El próximo día 20 llega a los cines Mufasa: El Rey León, la precuela donde conoceremos la infancia del padre de Simba. Vamos a ver qué nos ofrece y lo haremos, como siempre, sin spoilers.
Mufasa: el rey león se hace, no nace
En Mufasa: El Rey León, Rafiki debe transmitir la leyenda de Mufasa a la joven cachorro de león Kiara, hija de Simba y Nala, con Timón y Pumba aportando su estilo característico. La historia se cuenta en flashbacks y presenta a Mufasa como un cachorro huérfano, perdido y solo hasta que conoce a un simpático león llamado Taka, heredero de un linaje real. Este encuentro casual pone en marcha un viaje de un extraordinario grupo de inadaptados que buscan su destino. Y sus vínculos se pondrán a prueba mientras trabajan juntos para escapar de un enemigo amenazador y letal.
Ya llevamos muchos años con versiones en Live Action de los clásicos Disney. Y el siguiente paso lógico era crear nuevas historias (precuelas o secuelas) en este mismo formato. Así que, por un lado, ninguna sorpresa.
La técnica es, sencillamente, magistral. Ya a nadie sorprende la gran calidad que tienen estos animales, que cualquiera podría creer que son reales y no “dibujos” por ordenador (¡ese motor Unreal!).
Los detalles de cada uno de los animales (como podréis comprobar en las imágenes que acompañan esta crítica), los movimientos (esas caricias que parecen sacadas directamente de un documental del National Geographic), los músculos cuando corren o saltan… Te dejarán con la boca abierta. Y es que incluso se ha utilizado captura de movimiento de varios actores que interpretaban a Mufasa, Sarabi, Taka, Rafiki e incluso a Zazu.
Y no solo eso. Los paisajes, la iluminación, los colores (diferentes paletas para diferentes momentos de la trama)… todo ello nos llevará de nuevo a ese mundo que ya visitamos en 2019 con El Rey León, cuyo principal responsable es el director de fotografía James Laxton.
La obra es una mezcla de animación, imágenes generadas por ordenador (CGI) fotorrealistas y técnicas cinematográficas de acción real, con lo que tendremos en pantalla la despampanante riqueza y diversidad de los paisajes de África. “El aspecto es impresionante y sorprendente a la vez y el lugar se muestra ante nuestros ojos como nunca se había hecho, incluyendo escenas con nieve”, en palabras del director Barry Jenkins.
Toda esta excelente tecnología nos hará quedarnos inmersos en ese mundo durante las dos horas que dura la aventura iniciática de Mufasa porque, como diría Machado, “el camino se hace al andar”.
Otro aspecto importantísimo en las películas Disney es, sin duda, la música. En su totalidad, las canciones de Mufasa: El Rey León son muy buenas en calidad. Sin embargo (y como ocurría en Vaiana 2) ninguna de ellas es memorable. Cumplen perfectamente con su función de mostrarnos los sentimientos de los personajes e, incluso, de hacer avanzar la trama, pero ninguna hará que salgamos del cine tarareándola. De hecho, el tema del villano principal tiene unos toques de humor que, personalmente, me sobran.
Esta falta de canciones que nos dejen huella se intensifica, además, porque la banda sonora utiliza varios acordes de la película original, obra de Elton John y Tim Rice, lo que nos hace inmediatamente “comparar” y, fuera ya de la calidad, la nostalgia vence.
Pero ¿y la historia? No es ninguna sorpresa que la relación entre Mufasa y Taka constituye la base del viaje (interno y externo) de los protagonistas de esta película. Es el punto de partida de lo que se convertirá en la franquicia El Rey León.
Si José Luís Sampedro decía que todas las historias son historias de amor, yo añadiría que también son viajes iniciáticos, viajes en los que uno debe descubrirse a sí mismo para, a partir de ahí, “cumplir su destino” que muchas veces es el que menos te esperas (y si no que se lo digan al coprotagonista, Taka).
Con la ¿inestimable? ayuda de Timón y Pumba como irreverentes espectadores, Rafiki le contará a Kiara la primera historia de su abuelo, Mufasa, y cómo éste se convirtió en leyenda, cómo se convirtió en El Rey León.
Esta historia tendrá acción, drama, peligro y, por supuesto, traiciones. Y se agradece que los guionistas (Jeff Nathanson, Linda Woolverton e Irene Mecchi) no quieren hacernos trampas a los espectadores, que sabemos cómo terminará la aventura de Mufasa, y utilizan a Timón y Pumba para hacernos guiños sobre quién es quién en esta historia.
A pesar de saber lo que va a ocurrir (a grandes rasgos, claro), la historia está muy bien escrita, sin momentos aburridos (incluso los tramos “valle” son interesantes en cuanto se nos presentan a los principales personajes) y tenemos a un buen villano, Kiros (¡ojo! En la versión original doblado por Mads Mikkelsen).
No puede haber una buena historia de crecimiento personal, de desafío, si no hay un buen enemigo frente al protagonista. Y Kiros está muy bien escrito, tanto su personalidad como en sus motivaciones. Este fiero y fuerte león albino además es inteligente y calculador. Sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Es una lástima que no se profundice en la verdadera causa de la existencia de Kiros y su manada.
Y lo mejor de todo, comprendemos a los “villanos” de la historia. El propio Rafiki nos indica que a veces, el ser apartado de tu familia y amigos crea un dolor en nuestro interior que va creciendo hasta que somos consumidos por el odio.
Pero, como sabemos, al final el bien prevalecerá, la unión hace la fuerza, etc. etc. etc. Mufasa: El Rey León no nos sorprenderá pero sí que nos mantendrá pegados en la butaca, tanto por la historia como por la técnica. No os defraudará.
Mufasa: El Rey León está dirigida por Barry Jenkins, producida por Adele Romanski y Mark Ceryak, y con Peter Tobyansen como productor ejecutivo y se estrena solo en cines el 20 de diciembre de 2024.