Por ciencia ficción se entiende un género que relata sucesos hipotéticos desarrollados en una realidad imaginada, contando con una base pseudocientífica. Gran parte de este género trata aspectos de la robótica, la biología, la medicina, la física y las tecnologías.

Aunque, las matemáticas también son una ciencia. Y, como no podría ser de otro modo, tienen su pequeño cajoncito dentro de lo fantástico. No es difícil recordar películas sobre robots (Terminator, Matrix, Cyborg…), sobre biología y medicina (Gattaca, La cosa, Anatomía…), astronomía (Contacto, 2001: Una odisea en el espacio, Horizonte Final…), etc. Pero, ¿es posible imaginarse cine de ciencia ficción sobre matemáticas? La respuesta es: sí.

Repasando la historia de este género en la gran pantalla, podemos rescatar varias muestras. Pese a que pueda parecer que una película sobre matemáticas es aburrida, ejemplos como los siguientes nos adentran en este apasionante universo.

– A Daniel Pratt, topólogo, le ofrecen un inusual contrato. No consiste en realizar mediciones para una construcción, sino la localización de un vagón de metro que ha desaparecido inexplicablemente en el suburbano de Buenos Aires, con 30 personas en su interior. Conforme avanza en su investigación, Daniel descubre que el trazado del metro describe una cinta de Moebius. Este complejo argumento corresponde a Moebius, película argentina dirigida en 1996 por Gustavo Mosquera y basada en el relato A Subway Named Mobius, escrito en 1950 por Joseph Deutsch. Aunque el largometraje es un trabajo de fin de carrera de un grupo de alumnos universitarios, resulta ser una joya dentro del fantástico en general y de las matemáticas en particular.

– Si existe un número rodeado de misterio, ese es el 23. Walter, interpretado majestuosamente por Jim Carrey, recibe un libro como regalo el día de su cumpleaños. Su lectura le obsesiona, y el número 23 formará a partir de este momento el centro de su vida. El número 23, dirigida por Joel Schumacher en el año 2007, se mueve entre el suspense y la ciencia ficción, y nos sorprende con un protagonista al que no estamos acostumbrados a ver en este tipo de registros.

– Al más puro estilo Agata Christie, un grupo de personas son citadas en una casa apartada en plena noche. Pronto descubrirán que todos tienen algo en común y que, para salir con vida, tendrán que repasar sus apuntes de matemáticas. La habitación de Fermat es el debut en la dirección de Luis Piebrahita y Rodrigo Sopeña. Rodada en el año 2007, se trata de una de las mejores películas de ciencia ficción españolas de los últimos años.

– Los protagonistas de la siguiente película, encerrados en una estancia de perfecta simetría, deberán enfrentarse con la parte más letal de las matemáticas. No recuerdan cómo han llegado allí ni qué se quiere de ellos. Lo único que saben es que cada habitación consta de seis puertas. Cinco son trampas mortales, la restante lleva a otra habitación exactamente igual: están en un cubo. Para salir con vida deberán resolver la estructura matemática del complejo en que se hayan encerrados. Cube, dirigida en 1997 por Vincenzo Natali, se ha convertido, a pesar de su juventud, en uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción. Sus secuelas, Cube 2: Hypercube y Cube Zero no son reseñables.

– Varios estudiosos de la Torá y una poderosa empresa se interesan desmedidamente por los estudios de Maximilian, un matemático paranoico y aquejado de grandes migrañas. El número Pi parece encerrar más de lo que nos cuentan en el colegio. Pi, fe en el caos (1998) es la opera prima del director Darren Aronofsky, ganadora en siete festivales de cine fantástico (entre ellos, el de Málaga, en 1999, obteniendo una mención especial del jurado).

Aritmética, álgebra, cálculo… que también tienen su pedacito en la ciencia ficción. El cine matemático abre paso a una perspectiva no tan reconocida del género.

Escrito por P. Borrego