Descubre cómo recibieron sus nombres y las referencias que ocultan los dos icónicos personajes de las viñetas, Calvin y Hobbes
La obra de Bill Watterson, Calvin y Hobbes, se destaca como una de las tiras cómicas más queridas e intelectualmente ricas de la historia moderna. Aunque estaba llena de matices filosóficos, el verdadero genio de Watterson radica en su capacidad para mantener la tira accesible y entretenida para lectores de todas las edades. Nunca permitió que los mensajes más profundos eclipsaran las interacciones juguetonas y a menudo conmovedoras entre los personajes principales, Calvin y Hobbes. En lugar de eso, el subtexto filosófico enriqueció la narrativa, haciendo que la tira resonara en múltiples niveles.
Desde su inicio en 1985 hasta 1995, Calvin y Hobbes se convirtió rápidamente en un pilar de las tiras cómicas de los periódicos. A menudo referida como “la última gran tira cómica de periódicos”, la serie capturó a los lectores con una mezcla única de humor, oscuridad y sagacidad. El encanto central de la tira radica en la dinámica entre Calvin, un niño travieso y lleno de imaginación, y Hobbes, un tigre de peluche que cobra vida en presencia de Calvin. Esta relación, aunque a menudo cómica, también sirvió como plataforma para explorar temas filosóficos más profundos, que Watterson tejió hábilmente en el tejido de la tira sin restarle valor a su atractivo lúdico.
En el corazón de Calvin y Hobbes hay un juego inteligente de ideas filosóficas, comenzando con los nombres de los personajes. Calvin lleva el nombre de Juan Calvino, una figura clave en la Reforma Protestante, conocido por su doctrina de la predestinación, mientras que Hobbes lleva el nombre de Thomas Hobbes, el filósofo inglés famoso por sus puntos de vista sobre la naturaleza humana y la necesidad de una autoridad central fuerte.
La caracterización de Calvin y el calvinismo
La elección de Watterson de nombrar a su joven protagonista Calvin refleja una sutil crítica a la filosofía calvinista. Calvin, el personaje, encarna muchos de los rasgos asociados con las enseñanzas de Juan Calvino, particularmente la idea de la predestinación. Esto es evidente en las frecuentes escenas de juego de Calvin, que reflejan un deseo de control y dominación, a menudo excluyendo y menospreciando a su compañera de clase, Susie Derkins. A través de estos comportamientos, Watterson parece burlarse de la rigidez y las tendencias autoritarias del pensamiento calvinista, utilizando las travesuras de un niño de seis años para destacar sus fallas percibidas.
Juan Calvino, la figura histórica, fue un líder religioso que ejerció un poder significativo en Ginebra durante la Reforma. Su estricta interpretación de la doctrina cristiana, incluyendo la idea de que los humanos están predestinados para la salvación o la condenación, influyó en su gobierno, llevando a políticas que a menudo eran duras e implacables. La representación de Watterson de Calvin como una figura a veces mezquina y tiránica sirve como una crítica sutil a estos aspectos del calvinismo, sugiriendo que tal cosmovisión es, en su esencia, infantil y de miras estrechas.
Una reflexión de la filosofía de Thomas Hobbes
En contraste con Calvin, Hobbes representa una perspectiva más madura y realista, similar a la de su homónimo, Thomas Hobbes. Conocido por su obra Leviatán (1651), Thomas Hobbes describió el estado natural de la humanidad como “solitario, pobre, desagradable, brutal y corto”, abogando por una fuerte autoridad central para mantener el orden. Aunque el Hobbes de Watterson comparte esta visión algo pesimista de la naturaleza humana, también muestra un calor y sabiduría que añaden profundidad a su personaje.
Hobbes a menudo sirve como un contrapeso a la impulsividad de Calvin, ofreciendo una perspectiva más realista y a veces cínica sobre la vida. Por ejemplo, cuando se le pregunta si cree en el Diablo, Hobbes responde con ingenio: “No estoy seguro de que el hombre necesite ayuda”. Esta línea encapsula su visión de la humanidad como inherentemente defectuosa, pero nunca pierde su sentido del humor ni su brújula moral. A diferencia de Thomas Hobbes, quien veía la solución al conflicto humano en el gobierno autoritario, el Hobbes de Watterson encuentra consuelo en la simplicidad y la alegría de los pequeños placeres de la vida, encarnando una filosofía más equilibrada y humana.
El genio de la sutileza de Watterson
Lo que hace que Calvin y Hobbes sea realmente notable es la capacidad de Watterson para infundir la tira con estas ideas complejas sin dejar que eclipsen la historia. Los fundamentos filosóficos están ahí para aquellos que desean encontrarlos, pero nunca son necesarios para disfrutar de la tira. El verdadero genio de Watterson radica en su habilidad para crear una tira cómica que pueda ser apreciada en múltiples niveles, desde el simple humor de un niño y su tigre hasta la exploración más profunda de la naturaleza humana y los sistemas de creencias.
Por ejemplo, una tira memorable presenta a la madre de Calvin reprendiendo a su hijo por construir un muñeco de nieve anatómicamente correcto, una broma que es puramente divertida sin implicaciones filosóficas. En otra, Calvin llora la muerte de un bebé mapache, reflexionando sobre la naturaleza de la pérdida de una manera conmovedora y profunda, nuevamente sin estar directamente relacionada con los temas filosóficos más amplios de la tira.
El atractivo perdurable de Calvin y Hobbes
Aunque Calvin y Hobbes terminó hace casi tres décadas, su relevancia no ha disminuido. La tira sigue siendo un referente cultural, celebrada por su ingenio, humor y la forma reflexiva en que abordó ideas complejas. Al nombrar a sus personajes después de pensadores históricos con sistemas de creencias diametralmente opuestos, Watterson creó una narrativa que invita a los lectores a reflexionar sobre sus propias creencias y el mundo que los rodea. Sin embargo, la verdadera magia de Calvin y Hobbes radica en su capacidad para tocar los corazones de los lectores independientemente de su familiaridad con sus raíces filosóficas.
En esencia, Calvin y Hobbes trata sobre las alegrías y desafíos de la infancia, el poder de la imaginación y la importancia de la amistad. Watterson nunca permitió que los elementos intelectuales de la tira eclipsaran estos temas universales, asegurando que Calvin y Hobbes permaneciera atemporal, una tira cómica que puede ser disfrutada por cualquier persona, a cualquier edad y en cualquier nivel de comprensión.