Aparece el guion incompleto de Lynch para Dune II, una secuela que hubiera redefinido el cine de ciencia ficción
En el mundo del cine, algunos tesoros permanecen ocultos, esperando ser descubiertos. En un giro sorprendente, el guión perdido de David Lynch para ‘Dune II’ ha emergido, prometiendo una visión única en el universo de Frank Herbert. Este descubrimiento no solo resucita el legado de Lynch en la ciencia ficción, sino que también plantea la pregunta: ¿Qué hubiera sido de ‘Dune II’ bajo su enigmática dirección?
Una secuela inesperada
David Lynch, conocido por su estilo distintivo y a menudo surrealista, se embarcó en la creación de ‘Dune II’ tras el estreno de su adaptación de 1984 de ‘Dune’. A pesar de las críticas mixtas y los resultados modestos en taquilla, Lynch persistió, impulsado por su visión artística y su pasión por la narrativa épica de Herbert.
Durante años, el guión de ‘Dune II’ fue un misterio, hasta que, en un archivo en la Universidad Estatal de California, Fullerton, apareció una carpeta marcada como “revisiones del guión de Dune Messiah”. Dentro, 56 páginas fechadas en enero de 1984 revelaban la visión inacabada pero fascinante de Lynch para la secuela.
Un enfoque Lynchiano
Lynch adaptó ‘Dune Messiah’ con su toque característico, enfocándose en la intriga palaciega y el tormento interno del dictador reacio, Paul Atreides. Su guión se desvió significativamente de la novela, con elementos novedosos que incluían la reanimación de Duncan Idaho y la inclusión de Abulurd Harkonnen II, un personaje ausente en los libros de Herbert.
El guión refleja la fascinación de Lynch por lo grotesco y lo surreal. Desde el macabro mundo de Bene Tleilax hasta las visiones inquietantes de Paul, Lynch impregnó cada página con su estilo inconfundible. La narrativa, aunque incompleta, prometía una película visualmente impresionante y narrativamente compleja.
El corazón de ‘Dune II’ en la visión de Lynch
Lynch, en su guión para ‘Dune II’, transforma a Paul Atreides, no solo en un líder galáctico, sino en un personaje profundamente complejo, atrapado entre su destino y su conciencia. A diferencia de la representación en la novela, Lynch profundiza en el tormento interno de Paul, exponiendo las grietas en su fachada de mesías. Esta interpretación hubiera ofrecido una dimensión más oscura y matizada al héroe de Herbert, presentando a Paul no como un salvador infalible, sino como un individuo atormentado por las consecuencias de sus actos.
Este enfoque más humano y vulnerable de Paul Atreides, es un claro reflejo del estilo característico de Lynch, que busca siempre explorar las capas más profundas y a menudo perturbadoras de sus personajes.
En su visión de esta segunda parte, Lynch no solo reimagina a Paul Atreides, sino que también transforma el universo de Dune. La inclusión de elementos surrealistas y escenas visualmente impactantes, como la reanimación de Duncan Idaho y la siniestra estética de Bene Tleilax, habría creado una experiencia cinematográfica única.
Esta fusión del estilo distintivo de Lynch con el rico tapiz de la saga de Herbert, prometía una secuela que no solo expandiría la narrativa de Dune, sino que también desafiaría las expectativas del público sobre lo que una película de ciencia ficción puede ser. Con esta segunda entrega, Lynch estaba listo para llevar a los espectadores a un viaje inolvidable, uno que permanecería en la memoria mucho después de que las luces del cine se apagaran.
La vida es Lynch
Aunque nunca se realizó, el guión de la película de Lynch es un testimonio de su genio creativo y su capacidad para reimaginar mundos. Esta obra perdida nos ofrece una ventana a lo que podría haber sido una secuela trascendental, marcando un hito en la historia del cine de ciencia ficción.
