El “assassin” de la discordia. Tras una progresión que cada vez iba a más, la cual empezó con el espectáculo visual (que no jugable) de la primera entrega, que luego mejoró enormemente de manera argumental con la segunda, llegó La Hermandad. El público, que esperaba una tercera entrega, se encontró con que Ubisoft abandonaba la numeración y colocó un subtítulo a lo que en un principio parecía una expansión. Muchos pensábamos que sería un simple refrito con la intención de aprovechar el trabajo hecho en la segunda entrega, pero también fuimos muchos los que nos tuvimos que retractar y admitir que La Hermandad se convirtió en la mejor entrega de la saga, puliendo las pequeñas imperfecciones que tenía Assassin’s Creed 2 y aunque argumentalmente no estaba a la altura, lo compensaba con el carisma de sus villanos (la familia Borgia siempre dará para mucho en el tema de la ficción, visto lo visto) y dando más protagonismo a Desmond y su historia.
Por eso, cuando se anunció una nueva entrega sin numerar, subtitulada “Revelations”, los fans volvimos a encontrarnos con sentimientos divididos. Por un lado estaba la sensación de que Ezio estaba ya demasiado explotado y que poco más podía contarnos, viendo su maravillosa evolución durante las dos anteriores entregas. Sin embargo, era algo que podíamos perdonar si el juego sufría una evolución jugable del mismo modo que fue ocurriendo hasta el momento en la saga: si La Hermandad era un buen juego… ¿A dónde llegaría Revelations?
A un servidor se le pasaron las dudas tras ver el primer tráiler, como a muchos:
Finalmente el juego salió a la venta, con una edición coleccionista bastante espectacular y cuidada que incluía una enciclopedia totalmente localizada de toda la saga y de regalo para los usuarios de Playstation 3 la primera entrega (si bien hay sagas que son mas beneficiadas en Xbox 360 como Elder Scrolls, los juegos de los asesinos siempre han sido beneficiados en el sistema de Sony, ya sea mediante ediciones especiales o DLC’S exclusivos). Tras una pequeña introducción en la que nos explican la suerte de Desmond tras el impresionante final de La Hermandad, averiguamos que se encuentra atrapado en el Animus del mismo modo que le ocurrió en su día al Sujeto 16, y es precisamente este mismo, cuya consciencia se encuentra atrapada del mismo modo, el que nos explica que para poder salir del coma tenemos que encontrar un punto de la historia en el que el camino de Altaïr, Ezio y Desmond se cruzasen y crear así un nexo de sincronización, algo aparentemente imposible pero la única esperanza que nos queda para no morir atrapado en el Animus.
Nos remontamos pues al año 1512, con un Ezio ya mayor al cargo de la orden de los Asesinos, la cual tras los esfuerzos realizados durante La Hermandad se encuentra de nuevo en uno de sus mejores momentos, con varias delegaciones a lo largo de todo el Mediterráneo. Sin embargo, tras hallar unos escritos de su difunto padre, decide averiguar más sobre su antepasado Altaïr y sus últimos días. Para ello viaja a Masyaf para descubrir que ha sido tomada por los templarios, y que para entrar a la biblioteca del maestro asesino debe encontrar primero cinco llaves, las cuales se encuentran escondidas en Constantinopla.
Es precisamente la actual Estambul la ciudad en la que se desarrollará la mayor parte de la historia. Serán sus calles y su cultura nuestros principales anfitriones de este viaje, además de la aparición de personajes históricos como Piri Reis o Suleiman el magnífico (aunque lo conoceremos de joven).
Al final el juego resulta una pequeña decepción para los fans de la saga. Si bien técnicamente es impecable (y con un doblaje a nuestro idioma muy bueno) y argumentalmente interesante (aunque la supuesta “Revelación” a la que alude el título resulta ser bastante decepcionante), el juego transmite siempre una sensación de deja vú y cansancio, y no precisamente por el aspecto de Ezio (pues es impresionante cómo alguien de su edad se mueve y lucha del modo que lo hace). Constantinopla no tiene el encanto de Roma o Venecia, pues a pesar de ser otra ambientación, la sensación al moverse por sus calles muchas veces es la misma que en anteriores entregas de la saga. La jugabilidad se simplificó muchísimo, convirtiendo los combates en una sucesión de contrataques y las fases de escaladas sin reto alguno debido a la inclusión del gancho que permite a Ezio atajar grandes alturas y desplazarse por la ciudad en tirolina. Muchos de los elementos nuevos, como la creación de bombas, resultan anecdóticos ya que la escasa dificultad del juego en ningún momento te empuja a usarlas y terminas optando casi siempre por las mismas tácticas.
Al final, una vez finalizado el juego, y a pesar de estar emocionado por los eventos del final, te invade una sensación de que a pesar de tratarse de un buen juego, empieza a ser una fórmula cansada que necesita un cambio de aires. Por suerte el próximo 30 de octubre podremos ver si Ubisoft ha sido valiente y Assassin’s creed 3 resulta ser tan revolucionario como nos lo han ido vendiendo. ¿Estará Connor a la altura de sus antepasados? Como curiosidad, en la edición española la voz se la pondrá Iván Muelas, del cual podéis escuchar la entrevista que le realizamos hace unos meses aquí, en La Casa de El.