Steven DeKnight, el showrunner de la versión de Netflix de Daredevil, ha salido en defensa de su criatura y no se ha mordido la lengua
Born Again vs Netflix
Pero ahí apareció Steven DeKnight, que no tardó en dar su versión. “Era una cuestión puramente financiera. En la serie de Netflix no teníamos el dinero para hacer eso. Si lo hubiéramos tenido, lo habríamos hecho”, respondió sin rodeos.
Y no está exagerando. La diferencia de presupuesto entre ambas producciones es brutal. La Daredevil de Netflix contaba con unos 56 millones de dólares por temporada, lo que salía a unos 4,3 millones por episodio. Por su parte, Daredevil: Born Again maneja un presupuesto estimado de 200 millones… para solo nueve episodios. Eso significa que cada uno ronda los 22,2 millones. Una locura.
Qué se consigue con más dinero?
Pero eso no significa que la serie original se quede atrás.
DeKnight y su equipo se vieron obligados a tirar de ingenio, talento y muchas ganas para hacer escenas que hoy son historia del streaming. El famoso plano secuencia del pasillo en la primera temporada —donde Matt rescata a un niño a base de puñetazos, patadas y agotamiento físico— sigue siendo una de las escenas de acción mejor valoradas del género. Violenta, sucia, visceral. Y todo sin efectos digitales.
Por eso, muchos fans siguen prefiriendo ese estilo. Lo artesanal. Lo real. Lo que se siente. Aunque Born Again sea más fluida y “cool”, hay algo crudo y auténtico en ver a Matt Murdock tambaleándose después de cada golpe, en vez de dar piruetas imposibles como si fuera Spider-Man.
Una comparación inevitable… pero injusta
Charlie Cox, por su parte, ha mostrado su entusiasmo por esta nueva etapa, destacando el equilibrio entre efectos digitales y trabajo práctico. “El 90% de nuestras secuencias son prácticas”, llegó a declarar. Una forma de responder a quienes creen que todo se hace ahora con pantalla verde y poco sudor real.
Y si algo ha dejado claro la respuesta de Steven DeKnight es que no fue falta de visión, sino de presupuesto. Con más medios, quizás estaríamos hablando de una obra maestra aún mayor. Pero con lo que tuvieron, lograron dejar una huella imborrable.