¿Qué sucede cuando combinas The Witcher y la mitología vasca? Descúbrelo en La serora de Nahikari Diosdado, publicado por Editorial Cerbero
Uno de los libros más curiosos que adquirí en el Festival Celsius de este año fue el que me vendieron con sólo contarme dos ingredientes del libro. En cuanto el encargado de la caseta de Editorial Cerbero me contó que en esta historia se mezclaba The Witcher (una de mis sagas favoritas) y Euskal Herria (mi tierra) tuve claro que me tenía que hacer con una edición de La Serora: La cicatriz del norte. Al igual que la obra de Andrzej Sapkowski bebe mucho de la mitología eslava, Nahikari Diosdado, autora de esta obra, lo hace de la mitología vasca.
Con una temática tan interesante, uno no puede resistirse a dar su opinión sobre tan curioso libro. Pero antes de empezar con la reseña, tal vez sea necesaria una breve explicación de la figura de la Serora.
¿Qué es una Serora?
Las Seroras eran mujeres vinculadas a la iglesia y se encargaban del cuidado y vigilancia de las ermitas en zonas rurales. Se desconoce con exactitud su origen o su antigüedad, aunque se cree que su origen estaría relacionado con las diaconisas de la iglesia primitiva. Tampoco estaba claro cuál era su papel dentro de la Iglesia. Aprovechando esta indefinición, la Iglesia decidió extinguir dicha institución cuando su presencia les resultó molesta. Aun así, debido a que en el País Vasco la figura de la Serora estaba muy arraigada y se respetaba mucho, se plantó cara a esta decisión y siguieron con su labor, hasta nuestros tiempos.
En La cicatriz del norte, las seroras también tienen otras labores aparte de las ermitas. La gente va en su busca cuando se encuentran con problemas paganos, desde magia hasta bestias mitológicas. Algunas veces, la gente solo necesita consejos de estas santas figuras para lidiar con dichos asuntos, pero otras veces, estas mujeres deben coger su hacha bendecida y realizar “tareas de campo”. Las seroras son la unión de lo santo y lo pagano y hay gente poderosa a la que no le interesa que exista esta figura y no le gusta que se la respete tanto en los territorios vascos.
Mitología vasca y mucha mala leche
El libro nos presenta a Andone, una serora veterana de la ermita de Hernani muy acostumbrada a la soledad. Pero un día, una familia del pueblo le pedirá ayuda, pues un zezengorri (Toro de fuego) ha secuestrado a su querida y modélica hija, María. A partir de aquí, la protagonista comenzará una serie de viajes donde se le irán uniendo una serie de personas de lo más variopintas y juntas correrán una serie de aventuras hasta llegar a su objetivo.
Los parecidos con la saga de Geralt de Rivia no solo quedan en “monstruos mitológicos” y una “cazadora”, el libro recuerda a las primeras historias del brujo. Cada capítulo de la obra de Nahikari es una aventura con principio y fin, pero con una continuidad que abarca todo el libro. Es una manera fantástica de dar protagonismo a las estrellas del libro, las criaturas de la mitología vasca como Zezengorri, Galtzagorri (duende), Tartalo (cíclope) y muchos más, como las temibles brujas. Por supuesto, estas historias son parte de una mucho más grande y a medida que avanza el libro iremos descubriendo todos sus misterios y entresijos.
Magia, aventuras, humor y mucha mala leche, así podríamos definir esta novela. El libro resulta muy entretenido gracias a la interacción de los personajes, con una personalidad muy definida y marcada. La protagonista es alguien veterana, cansada y con dolores en la rodilla que acaba viajando con gente más joven que puede llegar a ser algo irritante, generando situaciones cómicas y absurdas. Desde luego, los personajes son lo mejor de la obra y están muy bien escritos, sobre todo los adolescentes, pues resultan de lo más irritantes, aunque esta percepción puede que sea por la edad de este redactor.
Tal vez, un problema que tuve fue mi predisposición a esperar leer más acción y peleas al estilo de las historias de Geralt. No considero que esto sea algo del todo negativo, pues el tono de la obra es diferente. La novela por supuesto que tiene acción, incluso hay un capítulo entero centrado en algo mucho peor que los monstruos, unas criaturas que en el norte conocemos bien, los franceses.
En general estamos ante una obra muy entretenida, con historias independientes, pero que acaban convergiendo en un final por todo lo alto, lleno de tensión y mucha magia que deja abierta una posible secuela. Una novela muy recomendable que explora una mitología como la vasca que apenas ha sido explotada en el género fantástico. Una novela repleta de magia con personajes carismáticos que gustará, sobre todo, a los lectores de la fantasía. Hay que destacar también las ilustraciones al final de cada capítulo de Iñigo Arrieta, donde veremos el monstruo protagonista de cada historia, algo que le da más valor al libro.
La serora: La cicatriz del norte
Autoría: Nahikari Diosdado
Editorial: Editorial Cerbero
Formato: Tapa blanda
Páginas: 488
Precio: 15,00 €
ISBN: 978-84-128569-0-3
Sinopsis: Euskal Herria, siglo XVI
Amada mía:
Los sucesos que corren de boca en boca en tabernas y mercados no son halagüeños. A pesar de que la Santa Inquisición se hace cargo de demonios y brujas con mano de hierro, las malas lenguas cuentan que la magia pagana está desbocada, totalmente fuera de control. ¿Es esto cosa de brujas, como clama el Santo Oficio? ¿Culpa de mujeres descarriadas, como gritan los curas en las plazas de los pueblos?
Toros de fuego que secuestran a muchachas, duendes de pantalones rojos que atormentan villas, mujeres con pies de pato que engañan y manipulan a jóvenes con su belleza extraordinaria, cíclopes que consumen carne humana, hombres serpiente que surcan los cielos envueltos en llamas…
No son pocos los horrores que asolan estas tierras y a sus gentes. Y, a pesar de ello, la Iglesia ha decidido dar la espalda a las seroras y echarlas de sus parroquias y ermitas. A las únicas capaces de reconciliar lo santo y lo pagano. A quienes acuden las familias cuando orar no da frutos y el bienestar de los suyos peligra. A las seroras, a las cuales ya no les queda más que vagar por el reino, hacha en mano, en busca de formas de ganarse el pan.
Pero no temas, querida. No son pocas las mujeres santas que, incluso cuando todo parece perdido, no desfallecen. Te aseguro que, al igual que ellas, seguiré luchando, Por ti. Por volver a tu lado.
Quién más te quiere y adora,
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