La vida de Ezio Auditore prometía ser muy distinta. Hijo de una familia noble, enamorado, feliz… Nació en Florencia en el año 1459, como segundo hijo de Giovanni y María Auditore y hasta los diecisiete años de edad, disfrutó de una vida llena de comodidades. Sin embargo los templarios decidieron acabar con su familia acusándolos con falsos cargos y siendo capturados su padre y sus dos hermanos. Ezio, que se encontraba fuera haciendo unos recados para su padre, pudo escapar junto a su madre y su hermana, y tras esconderlas en un refugio fue a visitar a su padre a la cárcel en busca de respuestas, y este le informó de una cámara secreta en su despacho, en la que descubriría unas notas junto a unas armas y un traje. Le ordenó que entregara las notas a un amigo suyo, Uberto Alberti, para demostrar su inocencia, pero ambos desconocían que este trabajaba para los templarios y tras hacerse con las notas que un ingenuo Ezio le llevó en la oscuridad de la noche, destruyó toda prueba de la inocencia de Giovanni y su familia, y al día siguiente fueron ejecutados en la Plaza de la Señoría.
Tras un breve entrenamiento, Ezio se cobró la venganza contra Alberti, aunque con sus últimas palabras se disculpó y afirmó ser un simple peón que obedecía órdenes de los templarios. Ezio, confuso y en estado de shock tras el desastre en el que se había convertido su vida en menos de 48 horas, con un hombre muerto a sus pies, se levantó y gritó al pueblo de Florencia:
“¡Los Auditore no están muertos! ¡Sigo aquí! ¡Yo, Ezio Auditore!”
Buscado por los templarios y la guardia de la ciudad, tuvo que abandonar Florencia junto a lo que quedaba de su familia, aunque durante una emboscada de los templarios durante el viaje, su tío Mario acudió en su rescate y llevó a la familia Auditore a Monteriggioni. Allí fue entrenado al mismo tiempo que educado sobre las verdaderas raíces de su familia: era un Asesino, y desde hace siglos sus antepasados siempre han luchado contra los templarios y era el momento de aceptar su destino enfrentándose a los conspiradores que llevaron a la desgracia a su familia.
Durante los años siguientes prosiguió su búsqueda de justicia, escalando en la jerarquía de los templarios desde pequeños comandantes como la familia Pazzi, Emilio y Marco Barbarigo, Carlo Grimaldi, los hermanos Orsi… hasta llegar al maestre templario, conocido solamente como “El español”. Viajando por las principales ciudades italianas del renacimiento como Florencia, Venecia o Roma, conoció a grandes personajes que con el tiempo pasarían a formar parte de las páginas de la historia de la humanidad: Caterina Sforza, Nicolás de Maquiavelo, Copérnico, Cristóbal Colón o Leonardo Da Vinci, uno de sus principales aliados y un gran amigo, que le ayudó en numerosas ocasiones con muchos de sus inventos.
Finalmente en 1488 Ezio consiguió la información de que los templarios estaban transportando una mercancía poco usual desde Chipre, por lo que disfrazado de guardia templario interceptó la carga y se dispuso a enfrentarse finalmente al maestre templario y responsable de la orden de asesinato de su padre y sus hermanos. Se trataba de Rodrigo Borgia, un noble español, y la mercancía que transportaban los templarios era un Fruto del Edén. Tras un enfrentamiento en el que poco a poco fue perdiendo terreno, recibió la inesperada ayuda de su tío y el resto de la hermandad de asesinos que le ayudó durante todos esos años. Rodrigo Borgia escapó, pero solo fue una victoria temporal para los templarios: Ezio Auditore pasó a formar parte de la Hermandad de los asesinos de manera formal, y con el Fruto del Edén en su poder se dispuso a preparar el asalto final contra los templarios.
En 1499 Ezio y los asesinos atacaron el Vaticano en busca de Rodrigo Borgia, el cual había sido nombrado Papa bajo el nombre de Alejandro VI, con la intención de hacerse con el Cetro del Edén y permanecer cerca de la cripta, pues se creía el elegido de una antigua profecía en la que Dios se manifestaría ante él. Sin embargo tras una batalla con Ezio ambos descubrieron que el asesino era el verdadero elegido, y tras derrotar a Rodrigo entró en la cripta, donde una representación de un miembro de La primera civilización le habló de una amenaza inminente, aunque afirmando que el mensaje no era para él, si no para un tal Desmond que no estaba presente. Confuso, abandonó el Vaticano perdonando la vida a Rodrigo Borgia.
No todos los asesinos estuvieron de acuerdo con Ezio con su decisión de perdonar la vida al Papa, algo de lo que incluso el propio Ezio dudó cuando el hijo de Rodrigo, César Borgia, atacó Monteriggioni robando así el Fruto del Edén y matando a Mario Auditore. Tras curarse de sus heridas Ezio se dirigió a Roma, esta vez a liberarla del control de los Borgia, y a restaurar la Hermandad de los asesinos reclutando a nuevos miembros y abriendo delegaciones en otras ciudades del Mediterráneo. Durante tres años no cesó en su empeño, aprovechando cada intento para acercarse a César y su familia e ir dándoles caza. Finalmente en 1503 Ezio atacó el castillo de San Ángelo, solo para ver como César mataba a su propio padre con una manzana envenenada. César huyó, pero Ezio recuperó con ello el control de Roma y más importante aún, el Fruto del Edén. Durante años Ezio persiguió a su enemigo por toda Europa hasta dar con él en 1507 en Viana. Tras una dura batalla finalmente el último miembro de la familia Borgia cayó y la familia Auditore consiguió su venganza.
Cuatro años después de derrotar a los Borgia Ezio viajó a Masyaf en busca de sabiduría, pero descubrió que estaba tomado por un grupo de templarios bizantinos. Aunque consiguió escapar a duras penas, descubrió que la biblioteca de Altaïr, su antepasado, estaba cerrada con cinco llaves, las cuales los hermanos Polo escondieron en Constantinopla. Viajó a la capital del imperio bizantino y con la ayuda de un joven Suleimán, que con los años se convertiría en El Magnifico, y de Sofía Sartor, una veneciana que poseía una librería en Constantinopla, se enfrentó a los templarios bizantinos y recuperó las cinco llaves de la biblioteca de Masyaf. Tras derrotar a Ahmed, actual maestre templario tras la caída de los Borgia, viajó junto a Sofía, hacia la cual empezaba a sentir un profundo afecto, y entró en la biblioteca de Altaïr. Dentro encontró los restos de su antepasado junto a un Fragmento del Edén, así como otro mensaje para Desmond de boca de otro miembro de La primera civilización. Una vez terminado el mensaje, comprendiendo que no era más que un simple mensajero y que su destino ya se había cumplido, dejó el Fruto del Edén y su hoja oculta y se despidió afablemente de Desmond con un abrazo.
Pasó los últimos años de su vida en una villa de La Toscana junto a Sofía y sus dos hijos, Flavia y Marcello.
Hemos podido ver a Ezio en los juegos de la saga Assassin’s Creed 2, La Hermandad, Revelations y Discovery, y además fue un personaje seleccionable en el juego de lucha Soul Calibur 5. No hay planes inmediatos para su aparición en el cine, aunque si la adaptación de la saga que se está preparando tiene éxito sin duda contará con su propia película. De momento podemos verlo en el corto Embers, en el que se recrea los últimos días de su vida junto a su familia.