¿Cuál es el momento en el que un film o una saga consigue ser catalogada como obra maestra? El público es soberano y es el que mayormente decide esto, pero en ocasiones público y crítica se ponen de acuerdo. Algo así, ocurre con la película “Rocky“, film de 1976, que bajo la dirección de John G. Avildsen dio a conocer al actor Sylvester Stallone elevándolo a la fama y convirtiéndolo en uno de los mayores actores del cine de acción de la historia.
Y cuando decimos que es una película valorada tanto por crítica como por el público no exageramos pues en primer lugar en cuanto a crítica hemos de decir que la inmensa mayoría se rindieron al film, catalogándolo hoy por hoy como un clásico de obligado visionado. Por ejemplo, Roger Ebert del prestigioso Chicago Sun – Times concedió a “Rocky” cuatro estrellas de cuatro posibles y la cantidad de premios y nominaciones que obtuvo, como el Óscar a la mejor película, mejor director y mejor montaje así como siete nominaciones, entre ellas al mejor actor (Stallone), mejor actriz (Talia Shire) y mejor guion (Stallone), reflejan claramente que de lo que os voy a hablar es de una película que como comentábamos al principio, es catalogada como una obra de arte.
El caso es que decíamos que también la película es valorada por el público. Hay muchas ocasiones hoy en día que el público no tiene el mismo criterio que los críticos en cuanto a las películas, pero la extraordinaria respuesta que tuvo por la audiencia y los ciudadanos de a pie no fue algo que se quedó en esos años, en 1976 y 1977, cuando una película escrita en 3 días, rodada en 28 días y con un presupuesto de 1,1 millones de dólares consiguió una recaudación mundial de 225 millones de dólares (115 millones solo en EEUU), sino que hoy por hoy aun perdura la fiebre de Rocky, por la cantidad de fans que son movidos a adquirir productos relacionados con esta película y su saga, como figuras, colecciones en blu-ray y DVD y una gran cantidad de merchandising que hace las delicias de más de uno, entre los que me incluyo.
Y la verdad es que puede que no sea la persona más objetiva para hablar de esta película, pero lo voy a hacer porque cuando un film logra hacer que su visionado llegue a conseguir vivir su historia, emocionarte con ella y que el concepto “Rocky” no sea solo una película más sino un sentimiento, es porque esta película debe ser reseñada, visionada, adquirida y casi, me atrevería a decir, que también venerada.
La historia cuenta la vida de un boxeador de origen italiano afincado en Filadelfia, Rocky Balboa (del cual hicimos ya su biografía en La Casa de EL), a punto de entrar en la treintena, con pundonor, garra y que pone corazón a todo lo que hace, no solo a sus combates de tercera, sino también a sus intentos por conquistar al amor de su vida, Adrian (Adriana en varios países latinoamericanos), en sus tratos con la gente de su barrio en donde es ampliamente conocido e incluso en el gimnasio, donde a pesar de sentirse relegado por su mentor, Mickey, sigue entrenándose y partiéndose el cobre en cada uno de sus combates.
De este modo, refleja su sociabilidad cuando tras su último combate (combate con el que se inicia la película), va diciendo a todos y cada una de las personas del barrio con la que se encuentra, lo bien que estuvo y que tenían que haberlo visto; también refleja que centra todos sus esfuerzos en conquistar a Adrian, acudiendo cada día a la tienda de animales donde ella trabaja para comprar algún producto totalmente innecesario para sus tortugas, Gancho y Directo o para su pez Moby Dick y ensayando cada día un pésimo chiste para contar a su pretendida, la cual es sumamente tímida y, aparentemente, poco agraciada.
Sin embargo, para pagar las facturas, tiene que hacer de algo que él no es, en el trabajo que le da un prestamista llamado Gazzo, haciendo de matón para intimidar a aquellos que se retrasan en los pagos. Sin embargo, Rocky es demasiado noble para hacer daño a nadie y aunque desea hacer su trabajo del mejor modo posible, al igual que todo lo demás, él no se siente cómodo haciendo eso.
Rocky también tiene alguien a quien admira, el fallecido boxeador Rocky Marciano por un lado y, por otro a Apollo Creed, el campeón de los pesos pesados de boxeo, campeón indiscutible, pero sumamente arrogante y bocazas, sin embargo, Rocky no ve a un bocazas, sino a un gran deportista, deportista el cual dará la oportunidad a Rocky, un boxeador desconocido y de tercera a disputarle el título. ¿Cómo es esto posible? Pues el campeón necesita a un púgil en muy poco tiempo, tras la lesión del boxeador que iba a enfrentarse a él, sin embargo, nadie quiere enfrentarse al gran Apollo Creed con tan poco tiempo de preparación. De ahí que surja la idea de dar la oportunidad a un desconocido boxeador local y Apollo, elige a Rocky Balboa, seleccionado debido a que al campeón le llama la atención su apodo en el ring, “el potro italiano“.
A partir de aquí empiezan a surgir grandes momentos, como el acercamiento entre Rocky y Mickey, pupilo y entrenador, quienes tras una discusión acalorada llena de reproches, acaban fundiéndose en un abrazo que significará la aceptación de la colaboración mutua en busca del campeonato de los pesos pesados. Aquí se inicia un duro, a la vez que, en algunos momentos, original entrenamiento que hará las delicias de más de uno.
Además, también se podrá ver la relación con su amigo y a la vez hermano de Adrian, Paulie, borracho, egoísta y oportunista, pero de buen corazón, el cual le ayuda en su entrenamiento, intercediendo por él para que le presten en su lugar de trabajo, un sitio para entrenarse por su cuenta cuando no está con Mickey, dando puñetazos a la fría carne de vaca colgada de los ganchos en un extraordinario alarde de su fortaleza y pundonor como ya hablábamos anteriormente. Además Paulie también se dedica a darle la publicidad necesaria para que el cuerpo de entrenadores del campeón lo vean en los medios de comunicación y les entre el miedo en el cuerpo, aunque Apollo se muestre indiferente.
Por último, también veremos sus avances en su relación con Adrian, quien tras una frustrada cena de acción de gracias en casa de Paulie y Adrian tras una exagerada reacción de Paulie y un ataque de timidez y miedo de Adrian, consigan salir juntos en una primera cita al lugar donde Paulie les recomendó que fueran a patinar sobre hielo que es una actividad que a Adrian le entusiasma, aunque no lo parezca, aunque también es verdad que por su forma de ser, parece que no le entusiasmara nada. Tras esto, llegó el primer beso de la que a partir de ese momento sería la pareja de esta película y siguientes.
Tras el duro entrenamiento llegó el momento de la pelea. Con un Spectrum de Filadelfia a rebosar y tras contemplar la espectacular entrada del showman, Apollo Creed disfrazado del expresidente de EEUU, George Washington y del Tío Sam y ver el saludo que recibe de un boxeador de la talla de Joe Frazier, Rocky se prepara para la que será su mayor pelea. ¿O tal vez no? El resultado final de la misma no os lo descubriré, al menos, hasta que os reseñe la película que sucedería a “Rocky“, pero sí os adelantaré que tras la pelea se da la siguiente pequeña conversación entre ambos púgiles:
– No habrá revancha. No habrá revancha.
– No la necesito.
Para mi una gran historia la de esta película de 119 minutos que mereció ser contada, compartida y por todos nosotros visionadas. Ahora bien, ¿qué podemos decir de los actores. Pues es curioso cómo actores como Sylvester Stallone (Rocky) o Talia Shire (Adrian) son capaces de conseguir en un año un Razzie y en otro, como el que nos ocupa, una nominación al Oscar a la mejor interpretación. ¿Realmente realizaron una buena actuación? Bajo mi punto de vista y de la crítica en general, sí pero de eso hablaremos la semana que viene.
[xrr rating=5/5]