En su segunda temporada, Los anillos de poder introducen cambios en la historia de Khazad-dûm que desafían la cronología de Tolkien
Los anillos de poder han culminado su segunda temporada en un clímax que no ha dejado indiferente a ningún fan. En el corazón de la trama, el descubrimiento y la explotación del mithril por parte de los enanos de Khazad-dûm prometía convertir a esta ciudad en la más rica de la Tierra Media. Sin embargo, el impulso codicioso de Durin III, incitado por uno de los Siete Anillos de los Enanos, ha precipitado una catástrofe: el despertar del Balrog, conocido como la Ruina de Durin.
Un problema de cronología
En el imaginario de J.R.R. Tolkien, la caída de Khazad-dûm es un evento que ocurre mucho después, específicamente en la Tercera Edad, mientras que la serie opta por adelantar este cataclismo al final de la Segunda Edad. Esta alteración no solo acelera la destrucción de la ciudad sino que introduce una incongruencia significativa: el Balrog, cuya aparición en la historia original no sucede hasta casi dos milenios después del descubrimiento del mithril.
A lo largo de la serie, se nos presenta a Khazad-dûm en su apogeo, justo en el momento en que el mithril empieza a ser minado. Este metal precioso, destinado a forjar artefactos de inmenso poder y belleza, debería haber asegurado un período de esplendor y riqueza para los enanos. En cambio, el ritmo acelerado de la narrativa no deja espacio para este desarrollo. La codicia de Durin III lo lleva a profundizar demasiado y demasiado rápido en las minas, despertando al temible Balrog que termina por expulsar a los enanos de su hogar ancestral.
Las consecuencias de un Balrog desatado
Durante la serie, vemos a Durin III, un personaje cuya ambición lo lleva a una búsqueda desenfrenada de riqueza a través del mithril, un elemento central de la trama. Esta representación se desvía de la cronología original de Tolkien, donde varios Durins gobiernan y prosperan antes del desastre. En contraste, Los anillos de poder concentra eventos de múltiples eras en un solo punto de inflexión dramático, lo que podría ser confuso para los seguidores de la mitología de Tolkien. Esta compresión de la historia cambia la percepción del legado de los enanos, así como de su caída trágica.
La serie también invita a comparaciones con otras adaptaciones de la obra de Tolkien, donde el respeto al material original tiende a dictar la recepción de los fans. Por ejemplo, la introducción del Balrog en la trilogía cinematográfica de LOTR fue un momento icónico y fiel al espíritu del libro. En contraste, la aceleración de eventos en la serie puede dejar a algunos fans sintiendo que se sacrifica la profundidad histórica por el drama inmediato. Esta estrategia de narración pone en juego la fidelidad a la visión original del autor, un aspecto crucial para la comunidad tolkieniana.
¿Qué significa esto para Los anillos de poder?
Esta alteración en la línea temporal plantea un dilema para los seguidores de la obra de Tolkien y podría considerarse un agujero argumental dentro de la propia lógica de la serie. Al adelantar la caída de Khazad-dûm, la serie no solo cambia un evento crucial en la cronología de Tolkien sino que también modifica la importancia y el legado de la ciudad en la historia de la Tierra Media.
Mientras la serie de prime video intenta tejer una narrativa que combine los elementos más emocionantes de la Tierra Media, los fans pueden sentir que este tipo de cambios comprometen la coherencia del universo creado por Tolkien. La premura con la que se desencadenan los eventos en Khazad-dûm roba a la ciudad la oportunidad de convertirse en la leyenda que es en los escritos originales. Con la tercera temporada en el horizonte, queda por ver cómo manejará la serie las consecuencias de estos cambios y si podrá reconciliar su visión con la rica tradición tolkieniana.