Análisis de Hotel Transylvania: Transformanía, cuarta parte de la saga iniciada en 2012.
Desde tiempos inmemorables, el ser humano ha ido conociendo, a la vez que crecía, a una gran cantidad de terroríficos seres ficticios que se convierten en los ingredientes ideales para las pesadillas de la gente más impresionable, tales como el conde Drácula, el monstruo de Frankenstein, el Hombre Lobo o la Momia. No obstante, en algunas ocasiones también nos han hecho reír, tal y como pudimos ver en la película Hotel Transylvania (2012) y sus secuelas Hotel Transylvania 2 (2015), Hotel Transylvania 3: Unas vacaciones monstrusas (2018) y Hotel Transylvania: Transformanía (2021), que es, precisamente, el filme que analiza este artículo.
No obstante, antes de empezar, cabe destacar que, a causa de la pandemia, Hotel Transylvania: Transformanía fue la primera entrega de la saga que no fue estrenada en cines, de modo que su visionado solo pudo hacerse en plataformas o mediante los formatos domésticos.
En Hotel Transylvania Transformanía, que tiene una duración de 98 minutos y muy probablemente sea la última de la saga, Derek Drymon y Jennifer Kluska sustituyen, por primera vez, a Genndy Tartakovsky en la silla del director.
Drácula está pensando en jubilarse y dejar a su hija Mavis al frente del Hotel Transylvania. No obstante, preocupado por los cambios que su yerno Johnny pueda querer introducir, da marcha atrás y se inventa la excusa de que existe una ley que no permite a los monstruos ceder una propiedad a los humanos. Con la sincera intención de que Mavis no pierda la oportunidad de cumplir su deseo de hacerse cargo del hotel, Johnny decide acudir a Van Helsing para que lo convierta en un monstruo, tal y como puede verse en la imagen inferior, sin poder imaginarse las consecuencias que acarreará.
Desde los créditos iniciales de Hotel Transylvania: Transformanía, el filme ya nos muestra elementos característicos de la franquicia, como el hecho de que a la letra “o” del logo inicial de Sony le salgan colmillos, que Blandi sustituya a la chica de la antorcha en el emblema de Columbia o que sea el perro Pipis quien se encargue de transportar el letrero de Sony Pictures Animation.
Toda secuela que se precie de serlo debe mostrar una continuidad con sus entregas anteriores y Hotel Transylvania: Transformanía no es una excepción, motivo por el que importantes personajes aparecidos en la tercera parte, como es el caso de Abraham Van Helsing y su bisnieta Ericka, no dejan pasar la ocasión de dejarse ver en el filme y no solo como simples cameos.
Como bien indica el título de Hotel Transylvania: Transformanía, además de Johnny, todos los monstruos principales de la saga, con la excepción de Mavis, sufren una metamorfosis a su estado humano, como se muestra en la imagen inferior, lo que nos permite ver, por primera vez, qué aspecto tendrían dichos personajes si la historia no estuviera protagonizada por las más terribles criaturas de las historias de terror.
A aquellos espectadores de Hotel Transylvania: Transformanía que sean lectores de Marvel no les resultará difícil encontrar similitudes entre la transformación final de Johnny y la del doctor Bruce Banner en Hulk, ya que, en ambos casos, somos testigos de la perdida de raciocinio y el apetito por la destrucción de los personajes mencionados.
A modo de curiosidad, cabe destacar la ausencia del padre de Drácula en Hotel Transylvania: Transformanía, algo que sobre todo nos llama la atención a los que vemos la película doblada al español, ya que, en las dos entregas anteriores, dicho personaje fue doblado por Arturo Fernández, que falleció antes del estreno de este filme, con lo que tendrían que haber encontrado a alguien con una voz similar, lo que quizás no hubiera resultado una tarea sencilla, ya que la del actor asturiano era bastante peculiar.
Como cada vez es mas habitual y al igual que en el resto de la saga, el estilo de animación de Hotel Transylvania: Transformanía está hecho por ordenador, con la excepción de las escenas finales de la película y las inciales de los títulos de crédito, un formato de animación que cuenta tanto con defensores como con detractores.
En definitiva, si eres fan de la saga, tienes que ver Hotel Transylvania: Transformanía, ya que, pese a contar con algún pequeño fallo argumental, como el hecho de que a Mavis solo le afecte la luz del sol cuando le conviene a la trama, la película pone un adecuado punto y final a la tetralogía, siempre y cuando no se les ocurra una nueva idea para desarrollar en una futura entrega.
Ya hemos comentado al principio del artículo que Hotel Transylvania: Transformanía solo tiene 98 minutos de duración, de modo que, si te quedas con ganas de más, el blu-ray de la película incorpora además el corto Mascotas monstruosas, en el que Drácula trata de encontrar un compañero de juegos adecuado para Pipis.