miércoles, noviembre 27, 2024

Festival de Sitges: Día 4. Metaficción teatral, coming of age, un viaje paternofilial y fantasmas costumbristas

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Panini

En el día 4 del Festival de Sitges se ha visto A Different Man de Aaron Schimberg, Spirit in the Blood de Carly May Borgstrom, Bookworm de Ant Timpson y Bodegón con Fantasmas de Enrique Buleo

La primera película del día ha sido A Different Man de Aaron Schimberg con Adam Pearson, Sebastian Stan y Renate Reinsve en los tres papeles principales de la película. La obra de Shcimberg se podría describir como una comedia negra donde nos relata la vida de Edward, un aspirante a actor con la cara deformada que acabará tomando la decisión de ser un paciente de prueba para un intervención quirúrgica que le dará un nuevo aspecto. El conflicto surgirá cuando el papel de su vida le pida volver a tener su rostro anterior y su nueva vida se acaba convirtiendo en una pesadilla.

Schimberg no se corta ni un pelo en la película y sus discursos y mensajes son muy claros contra la superficialidad en el mundo actual y el valor que le damos a nuestro aspecto. Para ello acaba construyendo una obra con un gran componente de comedia negra y un poco de terror, en cuanto a lo que entendemos como miedo hacia nuestro propio cuerpo y el de otros por ser diferentes.

Festival de Sitges

También acaba recurriendo a la metaficción y juega con varios intertextos que se exponen explícitamente como es el caso de La Bella y la Bestia. La película acaba siendo un viaje muy interesante por distintos géneros, pero uno de los recursos más importantes que se pueden ver es el uso de los sonidos de la calle y la casa de Edward como su miedo al exterior y a la gente de su alrededor, un tema muy importante y que va cambiando a lo largo de la película.

Aunque pueda resultar un poco pedante el rollo de la metaficción se entiende como parte del juego del director con sus personajes que están fabulosamente interpretados. Sebastian Stan viaja con su personaje por todos los puntos posibles, desde ser entrañable a dar miedo por no saber que va a hacer con su vida y con la de los otros, Adam Pearson, aparece mágicamente para interpretar a Oswald y desde su entrada el personaje acaba siendo un terremoto cómico que arrasa con la vida de Edward. Por último está Renate Reinsve que hace de la dramaturga y vecina de Edward y plantea algunas de las cuestiones morales que se producen en las actuaciones.

Festival de Sitges

Tras la película de Schimberg había que coger fuerza ya que tocaba ver tres largos por la tarde y con el de en medio siendo en el Prado. Primero tocó Spirit in the Blood de Carly May Borgstrom una historia sobre un grupo de niñas en un pueblo con fuertes convicciones religiosas y con un ser que está amenazando al pueblo, pero sobre todo a las niñas de éste. La película tiene mucha fuerza en su fotografía y en su protagonista, pero el guión desequilibra la balanza, ya que tiende a querer jugar y distraer al espectador del conflicto principal ocultándolo con otros conceptos como la brujería o la religión.

Muchas de sus ideas están bien llevadas, pero jugar al despiste con el espectador y el origen del monstruo lastra gran parte del metraje y del impacto que podría haber tenido su final que es bastante potente. La opera prima de Borgstrom acaba siendo un coming of age que refleja los temores de este grupo de niñas que se unen para luchar contra un mal mayor, pero que no acaba de firmar del todo bien su final.

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Ahora tocaba ir corriendo a Prado para ver Bookworm, la nueva colaboración entre Ant Timpson y Elijah Wood. Una comfort movie muy divertida que nos pone a Elijah en un nuevo viaje por los montes de Nueva Zelanda. Bookworm nos cuenta el viaje de Mildred junto a su padre, el cual ha estado ausente desde su nacimiento y se centró en su carrera como ilusionista. Timpson ha creado uno de los dúos más divertidos de Sitges con estos dos actores que te dejan durante toda la película con una sonrisa en la cara viendo las complicaciones que se les presenta durante la acampada.

La película transmite mucho la idea de los referentes de Timpson para hacerla, las películas de aventuras de los 80 dedicadas a los niños, pero en esta ocasión tiene un enfoque más adulto (aunque el director ha resaltado que está dedicada a los niños), por sus chistes y situaciones que en ciertos momentos pueden resultar muy violentas. Los terrenos de Nueva Zelanda también tienen muchísima importancia y el director consigue que sea un personaje más de la película e incluso puedan hacer referencias a otras películas de fantasía que se han grabado en aquellas tierras tan mágicas.

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Por último tocaba otra carrerita a Tramuntana para ver Bodegón con Fantasmas, una de las grandes sensaciones españolas del Festival de Sitges. La opera prima de Enrique Buleo transmite muchísimo cariño por su tierra, Castilla La Mancha, y un intento de cerrar lazos con sus propios fantasmas y miedos. Buleo nos presenta 5 historias conclusivas dentro de un mismo pueblo que juegan con el concepto de lo espiritual, los fantasmas y el cariño que se les tiene a los que se han ido, pero todo en clave de comedia negra con mensajes divertidísimos y luchando contra el humor más casposo.

Las 5 historias son joyas instantáneas de la comedia, pero sin duda alguna la primera y la quinta se han llevado mi aplauso. En la primera se nos cuenta la historia de una señora mayor que se encuentra con su padre en forma de fantasma pidiéndole un gran favor, no digo lo que es porque se rompería la magia que tiene esa historia. La quinta historia cuenta la historia de unos hermanos que necesitan ganar dinero y buscan la forma de estafar a una familia que quiere saber si existe el más allá, tremendo giro jugando casi con el rollo Bitelchús.

Festival de Sitges

Bodegón con Fantasmas es una sorpresa divertidísima en el Festival de Sitges que se ha llevado el aplauso del público varias veces por la creatividad de sus chistes y situaciones que mezclan el costumbrismo con lo paranormal de forma única. Pero que además tiene una presencia visual y sonora muy característica definiendo cada cortometraje con un color en concreto o con una tonalidad y una canción que funciona como leit motiv. Sin duda alguna, Enrique Buleo se ha presentado como un gran cineasta a seguir por su comedia tan afilada.

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