Maggie Gyllenhaal promete una historia radical y sorprendente que nada tiene que ver con el clásico de 1935
El alma de la nueva película
Todo comenzó en una fiesta. Una noche cualquiera, un hombre con un tatuaje de la novia de Frankenstein en el brazo encendió una chispa en la cabeza de Maggie. Poco después, la cineasta volvió a ver la versión de James Whale y pensó: “¿Y si lo reimaginamos todo, desde una perspectiva nueva y radical?” Así nació The Bride!.
Reparto de lujo y un monstruo con cara conocida
La película cuenta con un reparto de escándalo. Jessie Buckley se pone en la piel (¿cosida?) de la nueva novia de Frankenstein, mientras que Christian Bale interpretará al mismísimo monstruo. Imagina esa intensidad en pantalla. Pero no acaba ahí: Penélope Cruz será Myrna, un personaje todavía envuelto en misterio, y Peter Sarsgaard dará vida a un detective que, por ahora, permanece sin nombre ni descripción.
Un clásico que marcó época y una secuela que quiere romperla
Para entender la revolución que supone The Bride!, conviene recordar de dónde venimos. La original, Bride of Frankenstein (1935), fue una de las joyas de la era dorada del terror universal. Dirigida por James Whale, con Boris Karloff como el monstruo y Elsa Lanchester como la novia, fue un éxito de crítica y público… a pesar de pasar por las manos censuradoras del temido Código Hays.
Pero aquella novia tenía poco protagonismo. Silenciosa, estática, un mero símbolo. Y ahí es donde Gyllenhaal pone el bisturí: esta vez la novia toma el control, no solo del relato, sino de su propia identidad. “¿Qué pasa si la criatura que revive no cabe en la caja que otros han creado para ella?”, se pregunta la directora.
Una criatura que ya no necesita permiso para existir
En esta nueva versión, la novia de Frankenstein deja de ser un experimento sin voz para convertirse en el eje emocional y narrativo de la historia. Interpretada por Jessie Buckley, la criatura no nace para complacer ni para completar a nadie, sino para descubrir quién es por sí misma. “Es una mujer que se rebela contra lo que se espera de ella”, apuntó la actriz en declaraciones recientes. Gyllenhaal, por su parte, utiliza esta figura icónica del terror clásico como un símbolo moderno de empoderamiento y ruptura de moldes.
Un estreno con aroma a evento
Gyllenhaal quiere que su criatura no solo grite, sino que cuestione, moleste, inspire y dinamite las normas. Algo así como una revolución cosida con hilos de electricidad.