¡Atención! El siguiente artículo contiene algunos detalles de la trama del juego.
Hace cuatro años decidí dar una tercera oportunidad a un juego que tenía en la estantería cogiendo polvo, algo raro en mí ya que no soy lo que se dice un coleccionista, y normalmente si un juego ya me lo he pasado y no me interesa seguir exprimiéndolo, o simplemente no me ha gustado, lo vendo. Este juego era excepción por dos motivos: se trataba de uno de los juegos estrella de mi Xbox 360, aclamado por la crítica y los usuarios, y argumentalmente me interesaba por ser un fan de la ciencia ficción/ópera espacial. Supongo que muchos de vosotros ya os habréis imaginado que estoy hablando del primer Mass Effect.
No sé porque me costó tanto familiarizarme con la jugabilidad y el argumento, pero por suerte esa tercera vez seguí jugando sin parar, hasta verme atrapado por su fascinante ambientación y su emocionante historia. En pocos días me había terminado la historia principal y en poco más de una semana ya había exprimido el juego al 100%. Tal fue mi admiración por el juego que decidí que sería el primero en conseguir todos sus logros (durante los cinco años que tuve mi Xbox 360 tan sólo me molestaría en repetir la hazaña dos veces más: con Assassin’s Creed 2 y con Mass Effect 2).
Pocos meses después salió a la venta su segunda entrega y ya era un fan más de las aventuras del comandante Shepard. Me terminaría Mass Effect 2 en un tiempo récord a pesar del poco tiempo libre que tenía, y años después repetiría la hazaña terminando Mass Effect 3 en menos de una semana (todavía recuerdo con diversión la expresión de mi compañero Sedano cuando se lo expliqué).
La saga Mass Effect debe su popularidad y éxito a muchos factores, desde su ya mencionada historia a su calidad técnica, pasando por la cara promoción con la que contó a partir de su segunda entrega, gracias a la compra de Bioware por parte de EA. Sin embargo, lo que más me fascinaba era la posibilidad de tomar elecciones una y otra vez que realmente importaban. Soy consciente de que los jugadores de PC es algo a lo que están más familiarizados, pero para mí, que crecí rodeado de consolas conectadas al televisor, realmente suponía una evolución, una profundización a un elemento ya existente pero que no se terminaba de explotar lo suficiente. Los pocos juegos en los que podías decidir la suerte de tu personaje y sus compañeros estaban basados en decisiones anecdóticas o una serie de finales distintos a los que podías acceder cargando la partida en un punto determinado. En Mass Effect todo era distinto para mi, el ser un auténtico bastardo o el espíritu santo, un Ned Flanders o un Darth Vader.
Y la guinda del pastel era que esas decisiones importaban para siempre, a lo largo de tu viaje por los tres juegos de la saga. Si en el primer juego Wrex moría, en los siguientes tendrías que acudir a su hermano para ser ayudado. Si en el segundo juego noqueabas por sorpresa a la periodista con un puñetazo, esta se defendería en el tercero si lo intentabas de nuevo. Si, es cierto que el final no estuvo exento de polémica por la poca relevancia que tuvieron todas las decisiones, pero a lo largo de la tercera entrega las consecuencias de tus actos estaban ahí… y es algo que no comprendí hasta ahora.
Gracias al servicio Playstation+ he tenido la oportunidad de conseguir Mass Effect 3 para Playstation 3, y como evidentemente no había jugado a ninguna otra entrega en la consola de Sony quería aprovechar para averiguar qué es lo que ocurría en esos casos… y constantemente tengo la sensación de que a esos personajes no los conozco. El Shepard que controlo no ha seguido el mismo viaje ni tomado las decisiones que tomé en el pasado, por lo que me encuentro afrontando las consecuencias de decisiones ajenas. El primer disgusto me lo llevé cuando pude explorar la Normandía y leer el mural en el que aparecen los nombres de los personajes caídos en combate: Thane, Jack, Wrex… No sé si el juego es siempre el mismo o si las decisiones las genera aleatoriamente cada vez que inicias una partida nueva (a ver si alguien puede aclarárnoslo en los comentarios), pero lo que importa es que realmente me apenó ver a mis compañeros de aventuras muertos, y lo que es peor: ¿qué ocurrirá cuando el argumento los necesite?
La respuesta no tardó en llegar, y pronto me encomendaron la misión de rescatar a los alumnos de la academia Grissom, momento en el que en mi partida anterior Shepard se reencontraba con Jack, ahora profesora. Esta vez sin embargo su papel lo ocupaba un personaje sin carisma alguno ni importancia argumental, encargado de dirigir las escenas a su final, esta vez un poco amargo: el final perfecto en el que todo el mundo es salvado queda reservado para aquellos que han sido fieles a la saga.
La historia se repitió poco después, cuando nos piden la ayuda de los krogan. Esta vez, con Wrex muerto, tenemos que acudir a su hermano el cual nos pone la misma condición: curar la genofagia. Sin embargo Urdnot Wreav es mezquino, rencoroso y habla constantemente de venganza contra los turianos y los salarianos, y lo que es más importante: no es Wrex. Lo intenta, pero no lo consigue.
De momento he dejado de jugar, pues no me siento cómodo con esa partida. Es como si me hubieran puesto a vivir la vida de otra persona, por irónico que resulte decir eso hablando de un videojuego.