The Last American es un impresionante título postapocalíptico, editado de forma integral por cARTEm Cómics, que recoge la obra de John Wagner, Alan Grant y Mick McMahon, originalmente publicada por Epic Comics en 1990
The Last American es una obra escrita por John Wagner junto con Alan Grant, dibujada por un magnífico Mick McMahon. Originalmente fue publicado en cuatro grapas por Epic Comics, una división de Marvel Comics propiedad de sus creadores que desapareció poco después. Posteriormente fue recopilado en un integral, en el mundo anglosajón, primero por Com.x, una editorial británica fundada en 2000; y, más recientemente, por Rebellion, hogar de grandes obras como 2000 AD.
La destrucción mutua asegurada –Mutual Assured Destruction– (MAD, un buen acrónimo cuyo significado sería loco) es una doctrina de estrategia militar y política de seguridad nacional de los EE. UU. que postula que el uso a gran escala de armas nucleares por parte de un atacante contra un defensor con armas nucleares y capacidad de segundo ataque resultaría en la aniquilación completa tanto del atacante como del defensor.
Esta doctrina está basada en la teoría de la disuasión racional, que afirma que la amenaza de usar armas poderosas contra el enemigo impide que este use esas mismas armas. La estrategia se basa en el equilibrio, donde los bandos intervinientes no tienen incentivo alguno para iniciar un conflicto o desarmarse. Un clásico de la política de bloques entre EE. UU. y la U.R.S.S. durante la Guerra Fría.
Cuando el cómic se estaba elaborando y publicando, la gente todavía pensaba en el fin de los tiempos en términos de holocausto nuclear. La Guerra Fría se estaba enfriando, pero la mayoría no tenía forma de saberlo, solo temía lo que sucedería cuando se pusiera al rojo vivo. En 1983, una falsa alarma en el sistema de alerta temprana soviético casi inició la Tercera Guerra Mundial, tramas reflejadas en la ficción de la época como puede verse en la genial película Juegos de guerra.
Finalmente, en 1991, tras la guerra de Afganistán perfectamente reflejada en El guardaespaldas de Masud, la URSS acabó colapsando, lo que dio paso a una breve era de dominio global de Estados Unidos, pero las armas nucleares seguían allí. Otros países las tienen, otros las siguen desarrollando y las políticas de disuasión están a la orden del día en la actualidad, con los conflictos acaecidos por todo el globo.
“Ese fue el fallo: hombres carismáticos, poderosos. Pero hombres, al fin y al cabo”
La trama
Despertado de una animación suspendida o sueño criogénico por dos robots, el 4 de julio de 2019, Ulysses Pilgrim, es el último americano investido formalmente por el presidente de los Estados Unidos de América como “Comandante Apocalipsis“.
Pilgrim es un capitán del ejército de los EE. UU., quien se perdió la guerra, la última guerra, la guerra de las guerras, donde el equilibrio de poder se inclinó y el miedo a las represalias nucleares no logró disuadirlo, por lo que las armas de destrucción masiva cumplieron con su papel. El soldado estadounidense criogénicamente congelado se despierta para restablecer el orden y restablecer el estilo de vida americano.
El capitán Ulysses, con la ayuda de tres robots, tiene la misión de buscar supervivientes entre los restos de un EE. UU. postapocalíptico y, en un momento dado, se pregunta si el terror que siempre había mantenido el equilibrio de las armas nucleares brindó algún consuelo final a aquellos que habían sido atacados primero. John Wagner y Alan Grant no son ajenos a los futuros distópicos y otras propuestas postapocalípticas como han demostrado en los trabajos del Judge Dredd.
Los autores tras la historia
La serie fue escrita por los magníficos guionistas John Wagner y el recientemente fallecido Alan Grant. The Last American es una obra sobre la muerte, a nivel cercano, como la muerte de seres queridos o la muerte de uno mismo; y muerte en masa: la muerte de millones de personas, la muerte de las naciones, de las ideas e, incluso, la muerte de la esperanza. Todo se desmorona, nada permanece.
The Last American es un interrogatorio muy crítico y pesimista sobre la guerra nuclear y la teoría de la teoría de la disuasión. Siendo muy especial. Es un concepto antibélico, antiamericano, antirreligioso, absolutamente sombrío y nihilista: claramente incardinado en el cómic británico.
El nombre del capitán no es baladí, puesto que Ulysess, Ulises en castellano, es claramente un homenaje al personaje de Homero en la Odisea, quien ha de regresar a Ítaca, a casa, tras la guerra de Troya, al principio como capitán del barco, pero luego en una gran soledad. Y el apellido, Pilgrim, peregrino en castellano, hace referencia a los primeros ingleses que se desplazaron a América para fundar las trece colonias que luego darían lugar al nacimiento de los EE. UU.
La elección de la pertenencia del capitán al Ejército de los EE. UU., el Army, tampoco es aleatorio, puesto que ese servicio, el más grande de los ocho que componen las fuerzas armadas del país, fue el primero en fundarse -14 de junio de 1775- como Ejército Continental para luchar en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos bajo el mando de George Washington. Además, su principal responsabilidad son las operaciones terrestres.
The Last American es más oscura que Judge Dredd, una historia más satírica y, si bien podría considerarse una precuela que cuenta cómo se formó el mundo de las megaciudades y los desiertos de la Tierra Maldita de la posguerra del Juez Dredd, pero con un tono mucho más sombrío, donde el lector puede escuchar de fondo la canción The Sun’s Gone Dim de Johann Johannsson de forma permanente.
Cuando el presidente ofrece a Ulises ser voluntario para el trabajo de “Comandante Apocalipsis”, cree que le está haciendo un favor. Le permite una oportunidad de sobrevivir, de “cobrar venganza” si vence el enemigo; permitiendo al capitán seguir sirviendo al país, pero lo que en realidad hace, es condenar a Pilgrim a la ruina total.
El último americano se publicó en una época de muerte creativa como fue el comienzo de los años noventa. La asociación entre Grant y Wagner, tan fructífera durante los años ochenta, estaba llegando a su fin, en lugar del método habitual de escribir juntos, esta serie fue escrita a medias, siendo los dos primeros números escritos por Wagner, y los dos últimos números por Grant.
Con estos datos el lector podrá ver el cambio de tono, pese a que no haya discontinuidad y se trate de una obra completa. De este modo, llegando al ecuador de la obra se puede ver una escena de baile con alucinaciones de zombis; mientras que pasado el ecuador, los números tres y cuatro de las grapas, muestra el exhausto mental del protagonista de forma continuada.
Esta obra, aunque muestra el futuro distópico de los EE. UU., se aleja mucho de otras sobre el tema, como pueden ser Nth Man. The Ultimate Ninja de Marvel Cómics, con guion de Larry Hama; o la más actual Undiscovered Country de Image Comics, escrita por Snyder y Soule, publicada directamente en España en tomos cartoné.
El dibujo
Esta obra es un paseo desesperanzado y de pesadilla por las ruinas de Estados Unidos con el estilo inconfundible de Mick McMahon y rotulada por Phil Felix, que combina a la perfección lo que realmente tiene frente a Ulises y sus visiones perturbadoras. McMahon es un artista propenso a la exageración caricaturesca.
En The Last American, McMahon adopta ese estilo particular con un Pilgrim exagerado, donde el rostro parece francamente cubista, sus orejas son enormes velas ondeando a los lados de su cabeza cuadrada. Lo externo refleja el interior del personaje, en el cual todo está igualmente deformado, dañado en lo más profundo de su ser.
La consistencia del trabajo de McMahon es espectacular y el lector que haya podido ver la evolución desde sus primeros trabajos en Juez Dredd, podrá afirmarlo sin género ningún de duda. Los fondos y los detalles se vuelven esenciales; cada calavera que se ve en la historia es una imagen sonriente, en lugar de una aproximación a una calavera de la vida real. Los árboles no son solo trozos de madera, sino siniestras agujas que perforan el cielo nocturno. Los colores están atenuados de manera que el rojo, el azul y el blanco de la bandera estadounidense resaltan en la página.
Un gran cómic, crítico, propio de su época con ecos de intemporalidad
En The Last American, el capitán Pilgrim comienza como un cascarón de hombre y se rompe aún más a medida que avanza la historia. La disciplina militar es solo una fachada que apenas lo mantiene a flote. No hay forma de escapar de la pérdida total, simplemente no basta con querer estar a salvo del daño.
El militar está completamente solo y el lector se da cuenta lentamente de lo increíblemente aterrador que sería eso. Las promesas de sobrevivientes, de voces en el viento, lo mantienen en marcha. Pero no pasa mucho tiempo antes de que se pierda toda esperanza y Pilgrim finalmente se quiebre. Esto obliga al lector a preguntarse hasta dónde llegaría, cuánto tiempo duraría completamente solo.
No hay vida en soledad. The Last American está roto porque la parte “última” (Last) del título es más importante que la parte “estadounidense” (American). Una persona no puede vivir sola, no por mucho tiempo, no si desea permanecer completa. Ese es el verdadero horror de El último americano la sensación de aniquilación total, la noción de que nada de lo que hagamos tendrá algún significado al final; porque, al final, son otras personas las que dan significado a lo que hacemos.
En muchos sentidos, El último americano es una obra de su tiempo; hoy en día, no mucha gente reconocería a Doctor Kildare o Ronald Reagan, pero esto no la limita. Es de su tiempo pero, a su vez, está más allá de su tiempo. Las emociones que la hicieron funcionar antaño siguen siendo válidas hoy y, probablemente, lo seguirán siendo mucho después.
La imagen recurrente de una tortuga de dibujos animados que recomienda a los niños que busquen refugio, se agachen y se cubran mientras los misiles empiezan a volar, es una parodia evidente del cortometraje animado de 1952 Duck and Cover, que ofrecía a sus jóvenes espectadores consejos bastante inútiles sobre seguridad en caso de un ataque nuclear.
Este dibujo animado, así como otras menciones de la cultura pop por parte del robot Charlie, son aparentemente todo lo que queda de Estados Unidos: la canción New York, New York y el programa de televisión Doctor Killdare. Todas las grandes obras de la literatura y la poesía han desaparecido, polvo en el viento. Solo queda el Barras y estrellas -el himno de los EE. UU.- emanando del personaje, mientras se desplaza con su tanque.
“¡Oh! ¿Puedes ver, a la primera luz del alba…”
La edición
The Last American, de los autores Alan Grant, John Wagner y Mike McMahon, ha sido publicada por cARTEm Cómics en castellano, traducido por Elena Hernández Benito. La publicación sigue manteniendo los estrictos controles de calidad impuestos por la editorial, ofreciendo este tomo integral en cartoné, con unas medidas de 21 x 29,7 cm, conteniendo las cuatro grapas originales, con una longitud de 136 páginas, junto con una galería de portadas y bocetos extra.
A pesar de su temática sombría y su actitud aún más sombría, es una obra de belleza iluminada por la pasión y elaborada por maestros del arte que parecen libres de sus antiguas ataduras comerciales. Es un tomo que debe leerse con atención, hasta la muerte, y posiblemente incluso después.
Una visión brutal del futuro
Un cómic postapocalíptico creada por los legendarios John Wagner, Alan Grant y el visionario dibujante Mick McMahon. Esta historia, publicada originalmente en los 90, nos ofrece una inquietante y devastadora mirada a un mundo arrasado por la guerra nuclear. ¿Te atreves a descubrir el futuro que jamás querríamos vivir?
“Juré lealtad a la bandera de los Estados Unidos de América. Mira a dónde me ha llevado.”
Han pasado más de 20 años desde que la humanidad se destruyó a sí misma en un conflicto nuclear global. El capitán Ulysses Pilgrim, un soldado estadounidense, despierta de su animación suspendida para enfrentarse a un mundo vacío. Acompañado por tres robots militares, su misión es clara: encontrar a los últimos supervivientes de lo que una vez fue América. Pero la esperanza es tan escasa como el propio aire que respira.
“Uno de los mejores cómics jamás publicados” Garth Ennis.