Una de las características habituales en los antagonistas o, en general, los personajes de las obras son los delirios de grandeza. En otros términos, el desear ser progresivamente más poderosos, populares y/o respetados. Este sentimiento se agrava todavía más cuando, sea cual fuere el motivo, el sujeto en cuestión está en una determinada posición de inferioridad en su vida diaria, lo que le crea cierto complejo y aviva todavía más dichos delirios.
El párrafo anterior define al antagonista central de ‘Übel Blatt’ en este y los sucesivos volúmenes: el noble e integrante de ‘los Siete Héroes’ Lebelont, quien hasta hace muy recientemente había vivido a la sombra de Glenn. Pese a que en un primer momento se le pueda suponer más débil que a este último a raíz de su menor carisma e importancia en el seno del imperio, lo cierto es que suple estas carencias con rapidez gracias a su gran poderío militar.
A modo de contextualización, Koïnzell, en aras de llevar a cabo su venganza contra ‘los Siete Héroes’ que mancillaron su nombre y el de sus compañeros en el pasado, mata al tercero de su lista, Glenn. Sumado a Schtemwölech y Barestar, únicamente le quedarían cuatro. Sin embargo, tanto por el hecho de cumplir una promesa pasada como para permitir estabilizar la ya inestable de por sí región gobernada por Lord Glenn, Jebr, acepta una suerte de tregua en su vendetta. Para su desgracia, sus enemigos no se quedan parados y un gigantesco ejército aparece sobre la región justo cuando parecía que se había pacificado. Esta aparición ponía fin al anterior tomo.
En la presente entrega, Shiono lleva a cabo un planteamiento radicalmente opuesto al del tomo número nueve: centrarse mayoritariamente en la acción y los combates. Pese a esto, el autor mide y controla notablemente bien los tiempos y deja una de las batallas más épicas que se han visto en la colección para el final del recopilatorio.
Más en detalle, el marqués Lebelont y sus abundantes tropas aterrizan en Jebr y dan a los clanes locales un ultimátum: quiere al rebelde asesino de héroes, esto es, a Koïnzell en diez días o el territorio será arrasado. En consecuencia, aunque los clanes de la región son conocidos por su afán guerrero, nada pueden hacer ante tal superioridad numérica y militar. Y es que el ejército de Lebelont es conocido por su crueldad, pues el marqués ha entrenado a su decena de hijos en este peculiar y despreciable arte. De este modo, sin tampoco mucha elección, los jefes de cada clan aceptan la petición y dedican día y noche a buscar al protagonista.
Al mismo tiempo, Koïnzell dedica su tiempo a visitar a la antigua familia de Kfer, una de las ‘Cuatro Lanzas de la Traición’, sus compañeros mancillados. Al enterarse de las horripilantes noticias, se apresura a dirigirse a la posición de Lebelont y sus tropas, aunque no resultará ni mucho menos sencillo llegar ahí a tiempo y de una pieza.
Finalmente, tras varios tomos en los que se insinuaba y después de un largo periodo de espera, asistimos al segundo enfrentamiento entre Ikfes, el caballero esclavo, y Koïnzell. Ciertamente, más que por el hecho de ser un combate visualmente atractivo y planificado, que efectivamente lo es, la gran diferencia o relevancia del mismo viene desde una vertiente más emocional.
Es cierto que era un giro argumental más que previsible y que ya se intuía dadas las pistas de volúmenes previos, pero, como es usual, predomina el ‘cómo’ al ‘qué’; y el guion está adecuadamente construido para ofrecer una de las escenas más emotivas en lo que llevamos de cabecera. Y hasta aquí puedo contar.
Globalmente hablando, en la totalidad del volumen se pone de manifiesto la peligrosidad de esos delirios de grandeza que comentaba anteriormente. Y es que una vez el villano logra su objetivo, hará lo imposible por mantener su posición, sin considerar ninguna clase de coste, sea este humano o material. Lebelont sigue ese patrón a la perfección, pero no por ello deja de resultar menos atractivo.
Respecto al dibujo, sí apreciamos cómo Shiono está mucho más habituado a los movimientos de Koïnzell y las batallas se siguen sustancialmente mejor que las de los primeros tomos, lo que resulta lógico por otra parte. Muy especialmente resaltan los movimientos de ‘las Alas Negras’ y, en general, todo el gran combate contra Ikfes. De hecho, es una de las características que más sobresalen en esta entrega: no tanto la espectacularidad de los combates sino cómo Shiono es capaz de darle un trasfondo y una emotividad importante. Por último, la edición es la habitual: Norma Editorial recopila el tomo número diez de la cabecera en un volumen rústica de 226 páginas, dos de ellas a color, a un precio recomendado de 8€.
En suma, calificaría esta entrega de ‘Übel Blatt’ como por encima de la media de la serie, que ya es mucho decir. Aunque es cierto que los tiempos están excesivamente medidos y que Shiono podría haberse soltado algo más en lo referente a no alargar tanto la espera para el gran enfrentamiento, es obvio que este no decepciona el absoluto. Por ello, se le ha de dar bastante crédito.
Etorouji Shiono nació en Japón en 1976 y debutó en el año 2003. Antes de lanzar ‘Übel Blatt’ para ‘Square Enix’, obra que catapultó su carrera, realizó dos capítulos únicos o ‘one-shots’ (‘Existencia Extra’ y ‘Séis’) y llevó a cabo una cabecera de dos tomos llamada ‘Sangre Rota’. Sus aficiones son la fotografía y los viajes.
[note]Übel Blatt 10
¡EL CABALLERO ESCLAVO IKFES Y KÓINZELL LIBRAN OTRO COMBATE FEROZ!
Köinzell, enardecido por combatir con un espadachín de su misma escuela, se entera de una verdad sorprendente. ¡Ikfes es el hijo de su íntimo amigo Kfer![/note]