La relación entre Ellen y el conde Orlok en Nosferatu va mucho más lejos del simple miedo y rechazo al monstruo
¿Quién es el verdadero villano en Nosferatu?
La obsesión del vampiro por Ellen se torna clara cuando intenta disolver su matrimonio con Thomas, el apuesto pero indiferente esposo de Ellen. Sin embargo, lo más revelador es que Nosferatu no busca destruir a Thomas. A pesar de las oportunidades que tiene para acabar con él, Thomas sobrevive y regresa junto a Ellen, decidido a protegerla. Este acto, que debería fortalecer su vínculo matrimonial, solo sirve para evidenciar lo que Ellen realmente desea.
Los oscuros deseos de Ellen
A medida que avanza la trama, Ellen parece más víctima que responsable de lo que ocurre. Sus pesadillas y visiones de muerte no son meros símbolos del horror, sino reflejos de sus propios deseos reprimidos. Aunque teme al Conde Orlok y lo que representa, también se siente irremediablemente atraída hacia él. Este vínculo es más evidente cuando Ellen, vestida de novia, abre las puertas al vampiro y lo acepta en su vida.
El clímax de la película, con Ellen entregándose a Nosferatu, es tan perturbador como conmovedor. Al consumar su unión, ambos enfrentan la muerte juntos, pero no hay rastro de arrepentimiento. Nosferatu se expone al sol, sabiendo que perecerá, solo para morir junto a Ellen. Por su parte, ella elige esta unión mortal sobre la vida segura y predecible que le ofrece Thomas.
El monstruo que entiende a Ellen
Nosferatu, aunque monstruoso, es el único que ve más allá de esa fachada. Su conexión no es puramente física ni romántica; es una unión de almas atormentadas, un reflejo mutuo de deseos y oscuridad que nadie más puede aceptar. Este entendimiento mutuo es lo que lleva a Ellen a elegirlo, incluso si significa su muerte.
La paradoja del amor y la muerte
La entrega de Ellen a Nosferatu no es solo un sacrificio para salvar a los demás. Su decisión de unirse al vampiro, incluso cuando eso significa destruirse a sí misma, es una afirmación de su agencia y su libertad. En un acto final de desafío, Ellen demuestra que preferiría morir con Nosferatu que vivir una vida vacía con Thomas. Es un mensaje que resuena con fuerza: el verdadero terror no es el monstruo, sino la falta de comprensión y conexión en una vida mundana.
La visión de Eggers transforma el clásico de terror en algo mucho más profundo. Nosferatu no es solo un monstruo, sino una metáfora de la muerte como liberación. Y Ellen, lejos de ser una víctima, se convierte en la protagonista de su propia historia, eligiendo un destino que muchos podrían considerar insensato, pero que para ella representa la única verdad.
El legado de Nosferatu y Ellen
Estas preguntas son las que hacen de Nosferatu no solo una película de terror, sino una obra que perdurará como un estudio inquietante y hermoso de la naturaleza humana.