Infierno Azul. Tomo 1, de Paco Asenjo es un cómic basado en una historia real que vio la luz originalmente gracias a un crowfunding, pero ahora ha sido publicado por cARTEm Cómics, quien también será la responsable de publicar el segundo tomo dentro de la colección Novela Gráfica
El comic Infierno Azul. Tomo 1, publicado por cARTEm Cómics para un público más amplio que el propio del crowfunding, es una obra con Paco Asenjo como autor integral de esta, donde se narran las peripecias de Alberto, un joven que se alistó para luchar contra Rusia en la II Guerra Mundial dentro del contingente español de la División Azul.
Los ecos de las batallas libradas por estos soldados españoles recogidos en el noveno arte, además de en el presente Infierno Azul, pueden leerse en 1941: Vóljov, de Daniel Ortega y Antonio Gil y Hasta Nóvgorod. Crónicas de un divisionario de Víctor Barba. También se vio su idiosincrasia en la película Ispansi, con una escena dura pero real de la guerra.
“¿Cómo era la nieve en Rusia? La nieve en Rusia era roja y negra
Alberto, protagonista de Infierno Azul de Paco Asenjo
Los soldados españoles de la II Guerra Mundial
El final de la Guerra Civil española en 1939 no supuso un fin de las ideologías, por lo que combatientes de esta se reengancharon en otros ejércitos y grupos, para tratar de que sus ideales se impusiesen. Esta lucha ideológica surgida en el período de Entreguerras se libraba en muchos países y germinó con fuerza, pues su eco siguió en la Guerra Fría, algo que cARTEm ya publicó en su fantástica Los cinco de Cambridge, sobre espías soviéticos ingleses en Gran Bretaña.
La victoria de los militares sublevados contra el gobierno de la República hizo que la lucha entre ambas facciones en 1941 se volviese transfretana. De hecho, en el frente ruso combatieron españoles a favor de los alemanes, dentro de la División Azul; como a favor de los soviéticos, tanto en el Ejército Rojo como soldados y aviadores, incluyendo mujeres,-algo que se refleja en el caso del ficticio inglés Johnny Red-, como en los partisanos.
La lucha de excombatientes españoles de la Guerra Civil también se produjo en la Resistencia francesa -cARTEm tiene publicado Sniper Elite en referencia a este grupo francés- o en la 2.ª División Blindada de la Francia Libre, la famosa División Leclerc, integrada por más de 2.000 republicanos españoles, quienes combatieron en África y, posteriormente, en el escenario europeo. A esta división pertenecía la 9, la novena compañía, compuesta principalmente por anarquistas españoles que fue el primer contingente en entrar en París para su liberación.
Finalmente, tanto unos como otros se sumieron en el olvido, siendo considerados voluntarios, porque para el régimen de Franco, era un vínculo de relación con Hitler, perdedor de la contienda y que le cerraba el reconocimiento de los vencedores; para los soldados que se sacrificaron por los aliados, eran demasiado izquierdistas para estos, por lo que rápidamente extendieron un telón de silencio y sellaron su sepultura.
La trama de Infierno Azul
Paco Asenjo comienza la historia en 2001, donde se entrevista al protagonista Alberto ya septuagenario como único superviviente del batallón Román del regimiento Esparza. En esta entrevista revive su enganche como voluntario para combatir en Rusia, sus peripecias en la instrucción, el viaje hasta Polonia y sus primeros combates hasta llegar al río Voljov.
Alberto no ha sido militar, tampoco es un idealista político ni defensor de ninguna ideología, sino que a sus diecinueve primaveras y con el ímpetu de la juventud se lanza a vivir una aventura, porque piensa que la blitzkrieg alemana, como muchos en el verano de 1941, hará que la URSS sea derrotada antes de que los divisionarios españoles lleguen hasta allá.
Los voluntarios de la División Azul fueron militares veteranos -obligatorio desde el rango de cabo y soldados especialistas- que simpatizaban con la Falange, miembros de esta última, anticomunistas, gente que buscaba congraciarse con los vencedores por haber estado, él o algún familiar, en el bando republicano; gente que buscaba salir de la miseria -cobrarían como los soldados alemanes y la paga de la Legión- y, como el protagonista Alberto, por ser embaucados por la propaganda y la aventura.
En Infierno Azul, Alberto se despide de España en un tren que le hará recorrer toda Europa, con una parada en Alemania para ser entrenados en Grafenwöhr, donde serán equipados también con el uniforme alemán. Después, desde la frontera de Polonia con la URSS se dirigen hacia Smolensk, donde se les ordenará ir hacia Vitebsk y finalmente llegarán a Novgorod, cerca de Leningrado.
En el frente ruso, los alemanes pensaron inicialmente destacar a los voluntarios españoles cerca de Moscú, pero como se recoge en Infierno Azul, la resistencia de los soviéticos hace que el Estado Mayor alemán los redirija hacia el norte, pero los españoles no llevan ropa ni equipo adecuado para un frente donde las temperaturas otoñales podían bajar hasta 50ºC bajo cero como ya le pasó a Napoleón y sus soldados sufrieron en Recuerdos del ejército de Napoleón.
Los soldados españoles fueron considerados con desprecio por los alemanes al principio, al considerarlos muy ruidosos y miserables, pero tras su bautismo de fuego y los siguientes combates, lograron la admiración alemana. A su vez, en la trama de Infierno Azul, se observa como los españoles siguieron un respeto a la población mucho más empático y la protegieron de la dureza alemana.
Una historia de vida
El relato de Alberto en Infierno Azul ideado por Paco Asenjo no es una simple historia bélica, sino una verdadera historia de vida. En este primer tomo el guionista muestra cómo un joven evoluciona, gracias a la experiencia que va añadiendo a su vida, donde hay momentos malos con otros muy buenos. De ser un protegido en el nido familiar, a ser un novato avasallado y, posteriormente, un compañero de armas. En fin un ser humano con sus circunstancias, como diría Ortega y Gasset.
La evolución del personaje ya se visiona en la primera página del tomo, puesto que el propio Alberto avisa que “hoy, a los 78 años, es muy difícil explicar una cosa que hice con 19. Aquello fue una aventura, una osadía”, complementándolo con una sentencia propia de alguien que ha visto mucho a lo largo de su vida “Si una persona adulta dice que quiere una guerra, es que no está bien de la cabeza”.
La trama de Infierno Azul no es en ningún momento anodina o sin interés, porque la secuenciación seguida por Paco Asenjo hace que los recuerdos de Alberto sean presentados en escenas secuenciales y dinámicas, a la vez que dota de contenido al fondo de la historia y muestra el desarrollo del protagonista y sus compañeros.
A su vez, el dibujo más esquemático y con trazos limpios que ha utilizado el autor en Infierno Azul hace que se adapte de una forma óptima a la trama, así como el uso de colores planos que facilitan una transición entre escenas diurnas y nocturnas, además de la diferencia lumínica que acaece en un campo de batalla nocturno cuando las balas vuelan desde los cañones de las armas y las explosiones deflagran en campo abierto o sobre edificios.
En definitiva este primer tomo de Infierno Azul, con un gran trabajo artístico de Paco Asenjo, hace que el lector se sumerja en una aventura más allá del relato bélico que narra, puesto que muestra una evolución humana de Alberto, el protagonista, que hace ver las contradicciones existentes en la guerra y cómo ha de lidiar con ellas. Infierno Azul. Tomo 1 ha sido publicada por cARTEm Cómics en cartoné, con 208 páginas y unas medidas de 17 x 24 cm.
Un cómic bélico basado en hechos reales
Alberto, un joven de 19 años sin experiencia en combate ni inclinaciones políticas, decide incorporarse voluntariamente a la División Azul, buscando vivir lo que él considera una gran aventura. Imaginándose como parte de una victoria rápida de Alemania sobre la Unión Soviética, se encuentra abruptamente con la dura realidad de un conflicto prolongado y brutal, en medio del invierno más extremo del siglo XX.
Su relato se inspira en las experiencias auténticas de Alberto, integrante del II batallón del regimiento Esparza, el renombrado batallón Román. A medida que la guerra avanza, Alberto se convierte en una figura esencial, sirviendo de conexión confiable para el comandante y siendo testigo clave en muchas de las batallas en el frente del Voljov.