Una escena impactante conecta el clímax de la temporada con una muerte que aún persigue al protagonista
Jack Reacher ha estado en muchas peleas, pero ninguna como la que casi le cuesta la vida en el final de la tercera temporada. Lo que parecía otro duelo más con un villano imponente, termina revelando una conexión escalofriante con un momento traumático de su pasado, dejando claro que en esta serie de Prime Video, cada golpe tiene memoria.
Enfrentarse a Paulie no era solo una cuestión de fuerza. Era personal. El combate entre Reacher y el coloso Paulie lleva tiempo cocinándose a fuego lento, y cuando por fin explota en el episodio final, se convierte en una de las peleas más viscerales que hemos visto en televisión últimamente. Pero lo más duro no es el intercambio de puñetazos, sino el instante en que Paulie cuelga a Reacher con una cadena, dejándole al borde de la muerte en una escena que parece calcada de otro momento que marcó a fuego al personaje.
La clave de la temporada 3 de Reacher está en su pasado
Dominique Kohl no era solo una compañera para Reacher. Era alguien a quien respetaba profundamente. Y su muerte a manos de Xavier Quinn, colgada brutalmente del techo, fue uno de esos momentos que cambió al personaje para siempre. Aunque la serie nos había dado pinceladas de esta tragedia en forma de flashbacks, es en el enfrentamiento final contra Paulie donde ese recuerdo cobra una dimensión tremenda.
Cuando vemos a Reacher colgado por el cuello, luchando por respirar, la imagen de Kohl vuelve a nosotros (y a él). No es casual. Es un paralelismo buscado, un “easter egg” cargado de rabia y dolor que nos recuerda por qué Reacher aceptó este caso en primer lugar: no fue por justicia, fue por venganza.
Aunque el personaje siempre ha tenido un código moral muy marcado, en esta temporada queda claro que su motivación no es tan noble como parece. Él mismo rechaza colaborar con la DEA hasta que escucha el nombre de Quinn. Ahí cambia todo. Reacher quiere saldar cuentas. Lo que no pudo evitar con Kohl, no piensa dejarlo pasar esta vez.
Lo que hace tan potente esta temporada no es solo la acción, sino cómo la serie enlaza el presente con un pasado lleno de cicatrices. La escena del ahorcamiento es un espejo cruel, una manera de decirnos: “Esto ya pasó. Y no va a volver a pasar.” Y esa convicción es lo que le da la fuerza a Reacher para romper la cadena y seguir luchando.
Una escena que encierra la esencia de Jack Reacher
El detalle no es gratuito: si te fijas, tanto la posición del cuerpo de Reacher, como el tipo de cadena y la localización recuerdan claramente a la muerte de Kohl. Es un recurso narrativo potente, que no solo subraya el trauma del personaje, sino que nos mete en su cabeza, haciéndonos sentir su rabia, su impotencia… y finalmente, su determinación.
Esa mezcla entre pasado y presente convierte el clímax en algo más que un puñetazo tras otro. Es una catarsis, un momento de redención violenta donde Reacher no solo se libra de la muerte, sino que empieza a cerrar heridas abiertas desde hace años.
Ni siquiera cuando la agente Duffy le sugiere que se aparte y deje que las autoridades actúen, Reacher se lo plantea. Porque esto no va de reglas. Va de cerrar un ciclo. De asegurarse de que nadie más cuelgue de una cadena como lo hizo Dominique. Y si eso implica mancharse las manos, que así sea.
Una temporada que deja huella
La tercera temporada de Reacher no solo ha elevado el listón en cuanto a intensidad, sino que ha mostrado una cara más emocional del protagonista. Sí, sigue siendo ese hombre de pocas palabras y muchos músculos, pero ahora sabemos que cada golpe que da esconde un recuerdo, una deuda, una promesa rota.
Y aunque el futuro de Reacher sigue siendo incierto, hay algo que queda claro: el pasado siempre vuelve, y a veces, lo hace con una cadena alrededor del cuello.
