A los 89 años, la estrella ganadora del Oscar, Maggie Smith, nos deja un legado de talento y versatilidad inigualables lleno de magia e historia
En las primeras horas de la mañana, una noticia sacudió el mundo del entretenimiento: Maggie Smith, la venerada actriz cuya carrera abarcó desde roles shakespearianos hasta la magia de Hogwarts, ha fallecido a los 89 años. Su partida no solo marca el fin de una era dorada para el cine y el teatro, sino que también deja un vacío en los corazones de familiares, amigos y admiradores. Según un comunicado de sus hijos, Chris Larkin y Toby Stephens, Maggie “falleció pacíficamente en el hospital, rodeada de amigos y familiares en sus últimos momentos” este viernes 27 de septiembre.
Una estrella magistral con el coraje de abarcarlo todo
Desde sus inicios en el teatro de Oxford hasta sus icónicas actuaciones en El Prime de Miss Jean Brodie y Downton Abbey, Maggie Smith fue sinónimo de versatilidad y profundidad artística. Sus logros en la comedia, a menudo salpicados de un humor ácido e incisivo, resaltaron en papeles que desafiaron la norma, mostrando su habilidad para captar la esencia de cada personaje. Sin embargo, la Smith también brilló en roles dramáticos, compartiendo escena con figuras de la talla de Laurence Olivier y desempeñándose en producciones críticamente aclamadas como La Solitaria Pasión de Judith Hearne, que le valió un BAFTA a la mejor actriz.
La diversidad de sus roles dejó una marca imborrable en la industria. Su interpretación de la profesora Minerva McGonagall en la serie de películas de Harry Potter trajo magia a una nueva generación de fans, mientras que su papel en Gosford Park y su regreso a Downton Abbey consolidaron su estatus como una figura ineludible en dramas de época.
Más allá del escenario y la pantalla
Nacida en 1934 en Oxford, Maggie comenzó su carrera actoral como adolescente en el Playhouse de la ciudad, donde su talento pronto brilló en una variedad de producciones. La década de los sesenta la vio ascender a la fama con roles desafiantes como Desdémona en Otelo, de William Shakespeare, bajo la dirección de Laurence Olivier. Su interpretación le ganó reconocimientos y la catapultó a una carrera llena de momentos destacados, incluyendo su primera gran impresión en el cine con Nowhere to Go en 1958, que le valió una nominación al BAFTA como mejor actriz secundaria.
La década de 1970 consolidó su reputación con el Oscar a la mejor actriz por El Prime de Miss Jean Brodie y otras nominaciones que siguieron por roles en producciones como Viajes con mi tía y California Suite. Durante los años ochenta y noventa, Smith no solo continuó su exitosa carrera en el cine sino que también regresó al teatro, interpretando personajes complejos en obras que fueron tan variadas como su talento.
El legado de una leyenda
A lo largo de su vida, Maggie Smith fue reconocida no solo por su habilidad actoral, sino también por su dedicación y pasión por el arte. Sus colaboraciones con figuras como Alan Bennett y su continua presencia en el teatro demostraron su compromiso con su oficio. Su vida personal, marcada por su discreción y su amor por la familia, se vio reflejada en el respeto y el cariño que siempre mostró hacia sus colegas y admiradores.
Maggie Smith deja tras de sí un legado de roles que desafiaron y definieron géneros, una inspiración para las futuras generaciones de actores. Su impacto en el cine y el teatro permanecerá, testimonio de una carrera verdaderamente extraordinaria que trascendió décadas y géneros, haciendo de Maggie Smith una verdadera estrella magistral.
