Ni Rey, ni Kylo… ¿dónde quedó el momento icónico de perder una mano en la nueva trilogía de Star Wars?
La regla del miembro perdido
Sí, El despertar de la Fuerza fue un homenaje (algunos dirían copia) de Una nueva esperanza, y Los últimos Jedi intentó romper con todo, pero ni siquiera El ascenso de Skywalker recuperó esa tradición tan simbólica. ¿Por qué se ignoró un detalle que George Lucas había mantenido en las dos trilogías anteriores? ¿Qué habría significado que Rey perdiera una mano como sus antecesores?
En el caso de Anakin Skywalker, el patrón se repite: pierde el brazo a manos de Count Dooku en El ataque de los clones. Es una señal del camino oscuro que se avecina, y también un reflejo de su propia caída. George Lucas no lo hizo al azar: para él, Star Wars tenía una estructura casi poética. “Es como poesía, rima”, solía decir, refiriéndose a los paralelismos entre padre e hijo. Entonces… ¿por qué Rey Skywalker, heredera espiritual de esa línea, concluye su arco sin esa marca simbólica?
Snoke sí perdió las manos, pero… ¿y qué?
Nada que ver con el impacto que tuvo la escena de Luke o la desesperación de Anakin.
Rey y la oportunidad perdida de ser una Skywalker de pleno derecho
Perder una mano no es solo una herida: es una metáfora del sacrificio, del precio que se paga por crecer, por elegir el camino Jedi. Que Rey saliera físicamente intacta del viaje podría interpretarse como una omisión simbólica: su transformación quedó incompleta, al menos bajo las reglas de Lucas.
Imagina ese momento: Rey, luchando contra Kylo o el Emperador resucitado, recibiendo una herida brutal. Sangre, dolor, derrota. Y luego, como sus predecesores, renaciendo con una mano artificial y un espíritu más fuerte. Eso habría cerrado el ciclo. Eso habría rimao.
¿Una decisión narrativa… o miedo a repetir?
Evitar esa escena puede parecer un detalle menor, pero en realidad es una ruptura silenciosa con la visión de George Lucas. Y eso, para muchos fans, duele más que perder una mano.