La semana pasada os hablé de “Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores”, una comedia dirigida y protagonizada por los Monty Python. Uno de los motivos que me empujó a reseñar una película tan antigua era precisamente el cómo sus bromas habían sobrevivido al paso del tiempo y a día de hoy todavía podemos encontrar referencias y guiños en muchas partes. Muchas memes de Internet y parte del vocabulario del friki se lo debemos a la obra de ese grupo de humoristas ingleses, aunque no fueron los únicos. Puede que muchos de vosotros ya lo sepáis, pero ahí fuera hay una obra que afirma conocer la respuesta a la gran pregunta de la humanidad. Por si alguien se lo está preguntando, es 42.
En 1978 Douglas Adams escribió para la emisora de radio BBC una radio-comedia titulada “Guía del Autoestopista Galáctico” (años más tarde contaría que la idea le vino repostando en una gasolinera al ver una guía auténtica para viajar a través de Europa). El programa fue un éxito, derivando en una serie de novelas, juegos y finalmente una película estrenada en el año 2005. La historia siempre ha sido la misma, con algunas variaciones en función del medio utilizado: Arthur Dent está preocupado porque el ayuntamiento pretende derribar su casa para construir una autopista. Sin embargo la misma mañana en la que los obreros se presentan con las excavadoras también acude Ford Prefect, su mejor amigo, para confesarle dos secretos: el primero es que en realidad es un extraterrestre de un planeta del Sistema Betelgeuse, el segundo es que la Tierra será destruida dentro de cinco minutos por una flota de vogones los cuales quieren construir una autopista galáctica a través del Sistema Solar.
Tras hacer autoestop consiguen colarse en una de las naves vogonas y salvarse en el último momento. La Tierra, por desgracia, no tiene tanta suerte, lo cual convierte a Arthur en el último humano de la galaxia, aunque por suerte para él Ford es el escritor de un libro titulado “Guía del autoestopista Galáctico”, el cual le ayudará con información de toda clase allá donde vaya.
Tal y como dije anteriormente la película se estrenó en 2005, aunque tras una producción larga y costosa (el proyecto empezó en 1999, y contaba en sus orígenes con guion del propio Douglas Adams, aunque tristemente falleció en 2001 sin llegar a ver su obra en la gran pantalla). Cuenta con un reparto a cargo de actores conocidos en todos los papeles, empezando con un Martin Freeman que probablemente ni se imaginaba que años más tarde sería el escogido para interpretar a Bilbo Bolsón en El Hobbit y que aquí realizó un trabajo correcto interpretando al sufrido Arthur Dent. Le siguen Zooey Deschanel en un papel discreto que tan solo puede considerarse como “la chica”, Mos Def como Ford Prefect y Sam Rockwell, un actor que tan pronto te sorprende con su actuación en Siete Psicópatas como te aburre con sus tics y titubeos en Iron Man 2. La película cuenta además con cameos de John Malkovich y Bill Nighy, el cual parece que debe estar en todas las comedias inglesas del siglo 21 (aunque su papel en la película que nos ocupa es discreto, siempre lo recordaremos por ser Billy Mack en Love Actually).
Sin embargo las estrellas del show que mas sonrisas arrancan son precisamente las tres máquinas de la historia: Marvin, el robot más inteligente de la galaxia y por lo tanto también el ser más depresivo y agobiado de la historia, amargado en todo momento y dispuesto a soltar comentarios sarcásticos y críticas a su propia existencia y a la de los demás en cuanto tiene la oportunidad (con la voz de Alan Rickman en la versión original). Eddie, el ordenador de la nave espacial en la que viajan los protagonistas programado para tener un carácter optimista y alegre en todo momento, incluso cuando les están apuntando con dos cabezas nucleares. Y no podemos olvidar a la propia Guía que da nombre a la película y autora de los mejores gags (si alguna vez os habéis tenido curiosidad por saber qué es lo que preguntaría una ballena si cobrara consciencia sobre si misma mientras cae desde una altura de ocho mil metros, tranquilos, ella tiene la respuesta).
Se trata de una película complicada y que no gustará a todo el mundo. Una historia que cuenta con un entorno con mucho potencial pero que se queda a medio gas y sin profundidad alguna, buscando más el momento que la estabilidad argumental, quizá por momentos demasiado extraña, rara, provocando que algunos no conecten con su humor. Pero si te divierte el clásico humor inglés que pusieron de moda los Monty Python hace años, esta película será capaz de arrancarte más de una carcajada, os lo aseguramos.