Dune: parte Dos. Villeneuve nos vuelve a mostrar un Arrakis terriblemente real
Por fin llega a nosotros la segunda parte de la revisión de Dune por parte de Denis Villeneuve. Y digo que por fin llega porque tras una excelente primera parte teníamos muchas ganas de ver cómo continúa la historia, cómo la han plasmado en pantalla. Y ahora tenemos más ganas aún de verla terminar.
“Dune: Parte Dos” se adentrará en el viaje mítico de Paul Atreides cuando se une a Chani y a los Fremen en una guerra de venganza contra los conspiradores que destruyeron a su familia. Tendrá que elegir entre el amor de su vida y el destino del universo conocido mientras lucha por evitar un horrible futuro que solo él puede prever.
Villeneuve dirige un guion que ha coescrito con Jon Spaihts y que está basado en la novela de Herbert. Una novela (y hablo solo de la primera de la saga) muy difícil de llevar a otros medios como el cine debido a su enormidad en cuanto a conceptos, personajes, ambientes…
Si ya la primera parte nos encandiló, esta segunda no nos defrauda en absoluto. Es épica, dramática y tiene todo lo que vimos en la primera… aumentado. Dune: Parte Dos continúa inmediatamente la primera parte, mostrándonos a Paul Atreides y a los Fremen en el mismo lugar donde los dejamos al final de la entrega anterior. El director (y su magnífico equipo del que hablaremos en seguida) se toman su tiempo para que el espectador vuelva a Arrakis, para que el espectador sienta Arrakis, haciendo que imagen y sonido nos absorba y nos haga estar dentro de ese mundo.
Comencemos por el apartado visual. Villeneuve vuelve a colaborar con los creativos con los que hizo Dune: Greig Fraser, el director de fotografía ganador de un Oscar; Patrice Vermette, el diseñador de producción ganador de un Oscar; Joe Walker, el montador ganador de un Oscar; Paul Lambert, el supervisor de efectos visuales ganador de un Oscar; y Jacqueline West, la diseñadora de vestuario nominada al Oscar.
Esto obviamente, hace que ambas partes (y esperamos que la tercera también, claro) mantenga un aspecto idéntico: volveremos a disfrutar de esos inmensos paisajes desérticos de Arrakis, bañados en una fotografía impresionante que consigue que nos adentremos en ese mundo duro y cruel, ya sea en el citado desierto o en las tenebrosas estancias de los Harkonnen.
Desde los colores utilizados (marrones anaranjados en el desierto) o la falta de ellos (en el mundo Harkonnen), la paleta de colores tan extremadamente diferente, hace que el espectador, casi inconscientemente, se adentre en cada uno de los mundos y ambientes de una forma casi natural y, siempre, inmediata, apoyando la narración y la inmersión en la trama.
Algo que no puedo decir del sonido, obra de Joe Walker al frente de un extenso equipo. Es impresionante, atronador… pero no está utilizado con tanta maestría como en la primera película. Aunque aquí influye (y mucho) en el resultado, en la primera era un recurso narrativo imprescindible para entender (y sentir) Dune. En esta segunda parte, aun siendo importante y muy bien utilizado, no deja de ser un “efecto” más. ¿Es esto malo? En absoluto, pero personalmente me esperaba al menos lo que nos dieron en la primera parte.
La banda sonora de Zimmer, por su parte, es mucho más sutil que en la primera parte, a pesar de tener un gran número de escenas de acción. Los diferentes temas musicales son otro de los recursos que aprovecha Villeneuve para mostrarnos las diferentes razas y culturas, desde sonidos agrios, secos y metálicos cuando están en pantalla los Harkonnen hata todos mas dulces y melodiosos, aunque violentos a veces, representando a los Fremen.
Timothée Chalamet y Zendaya al frente de un magnífico elenco
Por otro lado tenemos las interpretaciones. A pesar de las explosiones, guerras y batallas qe vemos, la verdadera historia es el arco de transformación de Paul Atreides desde un joven inseguro hasta el mesías del que hablan las profecías, y Timothée Chalamet nos regala una interpretación magnífica, contenida cuando debe y violenta cuando es necesario. Nos creemos sus dudas y su tormento al ser conocedor de su terrible destino.
A su lado, todos los actores y actrices hacen un gran trabajo, incluso los que menos papel tienen en pantalla, como Austin Butler o Florence Pugh. Pero quien más brilla en todo momento es Zendaya, con un papel breve para lo que debería haber sido, pero que con sus miradas y expresiones muestra todo lo que debe, llegando directamente al espectador.
Chani, a quien interpreta Zendaya es, en cierta manera, la contrapartida de Stilgar, interpretado por Javier Bardem, quien también crece notablemente en su interpretación. Ambos reflejan la difícil decisión que hay que tomar entre tener fe, creer en la esperanza, o pasar al fanatismo, algo de lo que se habla claramente en la película.
Por supuesto, en Dune: Parte Dos no puede faltar la dosis de política con el Emperador (Christopher Walken) o los Harkonnen… Eso hace que la trama de esta segunda parte sea más rica que la de la primera película. Pero el guion (repito, obra de Villeneuve y Spaihts) consigue que nada sea demasiado complicado ni enrevesado: el espectador siempre tiene claro que está pasando, dónde está cada uno de los personajes en este “juego de tronos”.
Dune: parte Dos está dirigida por Denis Villeneuve y protagonizada por Timothée Chalamet, Zendaya, Rebecca Ferguson, Josh Brolin, Austin Butler, Florence Pugh, Dave Bautista, Christopher Walken, Stephen McKinley Henderson, Léa Seydoux, Stellan Skarsgård, Charlotte Rampling y Javier Bardem.
Dune: Parte Dos se estrena el 1 de marzo de 2024
