Gavin O’Connor quería una historia seria y emocional con Deadshot como protagonista, pero el estudio tenía otros planes para la secuela de Suicide Squad
Pero, como tantas veces ocurre en Hollywood, todo cambió cuando llegó una nueva dirección al frente de DC. Walter Hamada, aunque no lo menciona por nombre, es señalado como el responsable de pedirle a O’Connor que transformara el guion en una comedia.
“Eso no es lo que he escrito, ni es el acuerdo que tenía con el estudio”, respondió el director, plantando cara a los nuevos jefazos. Según cuenta, la respuesta del ejecutivo fue tan simple como decepcionante: “¿Puedes hacer que sea una comedia?” A lo que O’Connor, lógicamente, dijo que no. “Supongo que no trabajaré más aquí”, recuerda que pensó en ese momento.
Y es que, aunque Suicide Squad (2016) recaudó más de 749 millones de dólares, la mayoría de los fans y la crítica la destrozaron por su tono inconsistente, decisiones de montaje polémicas y una historia poco inspirada. Desde entonces, David Ayer ha insistido en que la película que llegó a los cines no es su versión original, sino una alterada por el estudio tras la mala recepción de Batman v Superman.
¿Qué hubiera pasado con Deadshot como protagonista?
El enfoque de Gavin O’Connor prometía reivindicar al personaje de Will Smith, dándole un arco emocional más profundo, con peso dramático real. Aunque es cierto que The Suicide Squad de Gunn tuvo sus aciertos, muchos fans aún sienten que personajes como Deadshot o Katana merecían más desarrollo. La idea de enfrentarse a Black Adam, años antes de que Dwayne Johnson debutara en solitario, podría haber sido una jugada maestra para conectar franquicias… pero se quedó en el cajón.