– No habrá revancha. No habrá revancha.
– No la necesito.
Si recordáis, estas fueron las palabras que se cruzaron los púgiles Apollo Creed y Rocky Balboa al acabar el combate entre ambos como ya os comentamos en la reseña de la primera de las películas. Visto lo visto, es evidente que sí hubo revancha y que Rocky acabó necesitándolo, pues, a pesar de que no os dijera claramente el resultado final del combate entre ambos púgiles en la primera de las películas de 1976, posiblemente todos hayáis adivinado que finalmente fue Apollo quien retuvo el título de campeón a los puntos por decisión de los jueces. Sin embargo, lo que ahora queremos es dejar atrás la primera de las películas y centrarnos en “Rocky II“, película de 1979 en donde Rocky tendrá que lidiar con diversos problemas laborales que le complicaban la manutención de la familia, además de seguir con su relación con Adrian y la oportunidad de un nuevo combate por el título de los pesos pesados. Sin más demora, comenzaré a narrar con lo que nos encontraremos en “Rocky II“.
Tras el épico combate en el que se enfrentaron Rocky y Apollo, ambos púgiles se encuentran en el mismo hospital y Creed, herido en su orgullo, hace una de “donde dije digo, digo Diego”, pues desde su silla de ruedas se pone a gritar a los cuatro vientos que podrá derrotarle cuando y donde quiera y que lo que Rocky ha tenido aguantándole los 15 asaltos ha sido suerte. Con todo, Rocky se siente satisfecho tras saber que Apollo se había empleado a fondo en su combate y que había aguantado como un campeón de corazón aunque no se hiciera efectiva la condición de “campeón” por parte de los jueces.
El caso es que Rocky se ha hecho famosete y además de la bolsa que se ha llevado con el combate, parece ser que va a conseguir un dinero extra con la que podría llegar a resultar una prometedora carrera en el mundo de la publicidad, así que Rocky lleva a Adrian al zoo para preguntar a esta qué tiene que hacer durante los próximos 40 o 50 años y si no le importaría mucho casarse con él. Rocky como siempre tan peculiar incluso para pedir matrimonio. Evidentemente Adrian decide que no tiene nada mejor que hacer y se casan en una boda sumamente íntima.
El tema es que Rocky es muy impulsivo y parece ser que todo lo que ve, se le antoja, por lo que empieza a gastar sin control (en este dato es en lo poco que el que aquí escribe, se parece al Señor Balboa); que si un coche, relojes de oro, ropa, vivienda, etc., amparándose en el dinero que había ganado en el combate y a su futura carrera publicitaria. Sin embargo, los que “conocemos” a Rocky sabemos que aunque su sencillez y sus discursitos pueden llegar a la “patata”, la verdad es que habla muy atropelladamente y la locuacidad no es que sea su fuerte. Además de esto, tiene grandes deficiencias en cuanto a la lectura por lo que digamos que no consiguió el “éxito esperado” como actor de publicidad.
A todo esto hemos de añadirle una buena noticia, a saber, Adrian y Rocky van a ser papás. Claro está, el problema es que ha habido muchos gastos y el dinero se acaba por lo que comienza Rocky a buscar trabajo sin éxito. Todo ello le hace llegar a plantearse volver a boxear pero Mickey le hace ver que no está en condiciones para volver a boxear pues su ojo ha quedado muy tocado tras el combate con Apollo.
Por otra parte, se ve a un Apollo Creed sumamente herido en su orgullo. Muchos son los que dicen que su combate fue amañado, que era una vergüenza para sus seguidores e incluso hay quienes dicen que le salvó la campana (yo también soy de los que cree eso). Esto hace que quiera demostrar a la gente y a sí mismo (posiblemente más a sí mismo que a la gente) que están equivocados y puede vencer sin problemas al potro italiano. Sin embargo, ante la negativa de Rocky de volver a pelear, comienza una dura campaña para apretar las tuercas de Balboa y que vuelva a boxear. En un principio, se ve que a Rocky le duele aunque intente disimularlo, pero se resiste a entrar al trapo pero finalmente tanto a él como a Mickey les toca la fibra sensible y aceptan la nueva pelea de revancha en donde Apollo se volverá a jugar el título y de nuevo en el Spectrum de Filadelfia, como muy bien dice Rocky, a tan solo 10 minutos andando de su casa.
El problema es que Rocky empieza el entrenamiento sumamente peculiar una vez más (en esta ocasión, atención al ejercicio de la gallina) pero no se siente motivado, está perdido, sin ánimo y no da pie con bola. ¿La razón? Pues porque Adrian está preocupada por su marido, siente miedo de que se lesione de por vida o llegue a quedarse ciego del ojo lesionado y su preocupación y desánimo se lo transmite a Rocky. Para colmo, debido al esfuerzo que Adrian está realizando al trabajar de nuevo en la pajarería para ayudar en la frágil economía familiar, su hijo nace prematuramente y debido a los esfuerzos realizados en su empleo, pierde mucha sangre y entra en coma.
Tras esto, Rocky se siente hundido y se pasa todo el día junto a su mujer en el hospital y a la noche en la capilla rezando y meditando en compañía de Mickey que sabe que de seguir así, Rocky se va a estrellar con todo el equipo en su combate contra Apollo, pero sabe que su pupilo es sobre todo, su amigo o incluso un hijo y decide que si Rocky se estrella, él también lo hará pues están en la misma nave y le hace compañía día y noche hasta que por fin Adrian se despierta, conocen a su hijo y Adrian le pide su esposo algo al oído que le otorga la motivación que necesita para ponerse las pilas antes de la pelea. Le dice un simple: “Gana“, que hace que su entrenamiento comience a dar sus frutos, dándonos una escena que posiblemente sea una de las mejores y más recordadas de Rocky, a saber, la carrera de Rocky por Filadelfia hasta las míticas escaleras del Museo siguiéndole media población infantil de la ciudad.
El caso es que llegó el momento del combate y una vez más resultó ser épico. El público estaba entregado con el potro italiano y si en el primer combate recibió de lo lindo, en este le llueven puñetazos a Rocky por todos los lados, lo que demuestra que es un excelente encajador y que aguanta todo lo que le echen. ¿El resultado final? Una vez más os dejaré con la intriga para no fastidiaros el final y tendréis que estar atentos para saber lo que pasó en la siguiente reseña de Rocky III. Solo os diré que todo se decidirá en un segundo.
En cuanto a los actores, no me extenderé mucho a comentar sobre su actuación, pues estuvieron en la misma línea que en la primera película. Únicamente he de destacar que Talia Shire ya no hace de la chica de tan pocas palabras que hacía en “Rocky I” y se empieza a vislumbrar un poco más el carácter que veremos en Adrian. También destacar que se empieza a ver que el papel de Tony Burton (Duke) tendrá cada vez más protagonismo. Además veremos un cambio de imagen (mucho más delgado) y carácter (más sobrio y menos amargado) en Paulie, el cual Burt Young ha sabido plasmar excelentemente. Otro papel destacable es el de Carl Weathers que a pesar de seguir transmitiendo el carácter arrogante y chulesco de Apollo, en esta ocasión se le ve con más miedo, más comedido y sin parafernalias como las que hizo en su primer combate aunque no dejando que esto se le notara demasiado. Sin duda Weathers ha sabido transmitir a la perfección este cambio en su personaje. Evidentemente las interpretaciones de Burgess Meredith y Sylvester Stallone son colosales y se adaptan perfectamente a sus personajes con un Mickey que es todo carácter y con un Rocky centrado en su familia y con su absurdo pero hilarante sentido del humor.
Sin duda la saga no había hecho más que empezar, así que os ruego la máxima atención a La Casa de EL para que podamos seguir disfrutando de las demás entregas de las cuales, os seguiremos hablando.
[xrr rating=5/5]