedes como su inventor, ya que el propio Cicerón opinaba que dicho físico era el creador de la Máquina de Anticitera, sobre la cual se tiene la creencia de que debía ir metida dentro de una caja conocida como Pinaque (cuya traducción a nuestro idioma sería tableta, por lo que dicho artilugio podría considerarse como un precursor de los dispositivos digitales actuales). Dado que posiblemente era considerado como un objeto sagrado, su uso debía estar restringido a sacerdotes en templos o bibliotecas.
No obstante, debe quedar claro que los restos encontrados en el naufragio no respondían al primer modelo de la Máquina de Anticitera, ya que ese aparato, como sucede con todo en la vida, ha tenido que pasar por diferentes etapas evolutivas, además de que sospecha que la primera de todas sería unos doscientos años más antigua.
Sin embargo, en el siglo IV, la invasión cristiana, que conllevó la destrucción de los templos paganos y todo lo que hubiera en su interior, puede ser el motivo por el que no se ha conservado ninguna Máquina de Anticitera más. De hecho, de no ser por el naufragio del barco, quizás nunca hubiéramos sido testigos de la existencia de este artefacto, por lo que Steven Spielberg tendría que haber pensado en otro objeto para que Indiana Jones lo buscase en su última película.
Uno de los datos más desconcertante es que en los restos de la Máquina de Anticitera se hayan encontrado evidencias de los alfabetos sumerio y babilonio, lo que hace sospechar de una conexión de ambas culturas con la griega mucho más antiguas de lo que cabría esperar.
Por tanto, si te llamó la atención la película de Indiana Jones y el Dial del Destino y tienes interés en descubrir los restos que han podido recuperarse de la Máquina de Anticitera, puedes encontrarlos en el Museo Nacional de Arqueología de Atenas, tal y como se puede comprobar en la foto que se encuentra bajo este párrafo.
