Descubrimos los motivos por los que desde el lanzamiento de la obra de Frank Herbert, el autor de El señor de los anillos, J.R.R. Tolkien, fue en su contra
En un rincón del universo literario, donde las arenas se encuentran con los anillos, emerge una controversia tan vasta como los mundos creados por J.R.R. Tolkien y Frank Herbert. A pesar de la aclamación universal, “Dune” encontró un crítico inesperado en Tolkien, cuya aversión a la obra ha intrigado a los fans por décadas. Mientras “Dune: Parte 2” ilumina las salas de cine, sumergiéndonos de nuevo en la complejidad de Arrakis, es imposible no reflexionar sobre estas dos leyendas literarias y su discordia oculta.
La discreta desaprobación de Tolkien
Aunque “Dune” y “El Señor de los Anillos” parecen ser titanes distintos en la fantasía, comparten la grandeza de influir profundamente en su género. Sin embargo, bajo esta semblanza, yace una grieta poco conocida: Tolkien no solo despreciaba “Dune”, sino que escogió el silencio como su forma de crítica, un gesto que revela la profundidad de su desdén. Este choque de titanes no es meramente una cuestión de gustos literarios; es un reflejo de cómo dos visiones del mundo y de la literatura pueden divergir radicalmente.
A primera vista, “Dune” y “El Señor de los Anillos” podrían ser considerados primos lejanos, cada uno pionero en su respectivo terreno de ciencia ficción y fantasía. Sin embargo, las similitudes y diferencias entre ambos van más allá de sus elementos fantásticos. Mientras Tolkien nos transporta a una era de avance tecnológico pausado, reminiscente de la Edad Media, Herbert nos catapulta a un futuro de innovaciones tecnológicas y armamentísticas. Y aunque la magia permea la Tierra Media, en “Dune”, lo fantástico se entrelaza con la ciencia, o al menos, con la pseudo-ciencia.
La singular perspectiva de Tolkien
A pesar de la crítica de Tolkien, “Dune” ha mantenido su popularidad, demostrando que la opinión, aunque respetable, del maestro de la fantasía se encuentra en minoría. Con la llegada de la nueva adaptación cinematográfica de Villeneuve, este clásico de la ciencia ficción alcanza a una audiencia aún más amplia, desafiando el tiempo y reafirmando su relevancia.
En 1966, Tolkien expresó en una carta su antipatía hacia “Dune” con una intensidad notable. Aunque respetuoso, su rechazo sugiere una disonancia profunda con los temas o la narrativa de Herbert. Este enigma nos lleva a especular sobre posibles razones, desde la naturaleza mesiánica de Paul Atreides hasta las diferencias en la construcción de mundos y temáticas religiosas. La obra de Tolkien, impregnada de su fe católica y sus valores, contrasta con la visión futurista y políticamente compleja de Herbert.
Héroes en contraste
En el corazón de ambas epopeyas, los personajes de Paul Atreides y Frodo Bolsón ofrecen visiones contrastantes del heroísmo y la responsabilidad. Paul, heredero de Arrakis, se enfrenta a un destino que entrelaza la política con lo místico, marcando no solo su transformación sino también la de todo un universo. Por otro lado, Frodo, un hobbit de la tranquila Comarca, lleva sobre sus hombros el peso de destruir el Anillo Único, un viaje que lo lleva más allá de la comprensión de su mundo simple.
Ambos, a pesar de sus mundos y desafíos diametralmente opuestos, representan la lucha interna y externa contra fuerzas que buscan dominar y destruir. La travesía de Frodo, marcada por la humildad y el sacrificio, contrasta con la ascensión casi mesiánica de Paul, quien se ve catapultado a la grandeza, desafiando los confines de su realidad. Este contraste no solo subraya la diversidad de temas explorados por Herbert y Tolkien, sino que también ilumina la universalidad del viaje del héroe a través de géneros.
La inmortalidad de Dune
A través de las páginas de “Dune” y sus secuelas, Herbert exploró con detalle temas como la condición humana y la moral política, legando una obra que trasciende la acción para sumergirnos en reflexiones profundas. Su capacidad para capturar la imaginación de generaciones, a pesar de las críticas, habla de un legado tan perdurable como el de la Tierra Media.
Mientras “Dune” sigue cautivando y expandiendo su audiencia, la discrepancia de Tolkien se convierte en un capítulo fascinante en la historia de la literatura fantástica. Es un recordatorio de que incluso entre gigantes, la diversidad de pensamiento y preferencia enriquece nuestro mundo literario. A medida que “Dune: Parte 2” ilumina nuestras pantallas, queda claro que, independientemente de las opiniones pasadas, el universo de Herbert continúa su viaje épico, desafiando el tiempo y redefiniendo lo posible.