Dado que en Vértice parecían estar cansándose de tener que cerrar algunas colecciones, al no disponer de suficiente material original para mantenerlas a flote, la idea de agrupar las aventuras de diferentes personajes en una sola cabecera parecía la solución más plausible, que es el motivo por el que los segundos volúmenes de títulos como el mencionado en el párrafo anterior o Super Héroes (1974 – 1980) eran una compra necesaria para todos aquellos seguidores que se hubieran quedado con ganas de más aventuras de sus personajes favoritos.
Por supuesto, algunas cabeceras continuaban al pie del cañón con el formato revista, como es el caso de Los Vengadores o Los Cuatro Fantásticos (ambas publicadas entre 1974 y 1980), en lo que a superhéroes se refiere; Escalofrío (1973 -1979), encargada del género del terror, y Relatos Salvajes (1974 – 1979), que se nutría de aventuras de Conan y otros títulos de ciencia ficción y fantasía, con sus últimas entregas dedicada exclusivamente a El Planeta de los Monos.
Sin embargo, el cambio de formato había hecho mella en Vértice, ya que la calidad del tipo de papel que utilizaban, tanto para las páginas como en el caso de las cubiertas, no contaban con la suficiente resistencia y se rompían con extrema facilidad, lo que hacía que la editorial añorase el formato de publicación del primer volumen. Por tanto, se tomó la determinación de eliminar la grapa y engomar los lomos, a fin de sacar al mercado un producto de mucha mayor integridad, aunque cierta cantidad de lectores de la época preferían el método anterior.
Este era el panorama editorial que Vértice tuvo que vivir en la década de los setenta, mientras que, en la parte oriental del mundo, las artes marciales habían logrado cobrar una fama internacional, algo que en Estados Unidos se notó gracias a las películas de Bruce Lee y a la serie de televisión Kung Fu (1972), dos productos que también contaron con muchos adeptos en nuestro país.
Con la intención de exprimir al máximo a la gallina de los huevos de oro, en Vértice, decidieron encargar a Rafael López Espí una ilustración del protagonista de la serie de televisión Kung–Fu, que apareció decorando las contraportadas de algunos cómics de la época, en la que se podía leer el siguiente eslogan:
KUNG-FU. Próxima salida. Otro éxito de nuestro sello. La marca de los “comics”. Una serie a escala mundial proyectada por todas las cadenas de T.V.
Aventuras de personajes como Shang-Chi, Los Hijos del Tigre o Puño de Hierro, magistralmente llevadas a cabo por grandes autores como Steve Englehart, Jim Starlin, Paul Gulacy y George Pérez, colocaron dicha cabecera en unos de los títulos más esperados por los lectores de Vértice de dicha época.
Como anécdota curiosa, merece la pena mencionar que los dos primeros ejemplares de dicha cabecera publicaron la misma historia de Shang-Chi, originalmente aparecida en la colección americana Special Marvel Edition nº 15 (1973), en la que se relataba su origen. El motivo de dicha repetición fue subsanar el error cometido en el primero de ellos, del que se habían saltado una página.
Parece evidente que las artes marciales fueron decisivas para el mundo de los cómics Vértice de los años setenta. No obstante, como el año que viene verá la luz la película Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos, lo más seguro es que Marvel aproveche el estreno de dicho filme para publicar material sobre el personaje, por lo que el año 2021 podría suponer el rebrote de la fiebre por los cómics de artes marciales.