Descubre por qué Lucas optó por Endor en lugar de Coruscant para la batalla final de ‘Star Wars Episodio VI: El Retorno del Jedi’ y cómo esto transformó la saga
Imagina por un momento el clímax de “El Retorno del Jedi”, no en la frondosa luna de Endor, sino en el vasto paisaje urbano de Coruscant. Esta idea no es fruto de la imaginación de un fan audaz, sino una realidad concebida en los primeros borradores del guion, donde Coruscant, entonces conocido como Had Abbadon, prometía ser el escenario de una batalla final épica. Pero, ¿qué llevó a George Lucas y Richard Marquand a abandonar esta visión, optando en su lugar por el encanto boscoso y los primitivos Ewoks? La respuesta yace en una combinación de limitaciones presupuestarias y una visión temática que buscaba contraponer la naturaleza frente a la antinaturalidad tecnológica del Imperio.
Un cambio de escenario: De Had Abbadon a Endor
Originalmente bautizado como Had Abbadon, este ecumenópolis capital del Imperio Galáctico albergaría no uno, sino dos Estrellas de la Muerte en construcción, ofreciendo un telón de fondo dramático que contrastaría con la victoria rebelde. Aunque esta visión fue descartada, el concepto y el nombre de Coruscant perdurarían, inspirando a futuros creadores de Star Wars y siendo incorporado oficialmente en la saga a través de la Edición Especial de 1997 de “El Retorno del Jedi”. Este cambio no solo alteró el lugar de la batalla final, sino que redefinió la narrativa de la victoria rebelde, sustituyendo la complejidad de una guerra urbana por una lucha más íntima en los bosques de Endor.
El paso de una urbe galáctica a una luna forestal no fue meramente estético, sino que encapsulaba una batalla más profunda entre la simplicidad y la sofisticación, donde los Ewoks, con su aparente primitivismo, derrotaban a las fuerzas superiores del Imperio. Este cambio simbólico destacó la resiliencia y la astucia sobre la fuerza bruta y la tecnología avanzada, un tema recurrente en la saga.
La victoria rebelde reimaginada
Si el final hubiera permanecido en Had Abbadon, la estrategia rebelde necesitaría adaptarse a un entorno urbano densamente poblado y enfrentarse a dos superarmas operativas. Esta situación habría requerido una forma de combate más compleja y potencialmente devastadora, con una victoria menos asegurada y posiblemente a un costo mucho mayor. La idea de una guerra en las calles de Coruscant presentaba una narrativa dramáticamente diferente, donde el ingenio y la determinación rebelde enfrentarían desafíos aún mayores.
Aunque el escenario de Had Abbadon fue descartado para el final de “El Retorno del Jedi”, su espíritu pervive en otras áreas del universo de Star Wars. Desde su aparición en los cómics de la era de Legends hasta la influencia en el diseño del trono de Palpatine en “El Ascenso de Skywalker”, Coruscant y los conceptos descartados continúan inspirando a los creadores de Star Wars, demostrando que incluso las ideas no realizadas pueden dejar una huella indeleble en la narrativa de una saga.
El viaje desde la visión original de Lucas hasta el “El Retorno del Jedi” que conocemos hoy es un testimonio de la evolución creativa y las decisiones pragmáticas en la realización cinematográfica. Aunque nunca presenciamos la batalla de Had Abbadon, la elección de Endor ofreció un cierre temático y emocional que resonó con los fans, asegurando que la saga de Star Wars continuara cautivando la imaginación de generaciones.
En la trilogía original de Star Wars, cada planeta desempeña un papel crucial en la epopeya galáctica. Tatooine, árido y hogar de Luke Skywalker, es el comienzo de la aventura. Hoth, cubierto de hielo, escenario de la icónica batalla contra el Imperio en “El Imperio Contraataca”. Dagobah, misterioso y pantanoso, donde Luke recibe entrenamiento Jedi de Yoda. Y Bespin, con su Ciudad de las Nubes, donde se revelan secretos y traiciones. Cada uno aporta una rica textura a la saga, mostrando la diversidad del universo de Star Wars.
