En el día 2 del Festival de Sitges hemos visto Exhuma de Jang Jae-hyun, Me de Don Hertzfeldt y Infinite Summer de Miguel Llansó
Tras la primera toma de contacto con el Festival ya se va más tranquilo a las salas y ya sabiendo dónde se sitúa cada uno. Además el día empezaba más tarde y se ha podido descansar lo suficiente para el nuevo atracón. La primera película del día es en la Sala Tramuntana del Melia y como todavía no he pisado el Auditori me puse a hacer cola para este creyendo que Exhuma era en esa sala. Por suerte no pasó nada malo, todavía quedaba media hora para la entrada y estas dos salas están prácticamente juntas, así que fui a hacer cola a la Tramuntana.
Exhuma es la nueva película de Jang Jae-hyun, el cual ha tenido el gusto de presentar su nueva obra frente a una sala llena de espectadores y gente con ganas de ver a Cho Min-sik(actor de Oldboy). La película cuenta cómo una maldición acaba condenando a una familia generación tras generación y esto les llevará a contratar a un grupo de personas dedicadas a estos casos relacionados con los muertes y sus entierros.
El director avisó de que la película tiene como base muchos conceptos culturales y religiosas de su país dando a entender que puede ser un poco complicado de entrar, pero consigue tomarse su tiempo para contar todo lo necesario y hacer que todo su mundo sea verosímil. Eso sí, el coste es un poco caro, ya que la película acaba alargando se y pasando de las dos horas y además hay una sensación de falso final a mitad de metraje que nos deja casi con dos historias totalmente distintas. Aun así la película tiene un trabajo increíble de fotografía y ambientación y el reparto lo da todo por transmitir las tradiciones y sus expresiones culturales.
Tras una gran sesión llena de buenos momentos que fueron acompañados por el aplauso del público tocaba darse un paseo al Prado y en esta ocasión para tener una “sesión doble”, Me e Infinite Summer. Me es el nuevo cortometraje de Don Hertzfeldt y poco se puede decir que no se haya dicho ya de este autor. En esta ocasión el creador de It’s a Wonderful World continua siendo el hombre de los mil puestos, ya que el mismo escribe, dirige, compone y se produce su propio proyecto.
Me nos lleva un mundo distópico hiper conectado del que mejor no contar mucho, ya que por su duración prefiero no contar mucho más. Eso sí, nos deja con un mensaje muy contundente y claro, la hiperconexión podría destruirnos si no lo está haciendo ya y para dejarlo más claro, ojo con el momento en el que aparecen múltiples pantallas y la orientación de estas.
El cortometraje acompañaba a la perfección a Infinite Summer de Miguel Llansó donde un grupo de chicas están en una casa de verano disfrutando de las vacaciones y usando unos aparatos que acabarán produciendo nuevas sensaciones en ella y conectando con otras personas. La película fue presentada por su director, con alguna broma sobre su ritmo y casi su nula tensión con muchas escenas contemplativas. Al final todo eso era más bien una forma de prepararnos para ver algo mucho peor a lo que íbamos a ver. Infinite Summer acaba más bien por la parodia y las coñas con personajes muy exagerados como el gurú del mindfulness o el dúo de detectives contenidos que no buscan transmitir mucho.
Puede que Infinite Summer no sea la gran película del Festival de Sitges y tampoco se le pueda pedir mucho, pero al final da un buen rato y unas buenas risas si se ven con los ojos correctos. A veces parece intentar jugar con varios géneros o con escenas que transmiten un tono totalmente distinto al resto de la película, sobre todo en el tramo final de la película que se siente muy atropellado y poco desarrollado.